Javier
Botet es un actor atípico que cuenta como éxitos
cada una de sus películas. Tras 'Rec' y 'Mama',
se prepara para su aventura americana de la mano del
Guillermo del Toro.
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El actor Javier
Botet junto al reportero David Sanjuan. |
Su pasión por el cine
fue temprana, cuando de adolescente realizaba cortos
con sus amigos. Pero fue hace 10 años, cuando
llegó a Madrid para ganarse la vida como ilustrador
en editoriales pequeñas y haciendo dibujos
animados, cuando todo cambió. "La casualidad
me llevó a un curso de efectos especiales.
El arte dramático era algo que había
trabajado de modo totalmente libre, autodidacta con
mis amigos, y lo que hice fue aprovechar ese curso
para darme a conocer entre los profesionales del maquillaje.
Tuve una oportunidad en una película en la
que el profesor Pedro Rodríguez iba a hacer
un personaje fantástico; le comenté
que yo estaba ahí para que me diera una oportunidad
si quería explotar mi físico. Me la
dio y a partir de ahí conocí a gente,
empecé con un representante y comenzó
un trabajo tras otro".
Botet padece el llamado síndrome de Marfan,
una enfermedad rara del tejido conectivo, cuya manifestación
más visible es el alargamiento de las extremidades.
Un hecho que ha dibujado su desgarbada figura y le
ha abierto un hueco en el cine fantástico y
de terror; un tipo de producciones en las que se invierte
mucho dinero y en las que el riesgo de fracaso es
muy alto, pero el triunfó. Tras 'Rec', Javier
tiene en cartelera 'Mamá', una producción
donde ha trabajado con una de las chicas de oro de
Hollywood, Jessica Chastain, que ha contado con mucha
distribución y que al llegar al número
1 en Estados Unidos ha relanzado su carrera.
Dos directores han marcado hasta
ahora su carrera: Álex de la Iglesia, con quien
ha hecho un par de trabajos y Guillermo del Toro,
con quien ha coincidido en 'Mamá'. "El
hecho de haber trabajado con él me ha introducido
en su mundo mental y ha creado un contacto del que
creo surgirán dos proyectos muy interesantes
en breve".
Su trabajo
le está abriendo las puertas del mercado americano
y acercando a sus sueños: trabajar en producciones
de ciencia ficción, intervenir en la última
entrega de Star Wars, trabajar con Spielberg, hacer
cosas con Peter Jackson o incluso acercarse a sus
mitos de siempre, Lars von Traer o Tarantino. De momento,
antes de viajar a Estados Unidos espera el estrenos
de su último proyecto 'Las Brujas de Zurragamurdi'.
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Javier Botet
padece el llamado síndrome de Marfan. |
Donde el tono
distendido de la conversación cambia es al
hablar de política cultural. Aquí Botet
se enerva: "La piratería es un tema cultural.
Es preciso concienciar a nuestros hijos y no lo hacemos.
En España la piratería es un acto generalizado.
Deberíamos ser un poco más responsables
y darnos cuenta de que nos estamos cargando la cultura
española. Yo no tengo ninguna fe en el ser
humano y menos en los españoles". Relacionado
con ello, Botet tampoco es partidario del actual sistema
de subvenciones que mantiene al cine español:
"Son parte de esa España con la que no
comulgo, la que cuenta con ciertos circuitos de búsqueda
de fondos donde suelen abundar los corruptos y el
desorden. Simplemente ese sistema no fomenta el talento
sino los contactos. No entiendo que los españoles
tengan que pagar dinero para que ciertas personas
hagan películas que realmente al público
no le gustan. Considero que hay que diferenciar el
cine que puede ser arte y el cine que es espectáculo
pero, sobre todo, el cine debe ser hecho para el espectador,
no para ti y que te la pague el Estado".
Pero Botet
sí que percibe cambios. Para el actor hay un
aire de renovación juvenil, con más
atención a la taquilla, con un espíritu
muy engullido por el cine americano y con nuevos directores
que están dando un poco más de sentido
a la industria. Aunque "siempre hay una brisa
de esperanza pero que no acaba de convertirse en realidad.
Es algo muy lento, de momento sigue siendo eso, un
aire de esperanza. De momento habrá que esperar
20 años para saber si era de verdad o solo
era un espejismo".
El ejemplo
es el mismo. Con cuatro compañeros ha montado
una productora, Meteorito Ozil, con la que están
produciendo nuevas ideas y cortometrajes. Su última
idea es un montaje formado por cuatro fracciones con
una intención conjunta, de cuatro directores
diferentes, y cuyo premontaje se ha podido ver estos
días en el Festival de Málaga.

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