Un alumno
del Colegio Compañía de María
escribe un homenaje a la bahía de Santander,
a la que considera una de las más hermosas
del mundo. Para ello combina un repaso sobre la historia
de Santander y poemas realizados por autores como
José Hierro, José Luis Hidalgo o Gerardo
Diego. Las fotografías que ilustran el trabajo
proceden de la página web del Colegio Cisneros
de Santander.
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Impresionante
vista panorámica de la bahía de
Santander, |
'Bahía natal'
Cristal feliz
de mi niñez huraña,
mi clásica y romántica bahía
Gerardo Diego |
Santander es una de las ciudades
que posee una de las bahías más hermosas
del mundo. Es mi ciudad y mi bahía.
El origen
Santander nació en el año 26 a.C. cuando
el emperador romano Augusto envió sus tropas
para someter a los cántabros.
Los romanos nombraron a la bahía Portus
Victoriae. El nombre actual es de otro origen,
se trata de una historia que habla de una barca de
piedra que llegó a nuestra ciudad con las reliquias
de los mártires san Emeterio y san Celedonio.
San Emeterio, con el paso del tiempo, se convirtió
en Sant Emeter y, más tarde, Sant Ander. Emeterio
y Celedonio se convirtieron en patrones de la villa.
'Despedida
del mar'
Por
más que intente al despedirme
guardarte entero en mi recinto
de soledad, por más que quiera
beber tus ojos infinitos,
tus largas tardes plateadas,
tu vasto gesto, gris y frío,
sé que al volver a tus orillas
nos sentiremos muy distintos.
Nunca jamás volveré a verte
Con estos ojos que hoy te miro.
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José
Hierro
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Las playas de El Sardinero
Se encuentran siguiendo la línea de la costa
y es una de las atracciones turísticas más
importantes de la ciudad. Todos los santanderinos
las hemos conocido y disfrutado desde la niñez.
El Camello, La Concha, La Primera, La Segunda, Los
Molinucos y otras son nombres repartidos por las costumbres
y las edades de los santanderinos.
'Playa de Los Peligros'
Playa de los Peligros
no sé por qué me evocas
la sensación concreta de una isla de
los caribes,
tú que contemplas muda tras tus abruptas
rocas
el desfile de dragas, de gánguiles,
de aljibesa
Gerardo Diego |
Desde el parque de Mataleñas
Ya en el parque, y cerrando la bahía al mar,
encontramos la isla de Mouro y su faro solitario al
que se acercan las gaviotas y, en verano, algún
privilegiado bañista.
Adelantada tú en el mar
violento,
se estrella en ti el rumbo de la ola
Gerardo Diego
Próximo al parque, y sirviendo de atalaya al
mar, encontramos dos monumentos de distinto origen
: el puente del diablo y, antes, el dedicado a los
caídos en la guerra (obra del escultor cántabro
Jesús Otero)
'El horizonte'
El horizonte:
¡Qué altos
los miradores del alma!
¡El cielo sueña azul
y el azul sueña agua¡
José Luis
Hidalgo |
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Vista aérea
de Santander y el arco de la bahía. |
Volvemos hacia el centro
Damos la vuelta y nos dirigimos hacia el centro,
hacia los jardines de Pereda. Antes bajamos hasta
la plaza de Italia y allí nos encontramos con
los Baños de ola, que ya son atracción
turística desde 1847.
Seguimos nuestro paseo y nos detenemos junto al recuerdo
que la ciudad tiene a uno de sus grandes poetas. Bajo
un árbol, sentado y pensativo, Gerardo Diego
nos sigue hablando:
"La luna sus mil lunas en
ti baña / - tu pleamar, qué amor de
cada día-, /
te rinden reflejo y pleitesía 7 montañas,
cielo y luz de la Montaña".
Mauro Muriedas ha ayudado a la ciudad a
tener un hermoso recuerdo del poeta. Su escultura
nos acompaña en el paseo y, poco a poco, vamos
llegando a Puerto Chico.
Puerto Chico despedida del mar
Míralas ya: sus bisectrices proas …
Barcas
- flotilla de traineras paralelas- soñolientas
y vagas …
Niños no cortan, cabecean. Duermevelas rebañando
la miel poniente
de cabeza verdeazul, sardas y anchoas” del sol…¡Qué
nuevo y fresco y limpio
el mundo …”
(G. Diego - J. Hierro)
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Conjunto de
esculturas dedicado a los raqueros. |
Dejamos hablando a los dos poetas y, mientras unos
raqueros de bronce apenas llegan al mar, llegamos
a los jardines de Pereda.
Los jardines de Pereda
Pero antes y, frente a los raqueros, frente a la
bahía, encontramos la mansarda del Héroe
de las mansardas de Mansard. Una historia escrita
por otro santanderino, Álvaro Pombo. Una historia
que se sitúa en este paseo y en el que bien
podemos encontrar a su autor hablando y discutiendo
con los dos poetas de Puerto Chico (cuestión
de valía).
Siguiendo el muelle Calderón, llegamos a los
jardines recientemente remodelados. Un poco extrañados
encontramos los monumentos a dos escritores de Cantabria:
Pereda y Concha Espina.
Doña Concha está un poco molesta: “toda
la vida dando la espalda a la bahía y, ahora
que mueven, no me ponen mirándola".
Pereda sigue callado y mirando hacia su casa, como
teniendo ganas de refugiarse dentro de ella y olvidarse
del viento sur.
'Viento sur'
No existe el aire ya.
Las lejanías
están aquí al alcance de la
mano.
Evidente es el mundo y tan cercano.
He aquí la densidad que apetecías
La luz se cierne en
mineralogías
Tan de ardiente osatura y primer plano,
Que me brota este grito sobrehumano:
gloria al bramar de las montañas
mías.
Es el viento que encrespa
sus bisontes,
Que en bravo alarde de torsión y
ultraje
Lomos restalla de olas y de montes.
El viento que me empapa
de paisaje.
Sur, viento sur, enrólame en tu viaje
y ráptame en tus brazos de horizontes
Gerardo Diego |
Las fotografías proceden de:
http://centros3.pntic.mec.es/cp.cisneros/cantabria_fotos.htm
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