La meta
es ganar, eso es seguro, lo que no está tan
claro es cómo llegar a ella. Hace años
con una zancadilla el deportista era sancionado, era
evidente que había hecho trampas, y así
no conseguía su objetivo. Ahora el deportista
hace trampas, la gente lo sabe, y a pesar de esto
la gran mayoría sale airoso. ¿Qué
ha cambiado? ¿Por qué ahora es diferente?
Raquel Blasco, médico especialista en medicina
interna y doctora en medicina y cirugía, avalada
por la AEPSAD para la lucha contra el dopaje, nos
explica cómo funcionan estas nuevas trampas
conocidas como "dopaje". Lo que lleva a
la gente a doparse es el éxito asegurado, aunque
este dependerá de la percepción del
éxito de cada persona. Cuando un caso de dopaje
sale a la luz, cosa muy habitual últimamente,
pensamos, de forma inocente quizás, que ese
deportista o persona lo ha hecho de forma inconsciente,
sin saber cuáles van a ser sus consecuencias,
sin saber los riesgos que corre. Pero en realidad
nos estamos engañando, ya que la persona que
decide doparse necesita una planificación,
quizás no de años pero sí de
meses, por lo que sabe lo que hace. Esa consciencia
sobre lo que están haciendo les delata a la
hora de saber qué necesitan dependiendo del
deporte que practiquen. Hay tres tipos de perfiles:
Hematológico, los deportistas de fondo que
necesitan una alta cantidad de glóbulos rojos
para que aguanten mucho tiempo haciendo ejercicio.
Otro tipo es el esteroideo, utilizado por los deportistas
de potencia, ya que intentan conseguir músculo
y para ello necesitan esteroides siempre que vayan
por la vía ilegal. Por último está
el hormonal o mixto en el que se mira un poco de todo,
ya que se suele presentar en jugadores de deportes
de pelota. Sin duda buscar un remedio para parar esto
es muy difícil, ya que el dopaje evoluciona
cada día a gran velocidad, pero los médicos
cada vez están más cerca de alcanzarlo.
Uno de los grandes avances es el dopaje genético.
Consiste en hacer un uso no terapéutico de
genes, de manera que produzcan proteínas en
el organismo que hagan crecer los músculos
de forma más rápida y que tengan más
fuerza. El problema que tienen los médicos
para detectar esto es que las proteínas generadas
son iguales a las que creamos nosotros de forma natural
en nuestro organismo. Una madre o padre que se ha
dopado genéticamente le transmitirá
esos genes alterados a sus hijos y, aunque en un principio
pueden parecer buenos, acaban teniendo malas consecuencias
para los niños. "Muchas veces la única
diferencia que hay entre un veneno y un fármaco
es no solamente la dosis sino la intención
con la que lo utilices".
En 1998 se inventó la nitropolletina, hormona
que aumenta la cantidad de glóbulos rojos,
y fue inventada para usarla con pacientes que tenían
una anemia muy grande causada por tratamientos de
quimioterapia, ya que tenían algún tipo
de cáncer y por lo tanto no podían producir
sus propios glóbulos rojos.
Tan solo dos años después de ser inventada
para este uso aparece en las Olimpiadas de Invierno
favoreciendo el rendimiento deportivo. Y en el 2002
es metida por la WADA (World Anti-Doping Agency) en
la lista de drogas prohibidas, ya que en este proceso
había muerto el campeón de Bélgica
de ciclismo de ruta y diecisiete compañeros
más de equipo. Hacer trampas se está
convirtiendo cada vez en algo más común
y nos es difícil pensar en un deporte limpio
y sano, ya que los jóvenes deportistas cada
vez están más cerca de ese mundo y no
son solo a los grandes a los que relacionamos con
el dopaje. Sin embargo, la clave de todo esto es no
rendirse y seguir investigando. Hay mucho camino por
recorrer. Es labor de todos nosotros bajar el telón
del gran engaño del siglo XXI.

SUBIR
|
|