Tengo 32
años. Trabajo de ingeniero de coches para Lamborghini
en Italia. Mi trabajo me encanta. Desde que tenía
11 años quería dedicarme a ello. Mi
estado económico es muy bueno. Terminé
mis estudios en la ESO y Bachiller. Luego fui a la
universidad donde estudié ingeniería
mecánica.
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Soy ingeniero
de la marca Lamborghini. |
Mis padres están jubilados
y viven en España. Mi hermano es profesor de
idiomas en una universidad de Francia. Él ahora
tiene 36 años. En cuanto a mí, estoy
casado y tengo tres hijos, una hija y dos hijos. Que
tienen cinco, seis y nueve años. Y mi mujer
tiene un año más que yo.
He viajado bastante por el mundo. He ido a Inglaterra,
ya que soy descendiente de ingleses, a Francia, a
Alemania, dónde viví uno o dos años
de pequeño. Y cuando me independicé
a los 22 años, ya que estaba estudiando y tenía
dinero, viajé por el mundo con un grupo de
amigos. Viajamos a Malasia, a Punta Cana, a Tanzania
y a Brasil. Aunque vivo en Italia, todas las navidades
voy a España a estar con mi familia. Y también
parte de los veranos, Semana Santa, y algún
“puente”. Porque ahora los aviones a España
tardan y hora y media y es todo mucho mas rápido.
El mundo no está tan cambiado como la gente
pensaba hace unos veinte años. La gente pensaba
que los coches iban a volar y todo eso, es cierto
que hay grandes avances tecnológicos como la
informatización: hay ordenadores en los relojes
de pulsera con el doble de capacidad de la que tenían
uno normal de hace 20 años. Las clases en los
colegios de los países desarrollados son cada
vez más modernos. Hace 20 años el mundo
estaba bastante “mal repartido”, porque
había países ricos como Alemania, y
países muy pobres como Camerún. Hoy
en día, gracias a un grupo anónimo de
gente, las zonas que hace veinte años estaban
poco desarrolladas ahora no lo son, incluso haciendo
competencia a los poderosos países Europeos.
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La informática
llega a formar parte de todo. |
No sé nada de mucha gente de cuando iba con
ellos a clase en el colegio, pero si sé más
de los del instituto. Cuando tenía 13 años
lo más normal era pensar que seguiría
teniendo contacto con mis amigos de la adolescencia,
pero no es así. Esto no es del todo malo, porque
también he conocido muchísima gente
nueva, unos mejor que otros claro. Y seguro que mis
antiguos compañeros también han conocido
cientos de personas a lo largo de estos años.
De los compañeros de mi instituto sé
de algunos: Javier es presidente de un club de fútbol
importante de España. Alberto siguió
siendo patinador y es campeón del mundo de
patinaje artístico. Adrián, que también
trabaja en Italia pero en otra ciudad, es ingeniero
aeronáutico de motos y trabaja para la marca
de scooters Piaggio. Kelian vive en Estados Unidos
y es policía del FBI. Pablo, es portero del
mismo club de fútbol del que Javier es presidente.
Ana es abogada y Paula es modelo. A ellos aún
les sigo viendo y hablo a menudo con ellos.
Yo nunca pude imaginarme el aspecto que iba a tener
cuando fuera mayor. Pero la verdad es que no es nada
del otro mundo. Mido un metro y ochenta centímetros,
o quizás algo más. Mi color de pelo
es rubio, parecido al que tenía con 13 años.
Soy de complexión normal. Afortunadamente,
no tengo problemas de salud. En el año 2015
se tomaron medidas para la reducción de las
emisiones de dióxido de carbono y hay prácticamente
la misma contaminación que hace veinte años.
Ya que los gobiernos no permitieron que el mundo se
echara a perder.
Ya no tengo, como posiblemente la mayoría
de la gente que ahora tiene 32 años o 33, la
intriga, la emoción que tenía de antes.
Ahora soy más tranquilo. Pero he ganado en
experiencia, y de los errores se aprende. Y aunque
ya no sea tan joven, no soy viejo, hay que dejar que
la vida se abra paso.
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