Todo estaba
preparado. Ya había gente en las calles. Niños
correteando emocionados; sabios que llevaban años
esperando la ocasión y pretendían que
la luz del sol, que no les inspira el resto del año,
lo hiciera en ese momento y consigan alcanzar a entender
el fenómeno; románticos empedernidos
que buscarían causas mágicas;, soñadores;
sentimentales; simples curiosos que sólo querían
poder comentarlo después. El rumor nervioso
que se oía era cada vez mayor y en cuestión
de instantes acabarían saliendo todos.
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Eclipse anular
de sol del 3 de octubre de 2005 |
Él también estaba nervioso,
pero por otro motivo. Frente al espejo, humedeciéndose
la cara, trataba de recuperar la frialdad. Todo dependía
de él. Treinta hombres esperaban su señal.
Aquella tarde la campana sonaría antes pero
nadie se daría cuenta. Lo habían estado
preparando desde que el viejo brujo, que siempre lo
sabía todo sólo con mirar al cielo,
anunció que aquel día volvería
a ocurrir.
En el momento en el que todo el pueblo en la calle
observara maravillado el cielo, él tocaría
la campana. Cuando los treinta hombres oyeran la señal
entrarían en las casas y robarían todos
los objetos de valor. Luego repartirían lo
saqueado. A él, que lo había planeado
todo, le tocaría una parte mayor. Lo suficiente
para poder marcharse sin problemas.
Recordó el cosquilleo en el estómago
que sintió cuando el viejo hizo su anuncio.
Automáticamente, como si sólo sirviera
para maquinar el mal, encontró la oportunidad
perfecta. Demasiado tentadora. Demasiado fácil.
No fallaría nada, era sencillo, sin fisuras.
Cuando la gente regresara, fascinada, a sus casas
y se llevaran la desagradable sorpresa él ya
estaría lejos, muy lejos de allí. Y
lo tendría todo.
Salió a la calle, era un día cálido.
La gente hablaba sin parar, sonreía. El viejo,
sentado en una silla a la puerta de su casa, callaba
religiosamente ante las preguntas de los estudiosos
que habían venido de pueblos muy lejanos, para
conversar con él, para encontrar respuestas.
Algunos decían que callaba porque no conocía
el motivo del acontecimiento, otros que callaba porque
era cruel, otros que era simplemente un loco. Pero
el viejo, a veces, miraba al cielo y sonreía.
Él fue hacia donde se encontraba la campana.
La campana que activaría el plan y le cubriría
de riquezas. Fue entonces cuando el rumor se apagó
por completo. Y por un momento no se oyó nada.
Miró al cielo, en busca del momento adecuado.
Algo extraño ocurría con el sol. Una
parte de él desaparecía, tan lentamente
que parecía que el tiempo se hubiera parado,
y adquiría la forma que tiene algunas noches
la luna.
Se encontró preguntándose,
como los demás, qué estaba ocurriendo
allí arriba. Luego pensó en el largo
tiempo que había estado esperando aquel momento.
Allí, con los pies pegados al suelo. Y no pudo
dejar de mirarlo. Desaparecía lentamente, como
absorbido por el cielo. Y el día se apagaba.
Lo esperaban treinta hombres y las riquezas desamparadas
de más de sesenta casas. Y el sol se desvanecía
cada vez un poco más. La gente, con ojos soñadores,
miraba hacia arriba con la boca abierta, y se dio
cuenta que él también la tenía
abierta como ellos. Se preguntó qué
había arriba, si era solo la broma de algún
dios, por qué se escondía el sol y a
dónde iba, por qué se sentía
como si el mundo fuera entonces más insólito
y más infinito, como si él mismo lo
fuera. La calle estaba ya casi a oscuras y el tiempo
pasaba. Y el sol y la luna, si es que era la luna,
jugaban. Treinta hombres acechando en las sombras
de treinta casas, esperaban una señal. Pero
la campana no sonó.
ECLIPSES
Departamento de Física
del IES Santa Cruz de Castañeda.
El día 3 de octubre se 2005 asistimos a un
hecho muy interesante: un eclipse de Sol, que en algunas
zonas de España fue anular. Hasta el 2026 no
podremos ver en España uno total.
Para que se produzca un eclipse, el tamaño
aparente de la luna debe ser igual al del sol, encontrarse
en luna nueva y alinearse entre la tierra y el sol
al cruzarse las órbitas que tienen distinta
inclinación. Como la órbita de la luna
es elíptica y no circular, si la luna está
más cerca de la tierra en el momento del eclipse,
éste se verá anular, mientras que si
se encuentra algo más lejos, el eclipse será
total.
Los físicos pueden predecir con mucha precisión
el día y el lugar desde donde se podrán
ver los eclipses. Ya en la antigüedad, Tales
de Mileto predijo un eclipse total y gracias al eclipse
total de 1919 se pudo probar experimentalmente la
teoría de la relatividad de Einstein al ver
la variación en la posición aparente
de las estrellas cuando se interponen en el camino
de su luz una gran masa como es el sol que es capaz
de curvar la trayectoria de la luz.
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