Hemos tenido el inmenso
honor de charlar con José Luis Ocejo. Una de
las personalidades más relevantes de la cultura
de nuestra región. Organista del Santuario
de la Bien Aparecida, director de la afamada Coral
Salvé de Laredo y director del Festival Internacional
de Santander, uno de los de más reconocida
calidad y proyección mundial.
Pese a su relevancia y lo exiguo
de su tiempo, todo ha sido fácil con él.
Nos ha abierto su tiempo, su casa y su vida, como
quien se la abre sin dudas ni reparos a un amigo.
Tras una breve espera nos acompaña a su despacho
en el Palacio de Festivales de Santader, en la calle
Gamazo, donde todo es un discreto hervidero, el Festival
está cerca y hay mucho que preparar. Pero no
le importa. Apaga su teléfono móvil,
da orden de que no le molesten y nos adentra en su
despacho y su historia, en su gran historia. Percibimos
que no le agrada hablar mucho de sí mismo,
pero se enorgullece, se ilumina cuando habla de Santander,
de Cantabria, del Festival, y de su Salvé del
alma, sobre todo de su Salvé. Su despacho es
sencillo, trabajado. Rezuma trabajo, orden, cultura,
riqueza espiritual, sensibilidad y timidez. Nunca
le agradeceremos bastante el haber tenido el honor
de compartir dos breves horas con D. José Luis
Ocejo.
Pregunta.- Usted
que lo conoce bien, ¿quién es José
Luis Ocejo?
Respuesta.- José Luis es una
persona bastante tímida aunque a veces parezca
lo contrario, que ha tenido la suerte de querer a
esta tierra suya a través de la música
en distintas facetas. Cuando hablo de la música,
hablo del órgano de la Bien Aparecida, de la
Coral Salvé de Laredo y del Festival Internacional
de Santander. Es un hombre que tiene la suerte de
hacer durante muchos años cosas que le encantan.
Y por eso me siento un privilegiado, porque la vida
creo que me ha dado mucho más de lo que yo
esperaba de ella, y de lo que yo me merecía.
Ese debe ser José Luis.
P.-¿Qué
queda del niño que creció en San Román
de Escalante?
R.- Queda mucho, porque yo en Escalante,
con 7 años ya hacía música en
Escalante. Con 7, 8, 9 años, y todo eso es
una constante. Como referencia de mis raíces
me queda la autenticidad de la gente del pueblo, porque
la grandeza y lo popular están muy cerca, y
no hay nada más refinado que el pueblo en muchísimas
cosas, porque a medida que uno crece el sentido de
la estética le impacta más, le interesa
más. Y de todo ese mundo, Escalante cuando
yo era niño me enseñó muchísimas
cosas, fue una gran escuela con un maestro extraordinario,
Don Benigno Sierra.
P.- ¿Quién
nació primero, el músico o el siervo
de Dios?
R.- Bueno… yo creo… que
la música y la capacidad de servicio va todo
parejo, unido, y día a día hay que exigirse
en tu capacidad de hacer música y en tu capacidad
de servir.
P.- ¿Por
qué trinitario?
R.- Yo tenía un tío
que era trinitario, y a los 8 años fui a Laredo,
al colegio de la orden, y quizá por eso, por
la influencia de los trinitarios de Laredo. Aunque
de forma paralela, yo debo decirte que iba para sastre,
porque en aquella época estuve a punto de desplazarme
a Cuba a casa de un tío mío que tenía
una sastrería en la Habana. Incluso me inicié
en los secretos del oficio.
Pero al final los caminos fueron por otros derroteros
y terminé el 24 de agosto del año 54
en las escuelas de los trinitarios de Algorta.
P.-¿Por qué
organista?
R.- Llegué a Algorta y ya
tenía fama de músico, de niño
cantor; tenía una voz de niño muy bonita
y Jesús Ortuondo, uno de los del seminario,
al determinar el trabajo de los alumnos me miró
y me dijo “tú pianista”. E inexorablemente
del piano pasas al órgano. Con 16 años
ya dirigía la Escolanía de la Bien Aparecida.
Y fui organista titular de una iglesia bizantina muy
bonita.
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Las reporteras,
esperando para hablar con Jose Luis Ocejo. |
P.-¿Cómo
fue la llegada de un miembro de la iglesia a un puesto
laico tan importante en 1979?
R.- El entonces director de Cultura
de Cantabria, José Luis González Sobral
era el director del Festival de Santander. Yo ya llevaba
ocho años con el Ciclo Estival de Música
de la Bien Aparecida, que funcionaba muy bien, de
tal forma que el Orfeón Donostiarra dejó
de venir a la Plaza Porticada y venía a cantar
a la Bien Aparecida. Ya existía entonces la
Coral Salvé y quizás también
por eso José Luis Sobral fue un poco el motor
de que yo fuera director del Festival, aunque esa
fue una decisión del nuevo Patronato que se
creó como sustento jurídico del Festival.
Y del que ahora depende.
P.-Se dice que el
Festival es muy clásico por sus formas expresivas
(sólo música, ballet, ópera),
y de otro lado muy innovador en algunos de sus montajes.
Por ejemplo este año Comediants, con su cabalgata
en homenaje a Mozart o Pink Floid, o la velada de
jazz y flamenco del día 7 de agosto. ¿Clásico?.
¿Vanguardista……?
R.-La ópera, el mundo sinfónico,
los grandes recitales, el ballet… eso es una
visión clásica de las cosas pero dentro
de este “clasicismo”, el Festival ha presentado
visiones modernas de todos esos mundos. En el Festival
se han estrenado en estos 27 años en los que
yo soy responsable más de 300 títulos.
El primer concierto rock de Santander y de Cantabria,
con Doctor Feelgood, lo trajo el Festival. Fuimos
los primeros en traer a Swing, o al trío de
guitarras acústicas formado por Paco de Lucía,
Al Di Meola y John Mc Laughlin. Y a mí me parece
que lo de clásico es un tópico, porque
el Festival es un festival que se hace hoy, que tiene
una visión de la cultura de hoy, pero su estructura
es clásica como el mundo de las orquestas,
del ballet. Tratamos de lograr un equilibrio con una
visión de contemporaneidad, y creo que se logra
bastante.
P.- ¿Es complicado
compatibilizar su vocación personal con la
vida que la dirección del FIS le impone?
R.- El sintetizar Bien Aparecida,
Salvé y Festival, no es fácil. Ha sido
bastante complicado y ha sido un reto personal de
siempre y se ha desarrollado en muchísimas
ocasiones con grandes dificultades y traumas personales.
Aparentemente, y no tan aparentemente, son mundos
muy contradictorios y de difícil simbiosis.
Quizás sea uno de mis méritos.
P.- ¿Lloró
la noche del 30 de agosto de 1990?
R.- Fue muy emocionante que cerraran
la Porticada, me costó mucho leer un texto
de despedida. Yo le dije a los políticos de
entonces que no sabía si la Plaza Porticada
debía desaparecer. En cualquier caso era una
decisión política. Hoy, con el paso
del tiempo, creo que fue una decisión muy oportuna;
con la perspectiva de hoy el mantenimiento de la Porticada
era inviable. Esto ha generado la potenciación
de la oferta cultural durante el resto del año,
la posibilidad de otros horarios y de presentación
de programaciones escénicas que no podíamos
tener.
P.- El FIS se ha
extendido con usted por toda Cantabria, haciendo al
Festival menos santanderino y más cántabro.
¿Cuántas resistencias tuvo y tiene que
vencer para ello?
R.- Cantabria es una de las joyas
del Festival, esa localización entre tantas
villas y casi 40 lugares históricos de la región
le ha aportado una de sus originalidades. Porque esta
realidad entre los cientos de festivales europeos
que componen la EFA (European Festival Association),
a la que pertenecemos desde 1955, muy pocos lo tienen.
El pertenecer a esta región ha enriquecido
al Festival haciéndolo más intenso.
Hubo algunas resistencias iniciales, bien intencionadas,
pero al comprobar que la gran riqueza de nuestro patrimonio
enriquecía aún más nuestra propuesta
cultural lo admitieron. Es indudable que escuchar
música o poesía en el marco de un atrio
renacentista, o en un claustro románico, o
en una iglesia barroca, emociona y te hace comprender
mejor la obra.
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Jose Luis Ocejo
en su despacho. |
P.- ¿En los
momentos actuales, cree que las administraciones y
la sociedad son conscientes del extraordinario papel
de la Iglesia en la cultura?
R.- Habría que ser muy ciego
y tener muy poca memoria histórica si hoy y
desde hoy, con la visión laical que tenemos,
no se reconociera lo que ha significado históricamente
el papel de la Iglesia en la cultura, que es algo
para quitarse el sombrero. De hecho, nosotros usamos
más de 30 iglesias, claustros, colegiatas y
conventos de la diócesis, que ofrecen un enriquecimiento
importantísimo a los contenidos del Festival.
P.- Dicen que cuando
en 1948 el FIS empezó su andadura en el claustro
del seminario de Corban, nació muy vinculado
al espíritu de la barraca de García
Lorca y al espíritu universitario. Hoy se le
sitúa como un acontecimiento magnífico,
pero elitista. Aquel espíritu murió
con Ataulfo Argenta en la Plaza Porticada, con usted,
o aún sobrevive?
R.- Eso del elitismo me parece un
topicazo. Si el elitismo es rigor y calidad, el FIS
no sólo es elitista, sino que lo debe ser efectivamente;
el Festival nació para ofrecer contenidos culturales
a los alumnos de la Universidad Internacional Menéndez
Pelayo. Si que es cierto que la Plaza Porticada tenía
una fórmula de popularidad impresionante; cabían
casi 4000 personas, por lo que los precios eran muchos
más populares, pero al reducirse el aforo a
más de la mitad, como consecuencia inmediata
los precios se duplican. Aunque el otro día
he visto los precios de un partido de fútbol
y me he dado cuenta de que el Festival no es tan caro
como dicen. Se pueden ver cosas importantísimas
por 12 euros. El Festival tiene obligación
de ofrecer calidad, y si eso es elitista, pues viva
el elitismo. Y lo que tampoco es cierto es que la
mayoría de las entradas se regalen. La primera
fuente de financiación en términos absolutos
es la taquilla.
P.- El FIS es el
resultado de una sociedad cántabra inquieta,
culta y que demanda este tipo de manifestaciones,
o un añadido, ajeno a la realidad, pero con
su lógica estival?
R.- No no… Cantabria y Santander
tienen mucho que ver en el Festival. El 65 o el 70%
del Festival es gente de aquí. Y el Festival
no sería una realidad actual si no fuera por
la gente de Santander. Yo creo no sólo no es
ajeno, sino consecuencia de que la gente lo ha pedido,
porque lo ha apoyado.
P.- ¿Qué
tanto por ciento del FIS es cultural y qué
parte político?
R.- Bueno político, en cuanto
que depende de las instituciones políticas
es un 50%. Pero no se usa con fines políticos,
siempre hemos tenido mucha libertad, y yo jamás
he tenido ningún condicionamiento político.
P.- ¿Cuál
ha sido la actitud de la diócesis y de su congregación
a su esfuerzo y a su trabajo?
R.- De total apoyo, yo pacto con
el vicario de la diócesis todo los contenidos
culturales de las iglesias de la diócesis,
porque la diócesis tiene unos criterios que
el Festival de ninguna manera los quiere romper. En
ese sentido tenemos muy buena relación y hay
un gran apoyo. Y en el otro tema, con respecto a la
orden trinitaria ha habido tanto dificultades como
grandes apoyos.
P.- ¿Cómo
y cuándo se organiza el Festival?
R.- Se organiza todos los días
del año. En algunos aspectos, sobre todo el
mundo lírico, con tres o cuatro años
de anticipación. Otras cosas hay que hacerlas
en la propia temporada, y en este equilibrio está
el resultado del Festival. Por ejemplo, cualquier
espectáculo escénico no se programa
si antes no se ha visto. En Semana Santa estuve en
Varsovia viendo la ultima ópera de Krzysztof
Penderecki.
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Entrevistadoras
y entrevistado en el Palacio de Festivales. |
P.- ¿Usted
busca a los artistas o estos se ofrecen buscando el
prestigio de la cita santanderina?
R.- Los buscamos, aunque a veces
tenemos ofertas. Nos gusta mucho cuando los artistas
vienen a Santander y se enamoran de esta tierra, y
después nos dicen “¿Cuándo
volvemos?”. Y en esto tiene mucho que ver el
equipo humano que organiza el Festival, que siempre
intenta cuidar de ello.
P.- A la hora de
programar, ¿quién se ha resistido más
o ha sido más difícil de contratar?
R.- Una contratación complicadísima
fue la de Plácido Domingo, pero el resultado
final siempre fue fantástico, porque es un
hombre de una generosidad admirable. Como anécdota,
conseguimos que viniera en pleno mes de agosto, época
en la que los grandes de la música no actúan.
Vino en su avión, trajo a su familia y cantó,
y sólo a cambio de un jamón. Las orquestas
americanas son complicadas y algunos maestros pioneros
directores de orquesta. Llevamos años intentando
que toquen pianistas como Perahia, Pollini. También
costó mucho el trompetista Maurice Andrés.
P.- Este año
las celebraciones y conmemoraciones son múltiples,
entre ellas resalta la de Mozart. ¿Qué
queda por descubrir en Mozart?¿Ayuda a ese
descubrimiento el FIS 55?
R.- Nosotros hemos hecho Mozart siempre.
Pero este año va a predominar más la
ligazón del Festival con el Año Jubilar
Lebaniego que con Mozart. Haremos su Réquiem
bailado, en un espectáculo de calle de Comediants
muy innovador. También algunos conciertos basados
en Mozart, como uno que se realizará en El
Soplao y que será espectacular, por el marco
elegido. Pero tampoco queremos agobiar. Hacemos Mozart
pero con mucha proporción, sin exagerar, aparte
de que Mozart ha ido siempre con nosotros y seguirá
siempre con nosotros.
P.- Algunos colectivos
de jóvenes han manifestado en alguna ocasión
que el FIS es una obra grandiosa de exposición
cultural, pero no de formación o de pedagogía,
¿hay algún proyecto de difusión
de jóvenes valores o de formación musical?
R.- Nos hemos preocupado siempre
de que haya debutantes, jóvenes valores, como
uno de los más famosos pianistas del mundo
Ivo Pogorelich, o la flautista Cristina Gatón.
Considero que tiene una visión pedagógica
desde sus contenidos a la sociedad. No tiene una misión
didáctica, como puede ser un conservatorio
o una casa de cultura, un festival es una fiesta.
Pero a la gente joven también le interesa la
calidad, y yo creo que no ha habido tanta gente formada
culturalmente en Cantabria como en la actualidad.
P.- La Coral Salvé
y el FIS son dos embajadores innegables de nuestra
tierra. ¿Se siente reconocido por ese trabajo?
R.- Sí, yo me siento muy querido
y muy reconocido, y lo agradezco eternamente, y excesivamente
homenajeado. En ese sentido yo creo que mi obligación
es trabajar y sí, el Festival es un gran embajador
hacia el mundo. Por ejemplo, en Alemania hemos estado
once veces, somos muy conocidos y es donde más
aplausos ha encontrado la Coral, más que en
nuestros propios pueblos, y además han descubierto
que España no es sólo flamenco gracias
a nosotros, lo que nos orgullece. Mucha gente ha venido
a Cantabria gracias al Festival y la Coral.
P.- ¿La música,
su música, es sólo arte o un medio de
difundir a Dios?
R.- No creo que esté aquí
para hacer apostolado específicamente, pero
no dejo de reconocer que esto es también una
forma de servicio a la sociedad y creo que la música
y el arte es un vehículo fundamental e importantísimo
para reconocer a Dios y para llevar a Dios a la sociedad.
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Un momento de
la entrevista. |
P.- ¿Cómo
nació la Coral Salvé?
R.- Un pequeño grupo laredano
necesitaba cantar, porque había habido una
experiencia anterior también llamada Coral
Salvé. Además, yo había estado
siempre ligado por mi formación religiosa al
mundo de los coros. Y siempre formé parte de
coros, y a nivel personal echaba de menos todo este
mundo. Y con ello empezó la Coral en febrero
del año 70.
P.- En su opinión
¿cuál es el panorama coral de la región?
R.- Empezando por el mío tengo
importantes insatisfacciones, porque puede ser mucho
mejor, debe ser mucho mejor y debería trabajar
más. Si creo que el mío es muy mejorable,
tengo que decir lo mismo de todos los demás.
Pero eso es normal, si yo como director no tengo una
visión de exigencia, ahí estoy de sobra.
P.- ¿Qué
ha quedado en el camino en estos años de entrega
a la música?
R.- A nivel personal han quedado
amigos tan importantes como Ángel Barja, el
director del Orfeón Donostiarra Aiestaran y
Fina Folco, musicóloga, personas importantísimas
que me dieron mucha seguridad y su muerte fue una
rama muy importante que se desgajaba de mi vida, eso
es algo que está todavía presente en
mí. Y , bueno, han quedado en el camino muchísimos
recuerdos y noches para no olvidar, ya que éste
es un trabajo bellísimo y como yo soy algo
positivista sólo recuerdo las cosas buenas,
los palos se me olvidan.
P.- ¿Cuáles
son sus sueños?
R.- Hay que ser siempre soñadores,
uno siempre sueña con que el Festival crezca
y que dentro de la programación del Festival
pudiéramos crecer de tal manera que las bases
económicas permitieran presentar más
producciones propias y exclusivas. Y que esta oferta
tan rica y variada que se ofrece en Cantabria pueda
ser un vehículo para la felicidad de la gente.
P.- ¿Qué
novedades presenta el FIS 2006?
R.- Hemos abierto un ciclo de música
en las cuevas, a la espectacularidad de las cuevas
de El Soplao añadirle cuatro conciertos con
doce instrumentos de viento, seis mujeres negras americanas
cantando gospel, la percusión de Juanjo Guillen
y un programa monográfico de Mozart. Mozart
en El Soplao es una novedad. Esa es la novedad más
importante.
P.- Una recomendación
para nuestros lectores, ¿Qué no nos
podemos perder?
R.- Otra gran novedad es un encargo
del Festival de Granada y Santander a un gran compositor
español, José García Román,
armonizador del himno de Cantabria. A los muy inquietos
y muy curiosos les recomiendo que vengan a ver el
réquiem de este importante compositor. Luego
ya depende de los gustos personales.
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