Inmaculada
Valencia tiene una extensa trayectoria profesional
en materia comunitaria. Fue directora de la Oficina
del Gobierno de Cantabria en Bruselas desde 1998 y
durante este periodo encabezó la representación
del Ejecutivo regional ante la Unión Europea.
Letrada de profesión y con un máster
en derecho medioambiental, es la directora de Economía
y Asuntos Europeos desde enero de 2012.
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La directora general de Economía y Asuntos
Europeos, Inmaculada Valencia, respondió
a todas las preguntas de nuestra reportera Clara
Fernández. |
Pregunta.- ¿En qué
consiste ser la directora de Economía y Asuntos
Europeos?
Respuesta.- La labor que realizamos
aquí es básicamente la de fomentar las
relaciones de la comunidad autónoma con la
Unión Europea. Por un lado ¿por qué
nos llamamos Dirección General de Economía?
Porque se gestiona un fondo europeo con el que se
financian muchos proyectos en Cantabria. Es lo que
llamamos el FEDER. El Fondo Europeo de Desarrollo
Regional. La labor de gestión de ese fondo
se desarrolla en la Dirección General de Economía.
Por otro lado, también es Dirección
General de Economía y Asuntos Europeos. Aquí
registramos todas las ayudas que se conceden en Cantabria.
Ni las regiones ni estados tienen libertad para hacer
lo que quieren. Existen unas reglas establecidas a
nivel europeo y nosotros en Cantabria somos quienes
notificamos de alguna manera esas ayudas para ver
si lo que se hace en Cantabria es correcto. Y la tercera
parte, la más visible, es de Asuntos Europeos.
Son las campañas de comunicación y acercamiento
de la Unión Europea, de todos los temas de
interés como educación y sanidad, política
empresarial, agrícola y regional... organizar
todo tipo de actividades para comunicárselas
al ciudadano; que los chicos sepan qué ofrece
la UE. Recientemente hemos convocado el concurso Objetivo
Europa para invitar a los jóvenes a reflexionar
sobre la ciudadanía europea. Hace unas semanas
organizamos junto a la Dirección General de
Empleo unas jornadas sobre trabajar en Europa y qué
tipos de oportunidades ofrece la UE. Finalmente, también
asume la representación de Cantabria en la
UE. En Bruselas hay una oficina de Cantabria que representa
a Cantabria en la UE y que yo he dirigido durante
años.
P.- ¿Cuánto tiempo
lleva ocupando dicho cargo y cuáles han sido
sus logros en este tiempo?
R.- El cargo de directora de Economía
y Asuntos Europeos lo ocupo desde enero de 2012, es
relativamente reciente. Y logros... yo diría
que estamos haciendo muchas campañas diversificadas,
llegando a públicos muy diferentes y colaboramos
para ello con otras direcciones generales para poner
en clave europea todo lo que esas direcciones generales
hacen. Pienso en el tema de la energía, el
transporte o el empleo y la educación. Tratamos
de ser una dirección general que colabore con
el resto de las direcciones generales del Gobierno
para que en todas esas actuaciones podamos ofrecer
una perspectiva europea.
P.- En esta entrevista
me gustaría hablar de China. El país
asiático ocupa el primer puesto entre los países
emergentes que están conquistando la economía
mundial compitiendo con las potencias mundiales tradicionales
como EEUU y la
UE. Dadas las circunstancias se hace necesario convertir
a China en un aliado, para lo cual es preciso adoptar
el cumplimiento de unas exigencias mínimas
de calidad en los productos y servicios en defensa
de las políticas de protección a los
consumidores arraigadas ya en el territorio europeo.
¿Podría hablarnos un poco acerca de
las relaciones económicas que la UE y China
han mantenido en el pasado y cómo han ido evolucionando
hasta la actualidad?
R.- Recientemente se está
negociando un acuerdo para regular las relaciones
comerciales entre la UE y China. Lo primero que tienes
que tener claro es que la política de relaciones
comerciales de la UE es una política europea.
Ahora con China negocia la UE en nombre de todos los
estados miembros. ¿Cuáles son los retos?
Primero, China es un gigante mundial en este momento
y a cualquier país le interesa que haya unos
acuerdos comerciales con reglas claras entre lo que
debe ser el comercio. Somos conscientes de que las
reglas internas que existen en la UE son muy diferentes
a las reglas que existen en un país como China
y ése es el gran reto de estas negociaciones.
Decirle a países como China que si tenemos
unos estándares de producción que pasan
por el respeto al medio ambiente, cláusulas
sociales... Tenemos que exigir una reciprocidad en
las relaciones o podemos asistir a fenómenos
de dumping social o productos que no respetan criterios
medioambientales. Yo creo que el gran reto de la UE
en el marco de las relaciones comerciales con China
es hacer valer nuestras reglas internas, lo cual es
muy complicado, porque evidentemente la UE tiene capacidad
para hacer valer esas reglas internas cara a los estados
que deciden formar parte de la UE pero cara a los
estados como China o Brasil o países del norte
de África hay que llevar a cabo unas negociaciones
muy complicadas. De eso se ocupa la Comisión
Europea.
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La directora general de Economía y Asuntos
Europeos nos explicó en qué consistía
su trabajo. |
P.-¿Cómo puede afectar
el dumping o competencia desleal a la economía
europea?
R.- De manera muy negativa. La UE
no puede competir con China bajando los costes sociales,
o no podemos competir renunciando a nuestros estándares
medioambientales y producir a cualquier precio. Ése
es el gran desafío que hay en unas relaciones
comerciales con China. Nosotros no bajamos nuestros
estándares. Son ustedes los que tienen que
subirlos, pero eso es muy complicado. China es un
gran país pero su modelo de democracia interna
está bastante alejado de nuestro modelo de
democracia en la UE.
P.- ¿Podría sentirse
amenazada económicamente la UE ahora que China
la supera económicamente?
R.- Los países de la UE se
tienen que dar cuenta de que solos no pueden competir
en este contexto con EEUU, China, Brasil o India;
países que por sí solos tienen la población
de varios estados de la UE. Lo primero sobre lo que
hay que reflexionar es que la UE tiene que estar cada
vez más cohesionada, con una política
comercial exterior única y clara, una política
energética exterior única. Y sólo
así podremos ser alguien en la escena internacional.
Si no lo hacemos de esta manera, ni Alemania ni Francia
por separado ni España van a poder competir
con países de la envergadura de China o EEUU.
Por lo tanto, cada vez tenemos que ser más
Europa, que de cara al exterior se nos perciba como
Europa y no como una suma de 28 países diferentes.
P.- ¿Qué dificultades
surgen al comerciar con un país dirigido por
un partido de ideología comunista?
R.- Yo no entraría a valorar
las ideologías. Yo entraría a valorar
en qué medida las libertades y el Estado de
derecho se están salvaguardado en este país.
Si la UE se caracteriza por algo es por ser un entorno
democrático y, de hecho, para formar parte
de la UE uno de los criterios de adhesión es
el criterio político, ha de tratarse de un
país democrático. Es inviable la adhesión
a la UE de un país que tenga como régimen
una dictadura o no respete las libertades fundamentales,
un país que vulnere los derechos humanos o
donde existe la pena de muerte en el código
penal, que tiene legislaciones contrarias a los derechos
humanos y fundamentales y no respete del Estado de
derecho y los principios democráticos. Por
lo tanto no hablo de qué dificultades tiene
el hecho de que China tenga una ideología comunista
sino de qué dificultades puede plantear a la
UE el tener que entablar negociaciones con países
que no tienen los mismos estándares democráticos
que ella misma. Pero no se refiere sólo a China.
Hay también países con los que se comercia
en los que la democracia está en tela de juicio.
P.- ¿Qué beneficios
suponen el que China se esté abriendo paso
a una economía de mercado?
R.- Yo creo que si abrirse paso hacia
una economía de mercado significa que todos
tengamos las mismas reglas de juego es darles más
oportunidades a los consumidores para que tengan los
productos a mejores precios. Por ejemplo, los mercados
europeos vemos cada vez más coches a bajo coste
procedentes de estos países. Si estos coches
están fabricados siguiendo los estándares
a los que me refiero en esta entrevista, el consumidor
igual prefiere comprarse este coche si sabe que detrás
de él hay todo un respeto de reglas y encima
es más barato. Esto hará, igual, que
las compañías europeas bajen los precios
de sus productos porque ven que desde allí
se hace igual calidad a menor precio. Ahora bien,
si ese menor precio viene motivado porque se renuncia
a la protección social de los trabajadores
o a otras cuestiones, pues evidentemente beneficios
ninguno.
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La directora general de Economía y Asuntos
Europeos, Inmaculada Valencia, en su despacho. |
P.- Cuando leemos la marca 'Made
in China' lo asociamos con objetos de mala calidad.
Esto está más que justificado debido
a la gran cantidad de escándalos relacionados
con los productos chinos. ¿Qué medidas
mínimas de seguridad y calidad exige la UE?
R.- Yo creo que las medidas que puede
tomar la UE son variadas. Dentro de la UE no hay fronteras,
hay libre circulación para los productos y
servicios. Pero existen fronteras fuera de la UE.
Los productos que entran de otros países sí
que tienen que pasar por unos estándares. Y
aquí hay que ser tremendamente vigilantes desde
el punto de la salud, la seguridad y la calidad para
conseguir que en el mercado europeo penetren sólo
productos que cumplen con todos los criterios que
cumplen las empresas de Cantabria, España o
Europa. Yo no creo que per se el 'Made in China' sea
negativo, habrá un 'Made in China' que esté
respetando unos estándares, pero no cabe duda
de que se están colando en el mercado europeo
productos que no respetan ningún tipo de criterio.
Y me refiero a las falsificaciones de marca, por ejemplo.
P.- ¿Qué razones
estimulan a dos socios aparentemente opuestos a cooperar?
R.- Razones de lógica de mercado.
Una de las cosas que se produce en la UE en este momento
es que si un país como China ofrece costes
salariales muy bajos puede ocurrir que determinadas
empresas multinacionales decidan instalarse en esos
países que hacen lo mismo pero más barato.
Eso puede ser muy bueno para la economía China,
pero es malo para la economía europea, porque
la producción se va allí. ¿Cómo
puede competir entonces la UE? ¿Qué
puede estimular a las empresas europeas? Tal vez en
la UE lo que tienes es el conocimiento y la investigación
para hacer que tu producto sea mejor. Entonces lo
mantienes aquí, pero si los costes de producción
son menores allí, te los llevas allí.
Estamos en un mundo global. Lo que ocurre en un lado
del planeta afecta al otro lado del planeta, sobre
todo en lo económico. La UE es un entorno abierto
y el mundo es abierto también. Y claro que
hay que cooperar con China, pero estableciendo unas
normas de juego que hagan que todos encuentren su
beneficio sin renunciar a logros sociales.
P.- El embargo de armas sigue siendo
un problema actual. ¿Cómo afecta a las
relaciones comerciales?
R.- El embargo de las armas es una
medida que se utiliza en la UE para presionar. Es
política internacional y son las armas con
las que cuenta un socio negociador, que es la UE,
para exigir a la otra parte una serie de medidas.
Desafortunadamente las armas son todavía objeto
de mercado en muchos países.

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