Desde la
antigüedad la mujer ha sido discriminada desde
la cuna, ya el filosofo griego Platón alegaba
que la mujer no tenia alma o bien su discípulo
Aristóteles reflejaba que la virtud de la mujer
era el silencio. A lo largo de la historia las mujeres
hemos sido manipuladas y manejadas como si de meras
marionetas se tratase pero día a día
hemos intentado cortar esas cuerdas que nos siguen
uniendo a los hombres y como consecuencia depender
de ellos.
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Blancanieves
y Cenicienta buscan al príncipe azul. |
Pero remontándonos a nuestros días
este problema no ha desaparecido en su totalidad;
mujeres maltratadas y dependientes de un hombre o
sociedades todavía ancladas en el pasado sosteniendo
un ideal un tanto retrógrado. Hombres y mujeres
nos hemos forjado difiriendo así en nuestro
carácter y sensibilidad.
Como en los cuentos de hadas y princesas que hemos
leído durante nuestra infancia; la niña
debe ser como Blancanieves o Cenicienta, hermosa y
bondadosa si quieren encontrar un príncipe
azul porque si no tenderían a parecerse a la
Bruja Amelia
Qué esperamos en una sociedad donde se establece
una clara división entre niños y niñas
solo por el hecho de tener que jugar con distintos
juguetes. ¿Por qué las mujeres estamos
encaminadas a jugar con muñecas desde la cuna?
Y así, por tanto, establecer un vinculo que
nos hace depender de ellas para lograr un tanto de
felicidad; ese vínculo que voluntariamente
creamos con los hombres y que, a la fuerza, hace que
dependamos de ellos a la hora de tomar nuestras propias
decisiones, aquellas que afectan a nuestra vida y
de las que ellos siempre son partícipes.
Sin querer aludir y basándonos en la jerarquización
de las sociedades orientales podemos ver intacta la
costumbre de prometer a las niñas desde que
nacen sin dotarlas de la capacidad de elegir, de enamorarse,
de ser feliz, asumiendo así las decisiones
que su propia familia ha tomado por ellas. Y así
mantener el sometimiento que los hombres han tenido
sobre nosotras a lo largo de la historia. Pues bien,
el desarrollo de la misma historia ha hecho una clara
división entre los países desarrollados,
fomentando la discriminación positiva y los
países subdesarrollados en cuya mentalidad
retrógrada cabe que la mujer es un ciudadano
de segunda y no tiene ningún derecho, solo
ser propiedad del hombre y complemento de éste.
A lo largo de la historia, la mujer no ha tenido otro
fin que traer vida a este mundo sin dotarla de más
aspiraciones. Pero no queremos acabar este artículo
sin hacer un pequeño homenaje a todas aquellas
mujeres que han luchado por nuestros derechos y han
cambiado en su totalidad parte de estos. Solo nos
queda un pequeño paso, tomar conciencia de
ello e intentarlo.

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