Aprender los adjetivos puede ser una tarea divertida
si escribimos un relato. Marina cuenta con ellos la
historia de un misterioso acontecimiento ocurrido
en clase.
Querido diario:
Hoy ha ocurrido en nuestra clase un hecho muy
extraño. Mientras dábamos la clase
de Lengua con normalidad, la pizarra digital
ha proyectado una luz penetrante y tras un
chispazo espeluznante se ha apagado. Todos
nosotros nos quedamos sorprendidos ante lo
ocurrido pero a la vez atemorizados... ¿Quién
podría haber saboteado la pizarra digital?
En nuestras miradas se podía percibir un brillo
de duda y sospecha, y lo peor fue que dudábamos
unos de otros. Tras unos minutos en el más
sumo silencio nuestra profesora de lengua prosiguió
con la clase como si nada hubiera pasado, ella no
dio importancia a la situación y eso nos hizo
dudar
En el recreo pronto se difundió la rara
noticia. Todos los alumnos comentaban dicha situación.
A ningún miembro de la clase se le ocurría
ninguna idea brillante hasta que todos nos
pusimos de acuerdo en hacer una cuidadosa investigación.
En los breves descansos entre las clases analizábamos
detenidamente los cables y el mando del proyector.
Así fueron pasando los interminables
días sin poder utilizar la pizarra digital.
Un caluroso día, el padre de Manuel,
policía de la localidad, observó unas
sospechosas huellas dactilares en el
mando de la saboteada pizarra. Tras mirarlas
y remirarlas detenidamente llegó a la conclusión
de que la sospechosa profesora de Lengua, aquella
que no quiso dar importancia al asunto, era la culpable.

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