Estamos 
                            en época de elecciones, todo el mundo lo sabe, 
                            pero los que mejor lo saben son aquellos que se juegan 
                            un sillón en el Gobierno. Hoy no me voy a poner 
                            a hablar de las promesas y no promesas que nuestros 
                            amigos Revilla, Gorostiaga y compañía 
                            nos cuentan. Hoy simplemente voy a exponer de forma 
                            subjetiva todo lo relacionado con la propaganda electoral. 
                           
                          
                             
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                                  Publicidad electoral pegada en una valla 
                                    de obra. 
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                          Y digo subjetiva porque no tengo 
                            ningún dato que lo corrobore. Solamente soy 
                            un simple ciudadano, menor de edad, que paseando por 
                            una ciudad pequeña como Torrelavega observa 
                            y nota que algo no va lo que se dice bien. Voy a contaros 
                            mi experiencia cuando hace unos meses sufrí 
                            la campaña electoral en las elecciones municipales. 
                            No me equivocaré ni un ápice si os digo 
                            que de aquí a marzo, todo lo que voy a relataros 
                            se va a repetir. Bueno empecemos. 
                           Lo primero, todos los carteles que 
                            cubren edificios, casas, verjas… hasta en los 
                            colegios. Bueno pensarán que eso es de lo más 
                            normal del mundo y yo con ustedes estoy perfectamente 
                            de acuerdo. Hasta que ha llegado un momento en el 
                            que tienes que ir haciendo zig-zags por la calle para 
                            no mancharte con uno que está recién 
                            colocado, otro que está grafiteado, el tercero 
                            que está en el suelo y si lo pisas te lo llevas 
                            desde la Plaza Mayor hasta la Plaza Roja. Y, cuando 
                            por fin consigues soltártelo del zapato, viene 
                            un incondicional llamándote bandido. Y por 
                            supuesto, ya que estamos con los carteles, parece 
                            que se hace competición para ver quién 
                            fastidia mejor al contrario. No me atrevo a afirmar 
                            que los partidos pagan porque pinten o arranquen los 
                            de los contrarios… pero los montones que hay 
                            en las papeleras y los bigotes, gafas y perillas no 
                            se pintan solos.  
                          Después, de los carteles pequeños 
                            que no son excesivamente caros pasamos a los grandes… 
                            que para colocar estos en carreteras y en diferentes 
                            vallas publicitarias hay que pagar. Yo no conozco 
                            a ningún particular que se patrocine allí. 
                            Y ya el colmo ha sido la macro foto de los señores 
                            López Marcano y Revilla en el edificio Estrada, 
                            el que está situado en la Plaza Mayor. Eso 
                            no es gratis, eso vale dinero y mucho dinero. Aparte 
                            de lo que valga (que yo sigo pensando que de dónde 
                            sale todo ese dinero) a ninguna persona le gusta entrar 
                            en Torrelavega por la entrada principal y ver a dos 
                            señores que, desde mi punto de vista, no son 
                            lo que digamos muy agraciados físicamente. 
                            Este tema de la macro foto no lo quiero extender más 
                            porque mi opinión no es lo que digamos muy 
                            racional.  
                          Cambiando de partido, ahora le toca 
                            al PSOE. Para esto ya no tengo adjetivos. Una buena 
                            semana colocaron una carpa enorme en un lugar público 
                            donde juegan niños y niñas después 
                            del colegio. Esta carpa no sé yo si será 
                            legal o no, no me meto, no soy abogado y no sé 
                            de leyes. Pero aunque no sea abogado lo que si soy 
                            es persona, y pasar por el boulevard Demetrio Herrero 
                            y escuchar a dos señores disfrazados de pies 
                            a cabeza de color rojo, y con pegatinas que ponen 
                            LOLA por todo el cuerpo, decir a unos pobres niños 
                            que sin ningún mal jugaban como todos los días 
                            al fútbol de un lado a otro del lugar público, 
                            y repito lugar público (según mi punto 
                            de vista es aquel lugar que todos lo ciudadanos pueden 
                            utilizar, sean niños o adultos), que no jueguen, 
                            que les van a quitar el balón y se lo van a 
                            pinchar, pues que quieres que les diga… Y ya 
                            el colmo fue cuando un amigo de mi hermano de seis 
                            años va a pedir un globo y le dicen que no, 
                            que no tienen, cuando a mi hace escasos dos minutos 
                            me habían acribillado a propaganda. Contenía 
                            diez globos, bolígrafos, etcétera, que 
                            sin darme cuenta, creyendo que no lo quería 
                            nadie, tiré a la basura, y que tuviera que 
                            ir un adulto para que le dieran un mísero globo 
                            al niño, y a cambio de pedir un globo le dieron 
                            una camiseta, un bolígrafo… Señores 
                            esto es la guerra, esto son las elecciones.  
                             
                           
                            
                          
                             
                               
                                    
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