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II Época / Nº33
Mayo
2009
ENTREVISTAS / PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Eva Mª Méndez Suárez, profesora del Aula Hospitalaria de Valdecilla: "Si continuamente me quejo por todo, nunca disfruto de lo que tengo a mi alrededor"

Por Borja García Borrego, alumno de 4º de ESO del IES Miguel Herrero de Torrelavega. Actualmente está hospitalizado y estudia en el Aula Hospitalaria de Valdecilla.

Eva María Menéndez Suárez es una de las cuatro profesoras que actualmente imparte enseñanza en el Aula Hospitalaria del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.

Aula Hospitalaria de Valdecilla.

Eva María Suárez tiene 37 años, es profesora de pedagogía Terapéutica y licenciada en Psicopedagogía. Ingresó en el cuerpo de maestros en 1993 como interina y actualmente desarrolla una comisión de servicios en dicha aula. La entrevista duró una hora, con intimidad, sin interrupciones de terceras personas y se llevó a cabo de forma fluida y relajada. Fue por la mañana en un día de entre semana ordinario.

La entrevista ha sido realizada estando presentes los dos participantes y preguntando el entrevistador, quien tomó nota de todo en un papel, y respondiendo la entrevistada de manera libre y natural. Trato de usted por el respeto que me ofrece. Hubo una citación previa con la entrevistada. El idioma es el español, lengua materna de ambos.

Pregunta.- ¿Ha sido una estudiante constante desde niña?
Respuesta.- Siempre he sido más constante que inteligente a la hora de estudiar.

P.- ¿Desde cuándo tuvo claro el futuro que quería para usted?
R.- Tuve claro mi futuro desde siempre. Cuando era pequeña mis profesores siempre decían que era "la defensora de las causas injustas".

P.- ¿Por qué al final se decantó por la rama de la enseñanza de Educación Especial?
R.- Me decanté por esta rama porque me gustaba el Magisterio, pero los niños normales me parecía un trabajo fácil; entonces el año que comencé pusieron por primera vez Educación Especial como especialidad en Magisterio, en Oviedo, fue una oportunidad que no dudé en aprovechar.

P.- ¿Cómo afrontaba día a día la dureza de ver a niños con estas discapacidades?
R.- No me parece duro porque intentas ver las cosas positivas, te fijas más en las cosas que puedes hacer con ellos que en las que no. Me parece más duro trabajar con 25 niños de dos años porque en una clase de Infantil son más niños, menos independientes... y en un aula de Educación Especial el número de alumnos es más reducido y no hay tanto mimetismo de conductas negativas de unos a otros porque no poseen esa capacidad.

P.- ¿Cuál es el caso que más le ha llamado la atención durante su período de profesora en escuelas de Educación Especial?
R.- El caso que más me marcó fue el de un niño de 15 años con inteligencia rozando los límites de la normalidad, pero con psicosis agresivas. Cuando emocionalmente estaba estable era un niño normal, incluso podía socializarse en cualquier instituto, pero cuando padecía brotes psicóticos su conducta era disruptiva consigo mismo y con las personas de su entorno.

P.- Se sentirá impotente al ver las grandes barreras que se les pone a estas personas. ¿Qué opina sobre esta situación?
R.- Se solucionarían todos estos problemas si por un día todas las personas experimentáramos esa sensación de discapacidad (ponernos en el lugar del otro, empatizar). Por ejemplo, practicar ser una persona que no puede ver. Dentro de la misma clase mandar hacer desplazamientos habituales a niños con visión normal con los ojos tapados para que interioricen la sensación de tener una discapacidad y así comprender al otro ayudándole con las llamadas "barreras".

P.- ¿Cuál es su mayor recompensa a su duro trabajo?
R.- Mi mayor recompensa es la sonrisa de los niños. Con estos niños no hay evoluciones muy notorias, incluso retrocesos a pasos agigantados. Entonces, la recompensa nunca es inmediata sino a largo plazo y siempre mínimamente se produce un avance que para mí supone el mayor de los logros.

P.- ¿Desde cuándo trabaja en el Aula Hospitalaria de Valdecilla?
R.- Trabajo desde el presente curso. Elegí esta opción porque me supone un reto personal. El centro ordinario no me llama la atención, a mí me gustan los retos complicados y el superarlos me hace sentirme plena como persona, cumpliendo mis expectativas.

P.- Al trabajar en un hospital con niños enfermos habrá presenciado situaciones muy tristes y difíciles de borrar de su memoria. ¿Cuál ha sido el caso que más le marcó?
R.- Lo que más te marca siempre es la muerte de un alumno al que estás atendiendo y ves todo el proceso, creando lazos emocionales muy estrechos, no sólo con él sino también con su familia. No puedo paralizarme ante estas situaciones porque aún me esperan muchos niños enfermos que también requieren mi ayuda. Llega un momento que la pura dureza te obliga a crear una coraza en tu corazón que impide que las lágrimas corran por tu interior.

P.- Supongo que le resultará complicado no llevarse a casa los niños con los que comparte su evolución, unas veces satisfactoria; otras, no. ¿Cómo consigue separar su vida privada de su vida profesional?
R.- No siempre lo consigo, pero lo intento cada día porque es la única forma de mantenerse sano emocionalmente. Si yo no soy capaz de controlar mis emociones no puedo transmitir confianza y tranquilidad a los pacientes, que es lo que necesitan.

P.- Podría definir qué es "la fuerza de superación" para estos niños.
R.- Una lección básica en la vida porque saber afrontar con una sonrisa en la boca y de forma positiva lo que te toca vivir, ya sea una enfermedad ya sea una discapacidad, es un paso muy acertado para la curación. Los niños tienen más capacidad de aceptación que un adulto. Es sorprendente la entereza que nos muestran.

P.- ¿Cuál es su mayor reto en estos momentos?
R.- Mi mayor reto es levantarme por las mañanas de forma positiva, ayudando a los demás e irme a la cama con la conciencia tranquila y sintiéndoma orgullosa de saber que he aportado mi granito de arena en la vida de otra persona.

P.- ¿Hay mucha diferencia a la hora de trabajar en el Aula Hospitalaria con respecto a un centro normal?
R.- (el gesto de su cara es bastante significativo). Muchísima, desde el nivel legislativo al organizativo. El trato con los niños es mucho más individualizado y familiar y en el Aula Hospitalaria siempre estás haciendo adaptaciones curriculares, unas veces temporales y otras permanentes, pero siempre te adaptas a las necesidades educativas de los niños.

P.- ¿Volvería usted a un aula convencional o le gustaría jubilarse en este aula?
R.- A un centro convencional no, estoy muy a gusto en el Hospital, pero es un trabajo que psicológicamente desgasta mucho (muestra tristeza).

P.- Muchas gracias por su colaboración y su amabilidad a la hora de atenderme ya que ha sido una entrevista muy distendida, cosa que se agradece. Nos ha permitido conocer su labor en profundidad que es algo diferente de mis ideas previas.

 

OPINIÓN PERSONAL

La persona escogida para la realización de esta entrevista no ha sido al azar, sino de forma pensada con detenimiento y claridad porque yo quiero labrarme un futuro en el campo de la enseñanza con niños con alguna discapacidad psíquica o física y esta entrevista ha supuesto una gran oportunidad para conocer más de cerca el trabajo de estas personas y así percatarme, apoyando mis ideas, de que después de esta práctica mi objetivo sobre el futuro está aún más afianzado y seguro.


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