En un mundo que desprestigia cada vez más el
sistema educativo, el exministro Ángel Gabilondo
lanza una apasionada defensa de este derecho universal.
Nombre:
Ángel Gabilondo
Lugar y fecha de nacimiento:
San Sebastián, 1 de marzo de 1949
Estudios: Licenciado en Filosofía
y Letras. Catedrático de Metafísica
de la Universidad Autónoma de Madrid.
Trayectoria: Toda su carrera
docente universitaria se ha desarrollado en
la Universidad Autónoma de Madrid desde
1980. Fue elegido rector de la UAM el 27 de
abril de 2002 y reelegido en 2006. Entre 2004
y 2006 presidió la Conferencia de Rectores
de las Universidades Madrileñas (CRUMA).
Entre 2009 y 2011 fue ministro de Educación.
Desde mayo de 2015 es diputado de la Asamblea
de Madrid por el PSOE.
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"La educación
ha hecho por la justicia, el equilibrio y la igualdad
en este país lo que nada ni nadie hará
jamás". Unas palabras tan firmes y llenas
de convicción no podían pertenecer a
otro que Ángel Gabilondo, un acérrimo
defensor de la educación como pocos quedan
en nuestro país. Licenciado en Filosofía
y Letras, su vida ha girado en torno a dos ejes en
apariencia dispares: la docencia y la política.
Sin embargo, él tiene muy clara la conexión
entre ambos. "La docencia también forma
parte de mi modo de entender la relación y
la comunicación con los demás",
afirma. "Los pocos conocimientos que uno tenga,
los tiene que compartir con los demás. Y eso
es un compromiso social, al igual que la política".
Entregado a dicho compromiso, llegó a la cartera
del Ministerio de Educación en 2009. Y es ese
el compromiso que sigue intentando alcanzar hoy en
día, tras casi tres años como ministro
y su posterior (y actual) andadura en el PSM.
Nunca ha apartado
la educación de su mente, y es por eso que
se ha convertido en su principal preocupación.
Lógico, en tiempos como estos en los que estudiantes
y profesores se ven obligados a salir a la calle para
luchar por sus derechos, en los que el dinero de las
arcas públicas destinado al sistema educativo
se considera un gasto en lugar de una inversión.
Algo impensable para Gabilondo. "Si usted cree
que invertir en educación es malgastar, pruebe
usted a invertir en ignorancia. Se va a enterar de
lo que es en verdad gastar y malgastar". ¿Existe
una solución, pues? Por supuesto, y como siempre,
está en los países nórdicos,
que se convierten casi en una utopía divina.
Pero Gabilondo está convencido de haber encontrado
su fórmula secreta: la estabilidad legislativa.
En España nos cuesta concebir un sistema educativo
que no se modifique prácticamente de arriba
a abajo con cada cambio de gobierno. Esa es precisamente
nuestra lacra, que, según el exministro, hay
que paliar lo antes posible. "Yo no soy partidario
tanto de que se quite la LOMCE para poner una ley
de otro partido, sino que se quite para ser sustituida
por un gran acuerdo social y político".
El acuerdo. Otra palabra que acude con presteza a
la boca de los políticos estos últimos
meses. Gabilondo también tiene en cuenta el
difícil panorama de gobernabilidad que se presenta
con la pluralidad política que hemos empezado
a descubrir en España, pero sorprendentemente,
se muestra más que contento ante la situación.
Le alegra que todos los partidos por fin hablen de
un pacto por la educación, pero teme la relación
que muchos establecen entre el término "nacional"
y una centralización del sistema, pues defiende
fervientemente una educación descentralizada.
Pero eso no significa que le tenga miedo a enfrentarse
a las diferencias de puntos de vista. Al contrario.
"El acuerdo es eso, ponerse de acuerdo con alguien
que no piensa como tú", declara, "Yo
lo hago por convicción, pero quien no lo haga
por convicción que se prepare, porque lo va
a tener que hacer por necesidad. Yo estoy enfermo
de consenso".

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