Este tipo
de energía, como su propio nombre indica, se
basa en aprovechar la fuerza del viento para luego
transformarla en energía que el hombre pueda
utilizar para abastecerse de electricidad, fundamentalmente.
Todo este proceso se lleva a cabo mediante unos aerogeneradores,
unas máquinas que se instalan en las torres
eólicas que están encargadas de la transformación
energética.
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Puesta de sol en la bahía santanderina.
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La energía eólica es un tipo de energía
verde, es decir, una energía limpia y renovable.
Actualmente se está intentando potenciar su
utilización ya que es una energía no
contaminante, lo cual supone una verdadera ventaja.
Sin embargo, este tipo de energía también
tiene inconvenientes. Por ejemplo, puede suponer un
importante impacto ambiental en la zona en la que
se implante el parque eólico: estropea el paisaje
y destruye el ecosistema de las aves, principalmente.
La energía eólica también destaca
por su intermitencia, es decir, como el viento no
sopla siempre con la misma intensidad, los aerogeneradores
no siempre tienen 'trabajo'.
Una vez que tenemos más claros algunos conceptos
sobre la energía eólica, dispongámonos
ahora a desarrollar el aspecto principal, relativo
a este tipo de energía, en el que se va a centrar
el trabajo. Pero, primero, hagamos un pequeño
planteamiento: ¿alrededor de qué idea
básica vamos a orientar el trabajo?, ¿a
qué conclusión pretendemos llegar?
Pues bien, vamos a centrar nuestra atención
en una cuestión planteada este pasado verano
en el Gobierno de Cantabria. Se trata de una propuesta
en la que se plantea la posibilidad de implantar un
parque eólico compuesto por 249 aerogeneradores
en la bahía de Santander.
A partir del recién citado planteamiento
pretendo que podamos estructurar una idea según
la información recogida y llegar a una conclusión
final mediante la progresiva aportación de
distintos puntos de vista y opiniones que aprueben
o critiquen dicha proposición.
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Simulación de una bahía con
torres eólicas.
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Por lo tanto, y en primer lugar, ¿qué
aspectos podemos destacar del planteamiento propuesto
por el Gobierno cántabro? Como acabamos de
mencionar, se trata de la implantación de un
parque eólico formado por 249 aerogeneradores
en torno a la bahía santanderina. Ésta
ha sido, entre otras, la primera idea que se ha propuesto
y, desde luego, no ha sido bien recibida por los ciudadanos
cántabros. ¿Qué ocurre? Pues,
evidentemente, no es de agrado para la población
cántabra, y en especial para la santanderina,
que se plantee la posibilidad de estropear uno de
los paisajes más bellos y con mayor atractivo
de nuestra Comunidad Autónoma. Es verdad que
contando con este parque eólico dispondríamos
de una mayor cantidad de electricidad que podría
cubrir las necesidades energéticas de gran
parte de los hogares de Santander, así como
de los de otras localidades cántabras. Sin
embargo, el impacto ambiental que esta obra conllevaría
es lo que hace que la población cántabra
se preocupe.
La bahía de Santander comprende una diversa
gama de elementos que conforman su paisaje: mar, playas,
roca, bosques… Esto, naturalmente, supone que
sea un paraje rico, limpio, completo y, a la vez,
frágil. Esto quiere decir que el emplazamiento
de un parque eólico en este ecosistema podría
dañar su ambiente seriamente. Y no sólo
por la presencia constante de esos gigantes con aspas
que destrozarían el paisaje, sino por la posible
reducción del turismo y por el descontento
general de la población santanderina frente
a esta importante obra.
Los gobernantes que estaban a favor de la propuesta
han intentado, más o menos, mantener la idea
y convencer a los opositores mediante el intento de
encubrir algunos de los inconvenientes de la obra.
Por ejemplo, han asegurado que desde gran parte de
la ciudad de Santander no se tendría por qué
llegar a ver las torres eólicas, cuando posteriormente
se ha demostrado lo contrario, como era lógico
de pensar.
También, a favor de este proyecto, la Universidad
de Cantabria ha elaborado un informe científico
que justifica la elección del emplazamiento
de la obra. Según la opinión de algunos
ciudadanos de nuestra región, este informe
es incompleto y en él no se hace ninguna valoración
a este paisaje tan frágil. De esto sacan la
conclusión de que parece mentira que la bahía
de la capital, que se promociona como una de las bahías
más bellas del mundo, ahora se vaya a destruir
el elemento básico que conforma su hermosura
que es, sin duda, su paisaje.
Tras las quejas de los ciudadanos y, tras los inconvenientes
impuestos por la oposición, se ha replanteado
la propuesta debido a su poco éxito. De esto
se encargó el alcalde de Santander, Íñigo
de la Serna, quien pidió al Gobierno cántabro,
en la persona del consejero de Industria, Juan José
Sota, que se realice primeramente un estudio del impacto
ambiental que la obra supondría y que se reconsidere
la opción de implantar el parque eólico
en otras zonas de la región igualmente aptas
para dicha obra. En el informe en el que figuraba
por primera vez la propuesta se había hecho
mención a a otras zonas de Cantabria en las
que se podría realizar la obra, y, sin embargo,
apenas se habían tomado en serio, cuando alguna
de estas zonas, como por ejemplo el área Sur
de la Comunidad, Campoo, sería un lugar mucho
más conveniente para la implantación
de las torres eólicas.
Por tanto, podemos decir que esta propuesta, primeramente
mal planteada, todavía no está del todo
consolidada ya que sigue en proceso de zonificación.
De lo que estamos casi seguros es de que, al final,
va a ser difícil que la obra se realice en
torno a la bahía de Santander dado que nosotros,
los ciudadanos cántabros, estamos dispuestos
a proteger nuestros más valiosos y prósperos
entornos, no sólo por nosotros, sino por las
generaciones futuras.
Y, por último, como conclusión final,
me gustaría añadir que, observando los
aspectos fundamentales del trabajo, deberíamos
indicar que, aunque el defender nuestro patrimonio
y el progresar económicamente pueda parecer
que, en este caso, sean dos ideas inversamente relacionadas,
realmente no es así. Por esta razón,
no deberíamos basarnos en una de estas ideas
para luego negar la otra. Considero que siempre es
posible lograr un equilibrio.
Resumiendo, todos coincidimos en que prosperar económicamente
es satisfactorio y beneficioso (como es este caso,
en el que contaríamos con más energía,
además, obtenida de forma no contaminante,
y suponiendo un importante avance en las energías
renovables), pero no por ello hemos de estropear lo
que, en cierto modo, forma parte de nosotros, porque
seguro que siempre se puede disponer de otras alternativas
que sean más adecuadas y razonables y que se
adapten mejor a nuestra voluntad y necesidades.
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