Si tengo que reflexionar acerca de cómo me siento al escribir, ya sea en soporte digital o en papel con un bolígrafo verde, debo admitir que no lo sé. Siempre me ha gustado escribir, ha sido como un momento de liberación de lo que siento, ya sea bueno o malo, de repartir en dos todos mis sentimientos y poder llorar o reír. Un espacio para vivir únicamente las miles de sensaciones que existen en ese proceso de escritura.