El grave
problema que hay en esta sociedad juvenil es la educación,
ya que muchos jóvenes tienen cierta inconsciencia
sobre el tema. La mayoría de los padres no
suelen tratar estos temas con sus hijos y sólo
algunos institutos imparten clases de educación
sexual que les informe sobre el tema. Muchos de los
jóvenes no están concienciados al máximo
en el tema de los embarazos indeseados, no tienen
la suficiente madurez y quieren crecer antes de tiempo.
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Una adolescente embarazada.
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Para prevenir estos embarazos indeseados y las enfermedades
que se pueden transmitir mediante las relaciones sexuales
se están realizando campañas publicitarias
desde el Ministerio de Sanidad en las cuales intentan
persuadir del uso del preservativo, pero aun así
los jóvenes siguen cometiendo el mismo error
de no utilizarlo.
Dejando de lado las enfermedades sexuales, muchas
jóvenes se quedan embarazadas y recurren a
distintas opciones, como el uso de la píldora
del día después o el aborto.
La mayoría de los embarazos no deseados ocurren
en noches de fiesta, locura e inconsciencia. Al darse
cuenta de su error, recurren al uso de la píldora
del día después en su centro de salud,
con un adulto o mayor de edad. Muchas de estas jóvenes
no se lo comunican a sus padres ni al chico con el
que han mantenido la relación y acuden a su
centro con amigas o conocidos que se la puedan conseguir
fácilmente.
Pero, ¿qué es realmente la píldora?
Es una dosis de hormonas que producen una serie de
modificaciones en el útero por las cuales un
óvulo no puede ser fecundado. Esta píldora
es muy eficaz ya que sólo falla en un 1% de
los casos. Como la mayoría de las píldoras,
éstas suelen tener efectos secundarios. Uno
de ellos son los problemas gastrointestinales, dolores
de cabeza y alteraciones en el ciclo menstrual de
la mujer. Esta pastilla se puede tomar alrededor de
unas dos o tres veces al año, lo que ocurre
es que cada vez que la uses tiene menos efecto.
Actualmente hay una ley impuesta por el Gobierno por
la cual una joven de 16 años puede conseguir
esta pastilla sin el consentimiento de un mayor de
edad y en cualquier farmacia por unos 20 euros.
Ahora pasemos al tema del aborto. Es un tema polémico
y no queremos entrar en profundidad, ya que hay diferentes
opiniones y es un asunto del que se puede hablar mucho.
Hay otras jóvenes que, por miedo o cualquier
otra razón, no acuden a un centro de salud
a por la píldora del día después
y, semanas o meses más tarde, llegan a la conclusión
de que están embarazas y deciden recurrir a
la opinión de los padres y acudir a su centro
de salud.
Muchas religiones, culturas y alguna que otra ley
de diferentes lugares no permiten el aborto.
Para informarnos más sobre el tema hemos decidido
tomar en cuenta la opinión de una matrona,
Carmen Arce, que actualmente trabaja en el Centro
de Salud de San Vicente de la Barquera.
Pregunta.- Carmen, ¿nos puedes
contar tu opinión sobre lo que hay que hacer
en este tema de los embarazos no deseados?
Respuesta.- Lo primero que hay que
hacer es ofertar una educación sexual sistematizada
y progresiva que implique al SNS (Sistema Nacional
de Salud), a la familia y al colegio. Consensuar contenido
según grupos de edades, estableciendo unos
marcadores que nos permitan evaluar periódicamente
los éxitos o fracasos de nuestros resultados.
Ahora a pesar de los múltiples fuentes de información,
esta llega sesgada y de forma irregular.
Lo segundo que cree Carmen que hay que hacer es facilitar
el acceso de los adolescentes a los actos de planificación
y educación sexual y reproductiva. ¿Cómo?
Estableciendo servicios sanitarios en el exterior
de sus institutos y lugares de ocio donde los jóvenes
estudian o se divierten.
También hay que facilitar el acceso a los métodos
anticonceptivos y mejorar la atención sanitaria
y social, reducir las desigualdades.
Lo que hay que hacer aparte de eso es la financiación
gratuita de los métodos anticonceptivos más
utilizados como los preservativos, parches, anillos
vaginales etc.
Aumentar en las familias el diálogo, la conversación
sin prejuicios, la información y la existencia
de un espacio de confianza y respeto con los adolescentes.
Plantearse la necesidad de escuelas para madres y
padres.
Por último es poner en valor la sexualidad,
que es innata a nuestra naturaleza humana para aplicarla
con libertad y responsabilidad y romper con siglos
de miedo y tabúes. El ejercicio de una sexualidad
responsable ilumina nuestra vida.
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