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Nº 128

OPINION / TRIBUNA LIBRE

La educación de calidad (de los coles y sus modas...)

Por Carlos Rodríguez Fernández, director del colegio Purísima Concepción de Santander.

En los centros escolares, como pasa en otros ámbitos, se funciona por modas, por tendencias. Son como tsunamis. Cada cierto tiempo olas gigantescas arrecian contra los colegios arrasando con lo que hasta entonces se consideraba la forma idónea de dar clase. Cuando llega una de esas olas parece que todo cambia. Oiga usted, señor profesor: ¡lo de antes ya no vale!; ¡lo de ahora es lo correcto! Pero luego resulta que todas las olas, hasta las más altas, acaban por regresar al mar y entonces sólo queda la resaca.


En lo que llevamos de siglo -para qué retroceder más- grandes olas han sumergido a los docentes españoles poniendo en solfa todo lo que ocurre en el aula en pos de una constante redefinición del concepto de calidad educativa. Lo cual es fantástico si se acierta al definir qué es la calidad, pero nefasto si se yerra.
Precisamente la primera gran ola del siglo XXI fue la de los -mal denominados-sistemas de gestión “de calidad” (ISO y EFQM), que llegaron desde el mundo de la empresa a muchos colegios, sobre todo concertados, y parecían objetivar la labor docente y solucionar sus problemas para siempre. Pero lo cierto es que, con los años, la mayoría de centros han dejado de certificarse en estos sistemas por considerarlos burocráticos y gravosos económicamente.
Después le tocó el turno a las TIC, las tecnologías de la Información y Comunicación. Hubo un tiempo en que cada aula debía tener su propia PDI (pizarra digital interactiva) si se quería ser un colegio “de calidad”. Quien trabaje en la docencia sabrá de lo que hablo. En cambio, hoy en día se instalan proyectores conectados a un ordenador de sobremesa con conexión online y los docentes ya no echan de menos las antaño tan codiciadas pizarras digitales. Otro tsunami. Otra resaca.
No hace mucho arrasó en los colegios la ola de los idiomas. Perdonen señores profesores, ahora sí que sí, la calidad reside en ser un centro bilingüe. Nos dijeron que, impartiendo un par de asignaturas en inglés, los niños alcanzarían el nivel B2 del marco de referencia europeo al acabar 4º ESO. Algo que, no sólo no es verdad, sino que es rotundamente falso, pues para aprender un segundo idioma se requiere la inmersión total, ya sea real (viviendo en el extranjero) o recreada al cien por cien en colegios, donde todos y en todo momento, hablan en ese segundo idioma. Eso sí es bilingüismo del bueno, el de verdad. Y ese brilla por su ausencia en los colegios españoles.
Entonces, si la cosa no va de tener una certificación ISO, un portátil para cada alumno o dar la plástica en inglés, ¿dónde reside la auténtica calidad en educación?, ¿qué es en realidad una educación de calidad?
La respuesta, aunque la tenemos enfrente, a veces se nos escapa: la clave es el factor humano. Denme un profesor vocacionado, uno que ame su profesión, y todas sus clases tendrán un aprendizaje significativo para los niños. Aquel docente que se exprima por completo para sus alumnos sacará el doble de cada uno de ellos. Decía Saturnino Nistal que “educamos más por lo que somos que por lo que sabemos o decimos”. En efecto, la programación, metodología y evaluación, siendo los tres pilares esenciales del proceso docente, irán siempre detrás del talante personal del profesor, de sus valores -y contravalores-, de su ejemplo dentro y fuera del aula, de ese curriculum oculto que el alumno absorbe como una esponja, sin él saberlo.
Actualmente arrecia la ola de las metodologías activas, aquellas basadas en la idea de que el propio alumno debe ser el constructor de su aprendizaje. Y así han cogido fuerza: el aprendizaje por competencias, por tareas-problema, el basado en proyectos, el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje-servicio, etc. Esta nueva ola “calará” en la medida en que crean en ella los profesores más enamorados de su profesión.
Un colegio de calidad será siempre, y únicamente, el que tenga personas de calidad. Las modas, como las olas, llegan y se van.




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Sistemas de gestión de calidad, las TIC, el bilingüismo, las metodologías activas... los cambios educativos del siglo XXI

"Un colegio de calidad será siempre, y únicamente, el que tenga personas de calidad. Las modas, como las olas, llegan y se van"

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