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Red-acción
II Época / Nº23
Enero-Febrero
2008
OPINIÓN / TEMA DEL MES
Los extremos ideológicos

Por Hugo Sánchez, alumno de 4º de ESO del colegio La Paz de Torrelavega.

Domingo, día 11 de noviembre de 2007: un grupo de ideología fascista acude en metro a la manifestación en el barrio Usera de Madrid, convocada por el partido de extrema derecha Democracia Nacional. Esta manifestación xenófoba y racista es legalizada por la Delegación de Gobierno en Madrid.

Carlos, el joven asesinado el 11 de noviembre.

Este grupo afín a las ideas de Democracia Nacional concurre en el metro de Madrid en la estación de Legazpi con un grupo de ideología anti-fascista que pretenden reventar esta manifestación. Tras verse, inician unos fuertes enfrentamientos que terminan con la muerte de un joven de 16 años anti-fascista muerto por la cuchillada de un joven militar neonazi.
Y yo me pregunto: ¿por qué se tiene que haber llegado a este extremo? ¿Por qué la delegación de Gobierno ha permitido esta manifestación? ¿Por qué tiene que haber gente dispuesta a reventar una manifestación que es legal? ¿Por qué sigue habiendo gente con estos ideales tras el fracaso del fascismo, anarquismo y comunismo que tanta muerte y destrucción trajeron a este planeta en el siglo XX?

Algunas respuestas pueden ser estas:
Se ha llegado a este punto porque los extremos traen a la radicalidad y a la violencia. No hablo sólo del grupo de extrema derecha, sino también sobre el grupo de extrema izquierda que sabía a lo que iba.
Por muy legal que sea este partido (Democracia Nacional), ya que ha sido constituido reglamentariamente, es lógico que se le permita expresar su libertad de expresión, pero no expresar su racismo hacia los inmigrantes ni otros valores que no estén recogidos en la Constitución.

Existe un problema educativo en la juventud de este país. El sectarismo y la intolerancia, que son el cáncer de la democracia, aparece en esta sociedad como valores de “moda” contra el sistema de una parte de la juventud que confunde el inconformismo con la confrontación. El fracaso tanto del sistema educativo como de la transmisión de ciertos valores en el seno de la familia es el origen de este tipo de problemas.
La rivalidad de los partidos políticos, que utilizan cualquier medio para perjudicar a sus contrarios, está introduciendo asuntos en la actualidad que pertenecen exclusivamente a la historia. Comunismo, fascismo o anarquismo son pensamientos políticos que tuvieron su protagonismo en una sociedad completamente diferente a la actual. Utilizar estos términos actualmente sólo obedece a un interés político para confundir y generar una crispación que de réditos electorales.

Concentración organizada en Sol en protesta por la muerte de un joven durante una reyerta en Legazpi. (Foto: EFE)

Al día siguiente de estos altercados, el día 12 de noviembre me enteré por los medios de comunicación de la intención de los grupos políticos ultraderechistas de Falange, Fuerza Nueva y Alianza Nacional de hacer una manifestación el día 17 de noviembre en conmemoración del treinta y dos aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco (20N).
Por otro lado, los grupos antagonistas, es decir la ultra izquierda, anuncian una contra manifestación que augura conflictos y alteraciones graves del orden público.
Cada año los grupos próximos a la ultraderecha protagonizan actos en recuerdos del líder de Falange y del general Francisco Franco. Con normalidad democrática se han venido desarrollando estos actos sin incidentes, pero este año parece que algo ha cambiado y que la llama del enfrentamiento hace su aparición. ¿Cuál es el motivo?
La iniciativa política llamada Ley de Memoria Histórica nacida sin consenso entre las fuerzas políticas mayoritarias y sin haber un requerimiento social ha sido el factor determinante que ha provocado la polarización de la sociedad española. Lo que responde exclusivamente a unos intereses electorales se está convirtiendo en el catalizador de conflictos que parecían ya olvidados.
Los poderes políticos deben de velar por la seguridad y la convivencia lejos de fomentar divisiones. La existencia de grupos extremistas no es más que la constatación de que algunas cosas no se están haciendo bien y que lejos de parecer pensamientos antagónicos los fascistas y los antifascistas, se trata del mismo fenómeno cuya base es la incultura, la exclusión social y la falta de valores.
Por lo tanto, a estos grupos no se les puede calificar de extremos ideológicos, sino grupos de inadaptados.

 


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