Eduardo
Madina es, desde hace tiempo, una de las figuras emergentes
del Partido Socialista. Profesor de Historia, especialista
en relaciones internacionales y víctima de
ETA, ha sido dirigente de las Juventudes Socialistas,
jugador profesional de voleibol y hasta presentador
de musicales en Radio 3. Hoy es el actual secretario
del PSOE en el Congreso.
Nombre:
Eduardo Madina
Lugar y fecha de nacimiento:
Bilbao, 11 de enero de 1976
Estudios: Licenciado en Historia
contemporánea en la Universidad de Deusto.
Tiene un máster en Integración
europea por la Universidad del País Vasco,
especializado en relaciones internacionales.
Ocupación: Secretario
general del Grupo Parlamentario Socialista en
el Congreso y miembro de la Comisión
Ejecutiva Federal del PSOE.
Trayectoria:
Ha trabajado como técnico en el Parlamento
Europeo y ha impartido clases en diferentes
universidades europeas sobre relaciones internacionales
y construcción europea. También
trabajó como profesor asociado de Historia
contemporánea en la Universidad Carlos
III de Madrid. En el año 2012 fue elegido
entre los 192 jóvenes más destacados
del mundo por el Foro De Davos (World Economic
Forum) dentro del programa de jóvenes
líderes mundiales(Young Global Leaders). |
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Eduardo Madina ha formado parte del plantel técnico
del Parlamento Europeo y es considerado, por todas
nuestras fuentes, un hombre prudente, dialogante,
de alta formación y de gran coherencia ideológica.
Posiblemente estos valores sean los que explican que
un grupo de dirigentes hayan mostrado a Madina su
apoyo para que opte, en las próximas primarias,
a la secretaría general del PSOE. Quizá
hayan tenido en cuenta que el año pasado el
Foro de Davos le eligiese como uno de los más
destacados jóvenes líderes mundiales.
Pero Madina es cauto. En nuestra conversación
en su despacho del Congreso es muy claro en todos
los temas excepto en su futuro, ante el cual, cuando
le hemos preguntado, hace una pausa y pierde la mirada,
un alto para continuar el debate, consigo mismo.
Pregunta.- ¿Por qué
un hombre que vive en un entorno tan hostil asume
un papel tan comprometido con su sociedad?
Respuesta.- Mi conciencia, mis valores
y mi pensamiento de izquierdas hicieron que me movilizará
para actuar en una Euskadi que yo detestaba y que
no quería como modelo de futuro. Dar ese paso
y en el seno del PSE era fácil, porque no podía
negar lo evidente que era la injusticia social, no
podía mirar hacia otro lado cuando veía
situaciones de violencia, cuando veía y sentía
el terror en las calles de mi ciudad, de mi tierra.
Desde esa perspectiva, llevar como bandera la libertad,
la justicia social, la igualdad y la solidaridad me
parece lo correcto, aunque en aquella época
tuviese más riesgos.
P.- Hoy, sin embargo, las víctimas
y los comprometidos con esos valores aparecen muy
divididos.
R.- En realidad en el conflicto vasco
hay tantas víctimas como opiniones diferentes
sobre el conflicto. Por eso es sorprendente que alguna
asociación quiera tener el monopolio de la
voz de las víctimas, porque eso es hacer lo
que ETA siempre quiso y acabar con la riqueza de voces,
que es donde radica la libertad.
P.- ¿Por qué en la
transición fueron posibles tantos pactos y
ahora hay tantos temas sin resolver: ley electoral,
reforma de la justicia, reforma educativa, ley de
transparencia, ley de liberalización de mercados
energéticos y de telecomunicaciones... necesidades
sin tocar, ni siquiera cuando ha habido mayorías
absoluta? ¿Se puede luchar eficientemente contra
la corrupción?
R.- Sí, Alfredo Pérez
Rubalcaba ha propuesto más campo de actuación
a los organismos, que las empresas con contratos públicos
e implicadas en casos de corrupción no vuelvan,
ni con NIF jurídico ni los dueños de
las mismas con DNI de personas físicas; pidió
otra composición del Tribunal de Cuentas, que
se terminen las donaciones públicas, privadas
o anónimas a los partidos políticos
por parte de las empresas. Creo que la propuesta del
PSOE es amplia, viable y coherente. Otra cosa es que
el PP quiera debate y sea capaz de asumir las propuestas
de los demás.
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Un momento
de la entrevista. |
P.- En la valoración de
esta crisis ¿quién ha sido más
injusto, el país con los gobiernos de Zapatero
o los gobiernos de Zapatero con nuestro país?
R.- Ni lo uno ni lo otro. Creo que
el gobierno anterior se comió la crisis más
seria desde el crack del 29, una crisis no producida
por decisiones del propio gobierno sino por la caída
del sistema financiero que implosiona sobre un modelo
productivo que venía de antes y que circunscribe
toda su responsabilidad a no haber sabido sacar adelante
él solo con sus políticas al país
de la crisis. Le quitaron los ciudadanos, dándole
la mayoría absoluta a un PP que está
haciendo lo que está haciendo. ¿Fue
injusta la sociedad con el gobierno de Zapatero? No
lo creo, los resultados electorales son siempre tan
justos como los ciudadanos quieren al votar. ¿Me
gustaría que unos señores con tantos
casos de presunta corrupción que están
destrozando el modelo social español no hubieran
ganado? Pues me hubiera encantado que no hubieran
ganado, pero esa es mi opinión y la que importa
siempre es la de la gente.
P.- Tras el suicidio de Amaia Egaña
en Baracaldo, amenazada por un desahucio, los partidos
prometieron una solución. La nueva regulación
deja sin salida a miles de familias. ¿Qué
hace falta para que el Congreso legisle bien contra
este drama?
R.- Un acuerdo político en
un asunto tan tremendo que no es fácil de manejar,
pero con la demagogia que maneja el PP en sus discursos
no vamos a ninguna parte. Lo que más me importa
es que las personas por sufrir una situación
de paro pierdan su casa. Una solución que se
defiende es la dación en pago. Para nosotros
esa no es la mejor opción, la más eficiente
sería un proceso arbitrado extrajudicialmente
entre la entidad financiera y el dueño de la
hipoteca para que la entidad financiera esté
obligada a refinanciar la deuda o esperar durante
unos plazos en los cuales el afectado pueda buscar
soluciones o recursos con los que afrontar esa deuda,
quedando las dos partes contentas ya que el primero
no perdería la casa y el banco no se quedaría
con una vivienda más que no va a poder dar
salida. Lo que tampoco es adecuado es que las entidades
acumulen inmuebles por desahucios, que las familias
estén sin casa y que todos debamos asumir la
situación de los bancos mediante un llamado
banco malo.
P.- ¿Debe haber un cambio
en el PSOE? ¿Qué tiene que ocurrir para
que el PSOE vuelva a recuperar lo que fue?
R.- Sí claro, sí. Es
verdad que hace un año tuvimos cuatro millones
y medio menos de votos que en las anteriores elecciones,
que el PSOE está en un momento difícil,
que estamos estancados en intención de voto.
Pero lo tenemos que hacerlo mejor, no para ganar las
elecciones sino para evitar que este Gobierno acabe
con lo que ha sido el tronco natural de nuestra sociedad:
la igualdad de oportunidades y la cohesión
social. Necesitamos mejorar para defender la igualdad
de oportunidades, gobernar es solo el medio.
P.- ¿Considera arriesgada
la postura adoptada por el PSOE con el caso Bárcenas?
R.- Esperamos a que Rajoy saliera
y lo explicara. Y no lo hizo. Y después hemos
sabido que Bárcenas se benefició de
la amnistía fiscal de Montoro o que Ana Mato
aparece en un informe policial que la vincula a pagos
a empresas relacionadas con la trama Gürtel.
Aun así, yo creo en la inocencia de todo el
mundo hasta que se demuestre lo contrario. Pero como
presidente del Gobierno debería demostrar que
todo eso es mentira porque no hacerlo da lugar a que
todo se enrede más. Con todo, el problema no
es el PSOE, ni siquiera que el Gobierno tenga un problema,
sino que el país con este gobierno tiene un
problema.
P.- ¿En las circunstancias
actuales de la Casa Real, el PSOE se plantea un cambio
o una consulta sobre la forma de estado?
R.- Una revisión del sistema
de estado no solo afectaría a la Jefatura de
Estado. Lo que sí es cierto es que en torno
a casos como Nóos convendría que se
tomasen decisiones importantes. Porque la Corona es
un símbolo y conviene que los símbolos
estén plenamente limpios y limpios de sospecha.
P.- En época de austeridad
¿no son inmorales los sueldos, dietas y gastos
de muchos políticos?
R.- No creo que el sistema político
sea tan caro. Por ejemplo, el concordato con la Iglesia
es mucho más caro, el fraude fiscal es mucho
más caro. El sistema más barato es una
dictadura, pero conmigo que no cuenten para eso, me
gustan más las democracias.
P.- Entre sus aspiraciones puede
estar, por ejemplo, la Secretaría General del
PSOE.
R.- En este momento no. Las aspiraciones
están todas cubiertas. Yo vengo de un barrio
muy humilde de Bilbao, de una familia de trabajadores
que nunca se imaginó a sí mismo con
un escaño en el Congreso de los Diputados,
ni formando parte de la dirección del partido
del que me hablaba mi abuela con emoción en
los ojos cuando tenía 7 y 8 años. Pero
no me niego a nada. Ya veremos, cuando todo llegue
iremos viendo.
P.- ¿El PSOE es un partido
transparente?
R.- Sí, pero lo puede ser
más, como todos. Todo aquello que esté
tocado por dinero público debe entrar dentro
del marco de ley de transparencia y todo ciudadano
a golpe de ratón en un ordenador debe poder
estar informado de dónde va su dinero.
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Javier y David
fueron los encargados de entrevistar a Eduardo
Madina. |
P.- ¿Sería el PSOE
capaz de dar una única imagen, por ejemplo
sobre temas como la financiación autonómica
o la soberanía catalana?
R.- Sobre la financiación
autonómica sí, porque esa ley orgánica
la hizo el Gobierno y se pactó y se aprobó
aquí con mayoría. Eso fue un discurso
único del PSOE en el conjunto de España.
Hay matices en el seno del PSOE, pero no transcendentales.
El partido socialista es un partido que defiende avances
en el modelo federalista, que reconozca más
poder para las comunidades. Un proceso de mayor complejidad
que el modelo de autogobierno que ahora tenemos, más
multilateral, mejor coordinado, con otro significado
del Senado y con códigos de lealtad más
pulidos entre el Gobierno central y las partes del
Estado.
P.- Está claro que los recortes
son duros para todos, pero en educación y sanidad
son aún más duros. ¿Usted cree
que se está recortando el Estado de Bienestar?
R.- No estamos ante un proceso de
recortes. Estamos ante una operación ideológica
de utilización de la crisis al servicio del
desmantelamiento de la cohesión social. Están
intentando acabar con lo que nos ha hecho ser una
sociedad dinámica. No son recortes, esto es
hacer que mucha gente no pueda ir a la Universidad,
esto es hacer que mucha gente no tenga el mismo derecho
de acceder a la salud que otra, por dinero. Es más
peligroso.
P.- Pero si lo público está
mal gestionado y no sale rentable, ¿cuál
es la solución?
R.- Es que lo público no tiene
un discurso de rentabilidad. La inversión en
educación, en sanidad y en cohesión
social no es solo un juego de malabares ideológicos
de la izquierda que, si quieres también, es
una vieja aspiración, la justicia social y
la cohesión social entendida como la creación
de unos mínimos de calidad de vida para el
conjunto de la sociedad a través de los ejercicios
de distribución de renta que el colectivo hace
hacia los ciudadanos y ciudadanas.
P.- ¿Es imposible mantener
una sanidad y una educación de calidad gratuitas?
R.- No, es posible. Es una cuestión
de si es o no prioritario para esta sociedad. Hay
posibilidades, manteniendo los objetivos de déficit
para que los mercados no presionen al alza el coste
de la deuda de financiación de educación
y sanidad, por supuesto que las hay. ¿Tiene
España que gastarse 1,9 puntos de su PIB al
año en el ejército? pregunto. ¿Tiene
España que seguir financiando las actividades
de la Conferencia Episcopal?. Me pregunto por qué
un profesional que gana 900.000 euros dirigiendo una
gran empresa que está contratado como persona
jurídica en una sociedad patrimonial tributa
un 20% y se le bonifica todo y su secretario gana
30.000 al año y tributa un 37% porque está
pagando el IRPF. A lo mejor estas cosas deberíamos
replanteárnoslas. No acepto el debate de que
no podemos pagárnoslo. No acepto porque me
parece un cuento chino que se declare insostenible
la sanidad pública con una renta media de 3.000
euros, que tenemos hoy, en plena crisis.
P.- ¿Cree que este año
será el último de crisis?
R.- No, yo creo que el país
tiene problemas muy serios y que vamos a tener desempleo
alto y desarrollo económico lento durante mucho
tiempo, porque hemos tomados decisiones desacertadas.
Hemos colocado la actividad industrial en el 13-14%
del PIB, cuando no debería estar por debajo
del 25%. Tenemos una exposición a la construcción
muy alta y tasas de jóvenes en ciclos formativos
bajas. Nos recuperaremos con lentitud mientras no
invirtamos en educación, formación de
capital humano, innovación e investigación
científica. Reducir eso no es mejorar la competitividad
sino la pobreza. España necesita colocar la
inversión en I+D+I al menos en un 2% sostenido
durante una década.
P.- Si llegase a ser presidente
del Gobierno, ¿podría aplicar su discurso
al 100% o el desencanto y las imposiciones de otros
poderes como la UE lo impedirían?
R.- Los países han perdido
mucha de su soberanía; ya no tenemos soberanía
monetaria y estamos sujetos a una globalización
financiera, pero hay margen en un país para
decidir la orientación presupuestaria y hacer
sus prioridades, decidir su fiscalidad, donde se invierte
más y menos.

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