Últimamente
y con demasiada frecuencia aparecen y ocupan las páginas
de la prensa diaria y los boletines informativos de
los diferentes canales de televisión titulares
que no hacen sino aumentar nuestra indignación,
nuestra rabia y nuestra impotencia ante la situación
actual de nuestro país.
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Afectados por
las preferentes de Bankia. |
Me refiero especialmente a todos los asuntos de
corrupción, tanto política como económica
(véanse casos como Bankia, las preferentes,
trama Gürtel, caso Bárcenas y muchos otros)
que bien en forma de tráfico de influencias
o de obtención de favores ilícitos a
cambio de dinero, se descubren cada día para
bochorno, desfachatez y desvergüenza de todos.
¿Es que estos señores han perdido toda
la dignidad personal y los valores éticos que
ello conlleva? ¿O acaso se creen más
inteligentes o ingeniosos que los demás? Los
políticos no pueden ignorar las leyes y estás
deben aplicarse con todas las garantías posibles
para las buena marcha de la sociedad.
Tengo el convencimiento de que es la avaricia, el
comportamiento egoísta y el afán desmedido
de poder lo que lleva a algunos dirigentes a pensar
que son los dueños y señores de todo
y de todos, con el consiguiente coste social y económico
que ello conlleva; y digo algunos porque también
quiero creer que los hay honestos y con ganas de trabajar
por el bien común, que anteponen el bienestar
del país y de los ciudadanos, al de sus propios
bolsillos.
En medio de este clima de desconcierto y confusión
que gira en torno a escándalos financieros,
abusos fiscales, enchufismos, prevaricaciones, etc.,
que vulneran unos de los principios fundamentales
de la democracia, el derecho a la igualdad, nace una
falta de confianza de la gente hacia los gobernantes
y se impone una lucha. Una lucha pacífica pero
también enérgica en la que desaparezcan
los amiguismos para combatir y erradicar estas prácticas
a través de una toma de conciencia por parte
de toda la sociedad para actuar conforme a las leyes
morales y a las normas de justicia.
Jueces, magistrados, funcionarios y ciudadanos son
factores esenciales para hacer de las leyes un instrumento
eficaz en la lucha contra la corrupción, poniendo
un práctica de código de valores y actuando
en conciencia para todos igual sin favoritismos ni
enchufismos.
Es primordial la participación de todos y
desde todos los ámbitos y no solamente de los
gobernantes. Familia, escuela y sociedad deben inculcar
valores como la honestidad, responsabilidad, honradez,
integridad y justicia desde las etapas más
tempranas para construir ciudadanos responsables y
comprometidos. Para que el país avance se necesita
que cada uno aportemos nuestro granito de arena esforzándonos
en cumplir y conocer nuestros derechos y nuestras
obligaciones.
No creo que estemos podridos, pero sí hay algún
elemento infectado y contaminado que es necesario
erradicar para la buena salud de la colectividad.

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