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Red-acción
II Época / Nº37
Enero-Febrero
2010
MEDIOS / VISTO Y LEÍDO

La despedida del 'Rey del pop'

Por Sara Mazón Haya, alumna de 2º de Bachilerato del IES Santa Clara de Santander.

Allí, parapetado tras sus clásicas Ray-Ban, un uniforme militar y el gesto serio, el cantante Michael Jackson se erigía como una figura de leyenda. Tras él, una cascada de chispas y fuego caía sobre el escenario. En derredor, la gente gritaba desesperada. El mayor espectáculo del mundo iba a comenzar.

Michael Jackson en uno de sus conciertos.

Querido y odiado, archiconocido sin discusión, Michael Jackson ha sido el ídolo de masas de varias generaciones. El auténtico rey del pop y de la puesta en escena, el Dios del directo. Creador de tendencias, convirtió su vida en un escaparate para la música; además de sus gafas de sol, son ya míticos sus sombreros, sus tiritas, sus pantalones regaderos pero, en resumen, su estrafalaria y genial forma de vestir que incluía un amplio abanico de chaquetas de cuero, americanas de muchos colores, camisas de terciopelo, trajes espaciales y camisetas blancas.

Ese hombre de la cara obtusa, de mirada risueña y nariz perfilada sorprendía con su capacidad creativa. De su cabeza surgieron canciones tan cosmopolitas como 'Billie Jean', 'Man in the Mirror', 'Smooth Criminal', 'Heal the World', 'Black or White', 'Earth Song', 'Ghosts', 'Privacy' o 'The Lost Children'. Era un artista con un repertorio musical irrepetible que convirtió el Pop en mito y la música en un canto a la solidaridad y ecología.
El intérprete consiguió cuanto quiso y su marca alcanzó un valor incalculable. Tras tres de los discos más vendidos de todos los tiempos, incluyendo el más vendido y tres giras muy exitosas, Jackson se recluyó con sus premios en su misterioso y tétrico Neverland. Sus apariciones en público continuaron por cuenta gotas pero desapareció de los medios de comunicación.
En plena crisis decidió grabar un olvidado disco de estudio, 'Invincible'. Su atormentada mente se esforzó en crear un aséptico cd repleto de efectos de sintetizador, sonidos del futuro y algunas voces suyas. Nadie le comprendió y fue un desastre sin promoción que muy pronto desapareció de las tiendas de música. A pesar de todo, si hoy se reproduce, es tan atemporal y fue tan novedoso que podría haber salido hoy mismo a la venta.

Jackson con sus dos hijos.

Sin embargo aun le quedaba un golpe fatal que soportar. En 2003 su imagen fue resquebrajada para siempre cuando fue apresado en sus dominios por un supuesto abuso de menores. Dos años de juicio dejaron a un Michael no culpable pero si repelente para la sociedad. Parodiado sin descanso, fue acusado de abuso de analgésicos, de adicto a la cirugía y de vivir de rentas.
Se calculaba que en 2008 saldría a la venta su nuevo trabajo, pero nunca llegó. Michael definitivamente se había acabado.
A comienzos de 2009, Jackson continuaba con sus rarezas; sus hijos deambulaban con mascaras venecianas, él con mascarilla hospitalaria mientras los rumores sobre su regreso se incrementaban.
En marzo, mediante una multitudinaria rueda de prensa, Jackson anunció una serie de shows que pondrían el broche de oro a su carrera. Se despediría de sus fans y demostraría a sus hijos quien fue otrora.

Dos semanas antes del primer concierto en Londres su corazón dijo basta. Debido a una sobredosis o a un sabotaje, Michael abandonó el mundo rumbo a los cielos dejando en tierra a sus hijos y entregando sus himnos a la humanidad para que resuenen hasta la eternidad. Probablemente Dios, en un arranque egoísta, decidió que quería ver los últimos conciertos de Michael Jackson en su olimpo. Mientras tanto los mortales seguiremos durante años escuchando al indiscutible King of Pop.

 

 


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