|   Cristina 
                            Nogués Linares es la magistrada del único 
                            Juzgado de Menores de la provincia de Cantabria, el 
                            de Santander. Nos ha concedido una parte de su tiempo 
                            para explicarnos el funcionamiento de esta institución 
                            encargada de aplicar la justicia a menores de edad 
                            y la problemática de la institución. 
                            Cántabra de nacimiento, pertenece a la carrera 
                            judicial desde hace 21 años, desempeñando 
                            el cargo de magistrado de menores en nuestra comunidad 
                            desde el año 2000. 
                          
                             
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                              Maza utilizada 
                                  en los juzgados.  | 
                             
                           
                          Pregunta.- Usted es cántabra 
                            pero, ¿ha ejercido siempre en la comunidad?, 
                            ¿qué cargos y en qué lugares 
                            ha trabajado?  
                            Respuesta.- Primero estuve en Lérida 
                            en compatibilidad con la Audiencia Provincial que 
                            estaba allí, cuando estaba en vigor la ley 
                            anterior por la que la edad de competencia del juzgado 
                            de menores era de 12 a 16, menos que ahora, que es 
                            de 14 a 18. También he estado ejerciendo en 
                            Aragón y en Cataluña. 
                           P.- ¿Qué le hizo 
                            descubrir tal vocación? 
                              R.- De la forma 
                            más espontánea en realidad. Cuando estaba 
                            en el último año de carrera, una compañera 
                            de piso me comentó que ella estaba pensando 
                            en preparar las oposiciones a juez y yo opté 
                            por lo mismo. Después ya tuve muy claro que 
                            ser juez era lo que me gustaba, por el espíritu. 
                            Además el papel que desempeñas es más 
                            el de conciliador, el de resolver problemas… 
                            como si fuera el espíritu de un juez de paz. 
                            Pero la vocación era esto: ayudar a la gente, 
                            intervenir en los problemas… Y ahora, en el 
                            Juzgado en el que estoy, es totalmente vocacional, 
                            porque me encanta tratar con menores. 
                           P.-En la puerta de su despacho, 
                            un rótulo indica su cargo de magistrada. ¿Ha 
                            sido víctima de algún hecho que considere 
                            particularmente injusto, precisamente por ser mujer? 
                            R.-No, en la carrera no, así 
                            como en otras profesiones dicen que la mujer puede 
                            estar peor retribuida, el hecho de quedarse embarazada… 
                            pero desde luego, como funcionaria en la carrera judicial, 
                            ninguno en absoluto. 
                          P.-Como jueza le corresponde mantener 
                            la calma y la fuerza ante las víctimas en un 
                            juicio, ¿es este un aspecto que le resulta 
                            difícil de desempeñar en su trabajo? 
                            R.-No, la verdad es que no. Considero 
                            que hay que tener mucha humanidad y generosidad sobre 
                            todo; ponerte en la piel del otro, tanto en la del 
                            menor infractor como en el de la víctima, intentar 
                            un difícil equilibrio para conciliar los intereses 
                            de todos, y creo que esto se me da bien, que me sale 
                            instintivamente. 
                          P.-¿Por qué delinque 
                            un niño que lo tiene todo? ¿Cuáles 
                            cree que son las causas que impulsan a un joven que 
                            no tiene necesidades económicas a cometer un 
                            delito?  
                            R.- Pues exactamente por eso, porque 
                            lo tiene todo... El porcentaje mayor, por supuesto, 
                            es lo contrario. Delinquen más los menores 
                            de familias desestructuradas, aquellos con problemas 
                            económicos o una falta total de control y límites 
                            por parte de los padres bien porque no valen, porque 
                            no quieren o porque no pueden, ya que hay casos de 
                            padres que tendrán que estar trabajando las 
                            12 horas del día para sacar adelante a su familia. 
                            Los delitos que cometen suelen ser hurtos, robos con 
                            fuerza, etc. 
                            En el otro caso, como decía antes, será 
                            porque lo tienen todo. Muchas veces queremos lo mejor 
                            y damos más y más… y llega un 
                            momento en el que ya no saben con qué dar. 
                          P.-Actualmente se presta mucho apoyo 
                            a la reinserción de menores. ¿Cree usted 
                            en las medidas reinsertadoras? 
                            R.- Totalmente. Creo que son eficaces 
                            en una gran mayoría de casos y estoy de acuerdo 
                            también con el lema de la fundación 
                            AGRAMA, encargada de muchos de estos centros de reforma 
                            de España, Un menor que se reeduca, una 
                            generación que se salva. Creo que sería 
                            un éxito que de diez menores consiguiéramos 
                            que uno saliera adelante, tuviera un trabajo y llevara 
                            una vida normal. 
                          P.-Emilio Calatayud, juez de menores 
                            de Granada y artífice de las múltiples 
                            sentencias educativas que han convertido a esta ciudad 
                            en la que los menores cometen menos delitos, revindica 
                            la libertad y la educación sobre los centros 
                            de internamiento. ¿Está usted de acuerdo 
                            con el magistrado? 
                            R.-Sí, pero, por ejemplo, 
                            hace unos años salió una noticia en 
                            la que se decía que la sanción que puso 
                            a un menor como medida educativa era enseñarle 
                            a leer y a escribir. Esto está claro, ya que 
                            la medida de internamiento supone que el menor esté 
                            en el centro con una formación integral, porque 
                            uno de los derechos y obligaciones de los menores 
                            según la ley y el reglamento del menor es la 
                            educación. De hecho, muchos de ellos sacan 
                            el Graduado Escolar en el centro.  
                           P.-¿Qué importancia 
                            tiene una condena para el futuro de una persona? ¿Los 
                            jueces piensan en ello antes de emitirla? 
                            R.- Pues mirando hacia el futuro, 
                            por supuesto. Como todo lo que se impone son medidas 
                            educativas dirigidas a la reinserción, rehabilitación 
                            y formación del menor, lo que se pretende es 
                            reconducir su conducta para que deje de delinquir 
                            e influir también en los factores de riesgo 
                            por los que pueda verse influido.  
                          P.-¿Cuáles son los 
                            distintos regímenes en los que se puede encontrar 
                            un menor en un centro de internamiento? 
                            R.- Está el régimen 
                            cerrado, en el que no pueden salir para nada del centro 
                            y los tutores y profesores se desplazan hasta la instalación; 
                            el régimen semiabierto, en el que los chicos 
                            pueden salir para realizar alguna actividad como, 
                            por ejemplo, ir al colegio, y, por último, 
                            el régimen abierto, en el que los menores sólo 
                            acuden al centro por la noche para dormir. 
                           P.-¿Coincide en el hecho 
                            de que los jóvenes que cometen un delito no 
                            tienen por qué ser delincuentes? 
                            R.- Sí, claro. El Tribunal 
                            Constitucional, de hecho, ha dicho que no se puede 
                            etiquetar. Además, en ningún momento 
                            puedes decir un dato que permita la identificación 
                            del menor, aunque a veces aparece, lo cual conlleva 
                            una buena reprimenda por parte del gabinete de prensa 
                            de la Policía. 
                           P.-Durante el primer año 
                            de vigencia de la Ley del Menor aumentó el 
                            número de delitos cometidos por los menores. 
                            ¿Cree que existe una conexión entre 
                            la dureza de una ley y el número de delitos 
                            cometidos? 
                            R.- No, no aumentó, lo que 
                            pasa es que la competencia era diferente. Antes era 
                            de 12 a 16 y a partir de esta edad quedaban sujetos 
                            al Código Penal de adultos, pero con la aplicación 
                            del atenuante de la minoría de edad y, al cambiar 
                            la ley a la 5/2000 que entró en vigor en enero 
                            de 2001, se estableció de 14 a 18, por lo que 
                            el primer año aumentarían porque los 
                            que más delinquen son los de 16 a 18. 
                          P.-¿Cree que en ciertas ocasiones 
                            encerramos a los delincuentes porque sentimos miedo? 
                            R.- Es la alarma social y el riesgo 
                            de reincidencia es un factor a tener en cuenta evidentemente, 
                            un factor entre otros muchos. 
                          P.- ¿Cuál ha sido 
                            su última sentencia 'especial'? 
                            R.- El último caso ha sido 
                            una agresión sexual, que sucedió hace 
                            dos veranos y el juicio tuvo lugar esta primavera. 
                            En la Cuesta del Hospital un menor extranjero violó 
                            a una señora mayor. La sentencia fue un internamiento 
                            con régimen cerrado de cuatro años, 
                            más un periodo de libertad vigilada para que 
                            una vez fuera, no se encuentre sin ningún tipo 
                            de apoyo. 
                           P.-¿Cómo son los 
                            menores que llegan a su juzgado? ¿Podríamos 
                            decir que existen diferencias por clases? ¿Cometen 
                            más delitos los chicos o las chicas? 
                            R.- La verdad es que el porcentaje 
                            es mucho más elevado en el caso de los chicos 
                            y en delitos como hurtos y robos con fuerza. Quizá 
                            se encuentra más equilibrada la balanza en 
                            el tema de lesiones, amenazas, etc. 
                          P.- ¿Cree que tiene alguna 
                            relación el fracaso escolar con la delincuencia? 
                            R.- Sí, desde luego. El fracaso 
                            escolar es uno de los factores de riesgo, el ausentismo, 
                            etc. Pero no en todos los casos, ya que también 
                            se pueden dar muchos otros factores de riego. El principal 
                            de todos ellos, sin embargo, es la familia, hablando 
                            desde el punto de vista educativo. 
                           P.-¿En alguna ocasión 
                            un joven le ha agradecido una sentencia? ¿Te 
                            sientes realizada con tu trabajo? 
                            R.- Sí. De hecho, uno quiere 
                            casarse conmigo, lleva en el centro más de 
                            un año y le tengo enamorado -bromea-. Me siento 
                            súper realizada y además los padres 
                            también te lo agradecen mucho y eso te gusta. 
                            Ha habido ocasiones en las que incluso me han pedido 
                            que ingresáramos a sus hijos en el centro porque 
                            ya no sabían qué hacer y al final los 
                            chicos te terminan transmitiendo que están 
                            donde debían de estar durante un tiempo. Desde 
                            luego, es un trabajo muy reconfortante y con el que 
                            me siento muy realizada.  
                           
                            
                          
                          
                             
                               
                                    
                                    SUBIR 
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