El próximo año todo el planeta recordará la figura y la obra del pintor francés Paul Cézanne al cumplirse el centenario de su muerte. A pesar de ser considerado el propulsor del arte moderno fue un artista que trabajó en soledad, tuvo pocos amigos, desconfió de los críticos y no solía exponer su obra al público.
Todo estaba preparado. Ya había gente en las calles. Niños correteando emocionados; sabios que llevaban años esperando la ocasión y pretendían que la luz del sol, que no les inspira el resto del año, lo hiciera en ese momento y consigan alcanzar a entender el fenómeno, románticos empedernidos que buscarían causas mágicas, soñadores, sentimentales, simples curiosos que solo querían poder comentarlo después.
Aquel día me levanté, me vestí y me fui al instituto como todos los días. No era nada raro que bajara con prisas y que siempre fuera con la hora pegada. Cuando llegué no había nadie y por lo tanto pensé que llegaba tarde. Entré apresuradamente, pero de pronto… ¡ZAS! Un golpe me dio en la cabeza y me desmayé.
Mi nacimiento fue inesperado. Yo estaba pensando en las cosas en las que puede pensar alguien que todavía no ha nacido cuando, de repente, la temperatura cambió bruscamente y la luz deslumbró mis grandes ojos. Pude observar por primera vez mi cuerpo porque, la verdad, en aquel pequeño lugar donde había estado hasta ahora no se veía nada.
Barbie, la muñeca más famosa del mundo, ha sobrepasado la barrera de los 40, pero mantiene la apariencia de una veinteañera. A lo largo de estos años ha sido médico, astronauta, veterinaria, ejecutiva, rockera y surfista, por lo que nadie duda de su versatilidad y de su capacidad de estar siempre a la moda. Su adaptabilidad a los cambios de época han hecho de ella todo un clásico.
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