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Red-acción
II Época / Nº47
Mayo
2011
OPINIÓN / TEMA DEL MES

La ley antitabaco ahuma al sector hostelero

Por Carlos Arenal, estudiante de bachillerato del colegio Nuestra Señora de la Paz de Torrelavega.

Mucho se ha debatido sobre las posibles pérdidas económicas en el sector de la hostelería ya que la nueva ley antitabaco, más restrictiva que la anterior, impide fumar en bares, restaurantes, locales de ocio y hoteles. Ya no hay adaptación posible, como sí la hubo hace cuatro años, cuando los propietarios realizaron obras para poder conseguir el permiso oportuno. Ahora la prohibición es total dentro del establecimiento.

El famoso asador Guadalmina de Marbella, que se rebeló contra la ley.

La Ley 28/2005 de 26 de diciembre de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro y la publicidad de los productos del tabaco supuso un paso muy importante en la política de nuestro país en la lucha contra el tabaquismo, tanto en lo que se refiere a la prohibición de fumar en lugares públicos como en la deshabituación del tabaco.

Después de cuatro años de aplicación de esta Ley se vio la necesidad de avanzar en la prohibición de la salud de los ciudadanos, ampliando la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados y colectivos, con lo que se beneficiarían especialmente dos colectivos: el de los menores, grupo expuesto al humo del tabaco en los lugares públicos cerrados, y el de los trabajadores del sector de la hostelería, expuestos al humo de tabaco ajeno. En la línea seguida en materia de prevención y control del tabaquismo por la Unión Europea, Ley 42/2010 de 30 de diciembre modifica la citada Ley 28/2005, prohibiendo fumar en los espacios públicos cerrados, en los accesos a los centros sanitarios y en las zonas infantiles.

Un reciente informe del Instituto de Estudios Económicos cifra también en el 10% la caída de la cifra de negocios del sector, con lo que estima que dejarán de ingresar 7.000 millones de euros; si bien prevé que los puestos de trabajo que se pierdan supongan un 3,5% del total, más de 50.000 empleos. El mundo empresarial de la hostelería y la restauración se enfrenta a un reto muy importante en unas circunstancias económicas muy delicadas. Los efectos de la norma serán muy diferentes según el equipo del local y no tendrá el mismo impacto en un restaurante que en un bar. El objetivo principal es no perder clientes y mantener a los fumadores en sus restaurantes, bares o discotecas, pero dentro de la ley, lo cual no es nada fácil. Por ello, este sector de la hostelería está buscando diferentes fórmulas que se podrían adoptar para intentar paliar en parte las previsibles pérdidas, estableciendo diferentes propuestas, pasando a analizar alguna de ellas:
- Posibilidad de habilitar, tras la autorización municipal oportuna, una zona nueva de terraza durante todo el año; eso sí, dotada de calefacción e incluso poniendo a disposición de los clientes mantas para las piernas. Sin embargo, no todos los bares podrán tener las mismas oportunidades, ya que un establecimiento de la zona peatonal tendrá más facilidades para sacar la terraza a la calle que uno que se encuentre en un vial con una acera estrecha.
- Ante una climatología adversa hay que intentar proteger a los clientes mediante la instalación de toldos de brazo extensible con cortinas laterales, o de pagodas o carpas, algo común y cotidiano en Europa Central y del Norte donde, por su climatología en general y porque la ley se puso en práctica antes que en España ya se ha demostrado su funcionamiento.
- Setas calefactores junto a las mesas: el precio de estas estufas puede llegar hasta los 400 euros, al margen del consumo energético, según sea de gas o eléctrica.
- También se empieza a hablar mucho de transformar los bares en clubes privados donde la gente pueda fumar, lo cual estaría dentro de la ley y por tanto se "salvaría" la prohibición de fumar para la gente que lo quiera hacer. Pero si nos damos cuenta de lo que supone cambiar la licencia de un bar por la de un club privado, vemos que es una solución de difícil aplicación.
- Instalación en el exterior de los establecimientos de toneles donde apoyar las bebidas y ceniceros.
- En los locales de ocio nocturno como discotecas o pubs, incorporación de un servicio de guardacopas ante la desconfianza de muchos clientes que tienen que dejar la copa en el interior cuando se van a fumar por el riesgo de que otros clientes se la roben o manipulen.

Aún siendo los hosteleros doblemente críticos con la ley, bien porque piensan que esta norma afectará a sus negocios en un momento de crisis, donde ya resulta realmente difícil mantener los locales abiertos o bien porque creen que la ley pone la responsabilidad de que se cumpla sobre ellos, obligándoles a "ejercer de policías", confían en que la puesta en marcha de las fórmulas antes relacionadas ayuden a mantener sus negocios sin excesivas pérdidas. Pese a la incertidumbre de si los hosteleros denunciarán a sus clientes infractores, lo que está claro es que la ley sí castigará a los hosteleros que permitan fumar en su establecimiento. Fumar en un lugar prohibido puede salir muy caro, sobre todo para los propietarios de los locales. En función del tipo de infracción, las multas pueden ir desde los 30 euros hasta los 600.000. Es pronto para saber si realmente esta nueva legislación, más restrictiva que la anterior, que no logró sus objetivos, y más dura que la mayoría de leyes similares en el entorno europeo, que en general sí han logrado sus objetivos y se cumplen desde hace años, logrará reducir el tabaquismo y garantizará los derechos de los no fumadores. Tanto ellos como los fumadores miran a esta norma con escepticismo, y muchos critican la gran contradicción entre defender una ley del tabaco muy rigurosa y que el Estado reciba grandes cantidades de dinero de esa misma fuente a través de impuestos. A día de hoy, el sector de la hostelería sigue rechazando mayoritariamente una legislación que considera que perjudica ampliamente su modelo de negocio, con el añadido del cambio de normativa, que establece unas nuevas leyes del juego. Es decir, había seguridad jurídica para desarrollar una actividad empresarial y tres años después hay incertidumbre y prohibiciones, todo ello en el marco de una crisis económica importante. Esta inseguridad jurídica afecta no sólo a los empresarios, si no también a los ciudadanos y supone un verdadero quebranto para los hosteleros que hicieron algunas inversiones cuando la ley sí permitía adecuar espacios para fumadores y ahora el Gobierno modifica esa ley eliminando esas zonas.



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