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Red-acción
II Época / Nº36
Noviembre-Diciembre
2009
REPORTAJES / AZUL Y VERDE

Heidi nos lleva al huerto

Por Alba Juanes, alumna de 2º de Bachillerato, y Ventura Gómez, alumno de 1º de Bachillerato del colegio La Paz de Torrelavega.

Ésta es la iniciativa que la profesora de Biología de Bachillerato del centro, Heidi Rodríguez, ha tenido para la recuperación de un terreno en desuso desde hace años, situado junto a las aulas del Colegio Nuestra Señora de la Paz.

Los pequeños colaboran en la plantación de hortalizas en el huerto del colegio, mientras los mayores disfrutamos como enanos ayudándolos en su tarea.

Todo comenzó el pasado año. Hasta entonces, todo el que pasaba por el pasillo lo hacía para ir a clase o al baño, algunos sin saber siquiera que al final de ese pasillo había una parcela inutilizada y llena de malas hierbas y mucho menos que esa parcela podría ser de provecho para alguna actividad. Sin embargo, ahora, lo que empezó como una idea ha acabado convirtiéndose en el instrumento de colaboración entre los niños de Infantil y los alumnos mayores, inyectando una dosis de vida y convivencia en el colegio.

Son los niños pequeños, ayudados por niños grandes, los que plantan lechugas y cebollas y recogen el cariño e ilusión de todos de los miembros de la comunidad educativa. Cada semana que pasa, los niños están más concienciados con el respeto y cuidado del medio ambiente. Lo aprenden poco a poco, sin enterarse, jugando. Los mayores, mientras, aprendemos de ellos, viendo con orgullo cómo entre todos podemos contribuir en la construcción de un mundo un poco más verde, aunque sea en el simple patio de un colegio.

Cada semana que pasa, los niños están más concienciados con el respeto y cuidado del medio ambiente. Lo aprenden poco a poco, sin enterarse, jugando.


Todo el mundo parece haber olvidado ya que el terreno fue usado incluso como vertedero. La basura y el desorden han dado paso a una estampa llena de dulzura, salpicada de encanto y armonía. Niños correteando entre los cultivos, jugando con la tierra, asimilando sin querer la importancia de proteger y velar por el medio ambiente. Al mismo tiempo, nosotros nos deleitamos con el milagro de la vida, tanto humana, representada en estos pequeños llenos de ilusión, como en las hojitas que comienzan a brotar ya de nuestro huerto.


Es nuestro pequeño grano de arena: un puñado de niños que, cuando crezcan, quizás recuerden con cariño esta pequeña experiencia y sean conscientes del incalculable valor de cada trocito de tierra que pisamos. Plantando semillas en este pequeño huerto se siembran también las raíces de una mentalidad abierta y amiga de la naturaleza, la base de un cambio en nuestra forma de ver el mundo que nos rodea.

 


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