Los estudiantes
de 1º de Bachillerato y del Taller de Literatura
Universal hemos tenido la oportunidad de comprobar
de primera mano la pasión que Shakespeare puede
despertar aún en los jóvenes. Solamente
necesitábamos unos retoques aquí y allá
para poder acercarnos a su mundo. En 'I love Catalina'
se nos ofrece una adaptación muy, muy, muy
libre de 'La fierecilla domada', del gran dramaturgo
inglés. El resultado es una obra que resulta
divertida y entretenida, lejos del aburrimiento.
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Junto al Palacio de Festivales de Cantabria. |
Catalina es una joven que se rebela
contra una sociedad dominada por los hombres. Pero
lo genial de esta representación no es la presencia
de una mujer luchadora por sus ideales sino de una
igualdad que desemboca en amor y pasión hacia
sí misma y hacia su compañero, al que
termina amando en libertad.
Los "sólo" cuatro
actores que componen el elenco, interpretan a más
de doce personajes. El grupo es consciente de que
en un teatro los adolescentes pueden aburrirse y,
para evitarlo, han tirado de un humor muy casero y
ambiente familiar; que, aunque hace de la obra algo
más cercano a la comedia, no deja de transmitir
lo que siempre debe un clásico de la literatura
inglesa. Ni que decir tiene que la música,
desde 'Don't Stop Me Now', de Queen, hasta las nuevas
tendencias con Pitbull, se convierte en un recurso
humorístico más.
Sin embargo, según Hilo Producciones, el mayor
reto ha sido "la adaptación del lenguaje,
el poder trasladar toda la impresionante comicidad
que Shakespeare plasmó en sus páginas".
Puede que por el vocabulario usado la obra no fuera
adecuada para todos los públicos, pero sí
para todos los gustos. El humor estaba presente en
cada juego de palabras ("castaña",
por ejemplo, dio mucho de sí) o en cada expresión
de "andar por casa" e incluso algo burda.
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A punto de comenzar a ver el espectáculo. |
Con un más que pequeño decorado y mucha
interacción con el público, el grupo
teatral crea un ambiente de entretenimiento y diversión
que hace que la hora y cuarto que dura la pieza se
haga amena y corta para los chavales de los colegios
que irán al Palacio de Festivales y puedan
disfrutar con ellos.
Nada malo que destacar; ante todo decir que ofrece
lo que promete. Probablemente a alguno le pareciera
poco más que una manera fácil de perderse
tres horas de clase, pero a mí, y seguro que
a otros compañeros, me ha parecido una alternativa
diferente de aprender sobre el teatro y sus valores,
y cómo se puede conseguir un acercamiento a
todo tipo de público.

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