Mes de
febrero, mes de Manos Unidas, mes (aunque deberían
ser todos) adecuado para mirar a nuestro alrededor
y darnos cuenta de las necesidades que se abalanzan
sobre nosotros.
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Una persona
sin hogar duerme en la calle.
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Ya pasaron los tiempos en que la pobreza parecía
afectar a unos pocos habitantes de extremo de la sociedad,
hoy es una amenaza que puede caer sobre cualquiera
de nosotros. Lo decía Cáritas hace poco
en un informe contundente: "La clase media se
ha roto".
Y es que, como los informes de Cáritas demuestran
machaconamente, la crisis pasará, pero este
país, aunque no lo parezca, va a ser un desierto
para muchos españoles durante una generación.
En esos informes que os digo comprobábamos
el incierto rumbo de nuestra economía y la
gran brecha social que generan las medidas que se
están tomando, comprobando la desigualdad de
oportunidades entre españoles en datos como
que el 75% de las personas salían adelante
gracias a la posición de sus familias.
Esos estudios también muestran escalofriantes
datos como que el 26% de las personas se encuentran
en riesgo de pobreza y en una posterior situación
de exclusión social como consecuencia.
Uno de los datos más significativos muestra
cómo un 65% de las personas que acuden a Cáritas
llegan tras ser enviadas por los ayuntamientos, lo
cual muestra la insuficiencia de fondos que el Estado
destina a personas en una situación de pobreza,
poniendo en jaque el estado de bienestar de un país
que medio mundo envidiaba.
Cáritas dedicó 23 millones de euros
a la educación, superando lo que aportó
el año pasado el ministerio responsable de
políticas sociales para la educación
primaria.
También en el informe se da cierta importancia
a lo al margen que se encuentra cierta franja de la
sociedad, destacando que 400.000 desahucios por si
solos no llaman la atención, pero cinco suicidios
sí que consiguieron llamarla aunque, a día
de hoy, alguno ni siquiera lo considerase suficiente.

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