Es el símbolo 
                            de sometimiento de la mujer al hombre en la religión 
                            islámica, pero en nuestra cultura vulneran 
                            los derechos y principios constitucionales más 
                            elementales. Pero cuando somos países de acogida, 
                            y cogemos a gente de diferentes culturas, tenemos 
                            que respetar sus costumbres y religión. Si 
                            no, caeríamos en la intransigencia y dejaríamos 
                            de ser tan liberales como nos enorgullecemos decir 
                            a los cuatro vientos. 
                          
                             
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                                  Dos niñas de origen árabe durante 
                                    una concentración ante el Consulado 
                                    de Francia en Valencia. (Foto: EFE ) 
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                          Y la pregunta que me hago es ¿estamos preparados 
                            para ser países de acogida? 
                            Lo cierto es que entran extranjeros para hacer trabajos 
                            que no queremos para nosotros y luego no respetamos 
                            su modo de vida, su religión, etc. Y la tolerancia 
                            es fundamental, pero tiene que ser bilateral puesto 
                            que muchos de los inmigrantes tampoco se amoldan a 
                            nuestras costumbres. 
                           Para convivir todos juntos tenemos que aprender 
                            de las diferentes culturas y religiones que hay en 
                            el mundo. Nosotros también tenemos nuestros 
                            símbolos, nuestras religiosas llevan toca y, 
                            hasta hace bien poco, las mujeres tenían que 
                            cubrir sus cabezas al entrar en las iglesias. 
                          Ahora los ánimos están un poco revueltos 
                            debido a que hace poco se ha reabierto la polémica 
                            sobre el uso del chador o pañuelo islámico. 
                            En Francia se expulsó a alumnas de liceo por 
                            parte del consejo escolar desencadenando un pulso 
                            entre islamistas y el estado francés. 
                            No se trata de fanatismo. Nadie se espanta de ver 
                            a otros alumnos vestidos de góticos, con collares 
                            de cuero y púas metálicas, labios y 
                            ojos negros, o rapados o con cresta y otros imitando 
                            a Marilyn Manson. Ninguno de ellos tiene problema 
                            y a ellas no las dejan mostrar su pelo, cuello, orejas 
                            y vestir de largo. Y no quieren escoger entre religión 
                            y educación. El resto de los alumnos se manifestaron 
                            dando su apoyo a las niñas. 
                          Yo de todo esto pienso que nunca es bueno prohibir. 
                            Soy partidario de vive y deja vivir, con respeto y 
                            educación, y repito mi postura de intentar 
                            conocer las religiones y costumbres y de convencernos 
                            los unos a los otros de lo bueno y lo malo que tenemos 
                            todos (que lo tenemos).  
                          Todos somos personas, no importa de que color e ideología 
                            o religión y espero que todos pensemos en Tolerancia 
                            y Libertad.  
                          Todo eso ha pasado en Francia, en un país 
                            que lleva muchos años dejando traspasar sus 
                            fronteras por inmigrantes de todas las razas y religiones 
                            y no se ha preocupado mucho de la integración 
                            de toda esa gente que acogía creando pequeños 
                            guetos. 
                            Sólo pido que aquí en España 
                            no nos ocurra lo mismo, que los gobernantes de turno 
                            lo tengan en cuenta y que piensen que lo mismo nos 
                            puede ocurrir a nosotros. 
                            A Dios le pido que ojalá no ocurra y podamos 
                            ser un modelo de convivencia, que nos integremos todos 
                            y que no surjan brotes de racismo como hace poco en 
                            Cataluña.  
                           
                             
                          
                             
                               
                                    
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