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Nº 136

OPINION / TRIBUNA LIBRE

El valor de un Año Jubilar Lebaniego

Por J. A. Abarca y M. Pisano, estudiantes de Bachillerato del colegio La Paz de Torrelavega.

El Año Jubilar Lebaniego es un hecho religioso y es un hecho cultural, y por la época que nos ha correspondido vivir también es un hecho turístico, pero en lo sustantivo es un dialogo entre la fe y la cultura, y entre la fe y los demás colectivos con la cultura y el turismo, y alguien se tiene que ocupar de sentar a dialogar esas partes. El Año Jubilar Lebaniego no es solo organizar un concierto como el de Bruce Springsteen hace unos años, si la oportunidad te lo permite.

Peregrinos a la entrada de la Puerta del Perdón (Foto: M. PISANO ).

La celebración de un año jubilar en una pequeña iglesia rural, al mismo nivel que los grandes centros de la Cristiandad, como Roma, Santiago o Jerusalén, es una oportunidad muy singular, es un acontecimiento excepcional de interés turístico-cultural, pero antes religioso, es una oportunidad única para conectar el pasado y el presente, poner en valor el pasado y proyectarlo hacia el futuro, de manera que nos conectemos a las redes universales nosotros los cántabros, tan poca cosa en lo demográfico. Esa es la esencia el Año Jubilar Lebaniego. Y a eso es a lo que hay que consagrar todos los esfuerzos, no son cifras, no son datos, no es pasaron por Liébana tantos centenares de miles, no vinieron a Cantabria tantos…

Eso no, es una oportunidad para resaltar lo que significó en su momento la figura de Beato de Liébana, lo que significó Liébana como foco de la cultura de cristiandad y de la historia, y para reinterpretar siglos después un libro mágico plagado de símbolos, como es el apocalipsis, que no significa catástrofe, como todos sabemos, es revelación y esa oportunidad te la da pintiparada, es un año para la cultura, es un año para la proyección, es un año para promoción, es una año para el diálogo y es un año para la reflexión. Nos gustaría que se celebrase así el Año Jubilar Lebaniego.

También es un año para presentar nuestras credenciales en las redes sociales, para demostrar que los cántabros hemos aportado a nuestra civilización alguna de las cosas fundamentales, por ejemplo el color, esa es uno de nuestras principales aportaciones como pueblo, el color de techo más mágico del mundo, después del firmamento que es Altamira, el color de los libros más hermosos que jamás pudimos contemplar, que son los Beatos. El resto de los actos, ante eso, son anécdota. Llama la atención como todos los jóvenes saben que va a venir Enrique Iglesias este año, y que pocos sepan por qué Liébana es una cabeza de la cristiandad y tiene este Año Jubilar, llama la atención como no hemos podido transmitir ese elemento de identidad de los cántabros. Y es algo terrible. Falta conciencia colectiva, falta difusión de la esencia, falta que se sepa que todo el mundo sepa los motivos por los que Santo Toribio de Liébana es un foco de la cristiandad y sobre todo una herramienta fundamental para el nacimiento del castellano, en esos viejos manuscritos donde el Beato recopilo la revelación, recopiló el futuro, eso que llamamos el apocalipsis. Porque de no haber sido por Beato de Liébana, en España no hablaríamos español, hasta tal punto tuvo importancia su figura en su época oponiéndose del arrianismo, convirtiendo sus libros, básicamente los comentarios del Apocalipsis, en una teología de la historia, y eso es lo que hay que explicar. El por qué a partir del año 1512, el Papa Julio II concede esos privilegios al monasterio, y lo sitúa en esa tetralogías de los cuatro lugares santos, Roma, Jerusalén, Santiago y Santo Toribio, el porqué somos iguales en ese aspecto a una ciudad con la magnitud de Roma o Jerusalén, todo eso hay que explicárselo a los cántabro. ese fue hecho en 1512, ratificado en 1516, pero antes ya existía la tradición de peregrinar a Santo Toribio, siglos antes, y hay documentos que lo atestiguan, y hay que demostrar a los demás porque durante seis siglos el libro más hermoso, el Beato de Liébana fue el libro más leído y el más apreciado, durante la baja edad media y luego el renacimiento, por qué sucedió todo eso y cuál es la trascendencia de ello, porque lo que somos ahora como Europa se construye peregrinando, no lo logran los grandes imperios, lo logró la caminería, las peregrinaciones que fueron construyendo unas redes que fueron perpetrando los territorios y enfatizando los credos.

Eso es lo que hay que explicar y eso es el año Jubilar Lebaniego, una oportunidad para celebrar eso, y el que no lo haga así lo que está celebrando es una gran romería con Enrique Iglesias. Una gran romería en la que tú llegas y compras tu ticket y participes, pero eso pasa, en el concierto de una de esas figuras universales, dura, si tienes suerte, como en el del “Boss”, tres horas y veinte, sus ecos durante dos o tres días, después eso desaparece, pero los libros y la cultura no, el dialogo no. Ante eso, solo pequeñas iniciativas individuales están esforzándose por la memoria colectiva. Como nuestros compañeros del IES Marqués de Santillana, que tienen en el vestíbulo de su instituto una exposición del Beato de Liébana, con ilustraciones del gran dibujante José Ramón Sanchez. O la iniciativa de un grupo de profesores e intelectuales de Torrelavega que están intentando hacer una edición popular de visiones del siglo XXI, que fue una edición del Beato que se hizo en 2006 que ahora se quiere confeccionar en una versión asequible para todos los ciudadanos.

Hay que hacer política cultural, tejiendo redes, tejiendo urdimbre, dignificando los albergues, editando buenas obras, introduciendo el apocalipsis del Beato en todas las autopistas de la información, teniendo presencia en todas partes, y realizando un intento muy justo y muy sensato para que llegamos a ser como mínimo igual y si se puede más que Santiago, Roma y Jerusalén. Puede ser la fatuidad de unos jóvenes cántabros de provincias, pero es una causa justa. Ese es el gran proyecto, y hay que creer en él para alcanzar una cota mínima de aproximación al objetivo, no hay que ser orgulloso, ni tener la vanagloria de alcanzarlo, pero debemos luchar por ello.

 


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