La autovía
A-67, de dos carriles para cada sentido, se ha quedado
obsoleta y peligrosa. Su recorrido de aproximadamente
25 kilómetros presenta la mayor tasa de siniestralidad
de toda Cantabria. Es el principal eje de comunicaciones
de la región debido a sus múltiples
destinos. Desde el Norte podemos acceder al centro
de Santander, a las playas de El Sardinero, a todos
los centros comerciales que rodean Santander, al puerto
y al aeropuerto y también podemos ir a Bilbao.
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Atasco en la autovía A-67.
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Desde el Sur accedemos al Donuts de la
Inmobiliaria, en Torrelavega. Por la A-8 podemos ir
a Bilbao, pero no hay autovía hasta Solares.
También podemos ir a Oviedo y a Palencia.
Esta autovía es la de mayor siniestralidad,
porque es la que más tráfico registra,
con una cifra media de 60.000 vehículos en
cada sentido en 24 horas, así que los carriles
están saturados en las horas punta y son insuficientes
para absorber la cantidad de tráfico, con lo
que se forman retenciones sin motivo aparente, lo
que puede provocar accidentes.
En esta autovía se han producido muchísimos
accidentes como el vuelco y posterior derrame de ácido
clorhídrico (HCl) de un camión en 2005,
lo que provocó el mayor colapso circulatorio
de la historia de Cantabria; o el gran accidente múltiple
de hace nueve años debido a la niebla; o el
más recientemente ocurrido, en Bezana, en el
que un camión no percibió la retención
que tenía delante, debido a que muchos conductores
vascos regresaban de puente y colapsaban el desvío
para la S-10 dirección Bilbao, y arrolló
cuatro turismos y un autobús, en el que lamentablemente
falleció una vecina del barrio Covadonga.
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Accidente de un camión en la autovía.
(Foto: El Diario Montañés)
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Pero en esta autovía no pasa más porque
Dios no quiere que pase. La señalización
es muy dudosa y deficiente, los nuevos radares fijos
instalados cumplen su función y la gente va
más despacio y pasan en 50 metros de ir a 120
a 90-100 Kilómetros por hora, provocando bruscos
frenazos que ponen en peligro a los pocos que ya saben
la velocidad de cada tramo y, por tanto, reducen antes
la velocidad, sin peligro para los demás.
También la autovía, construida hace
más de 20 años, presenta un firme irregular
y lleno de baches, que no drena el agua y reduce la
visibilidad. Eso, mezclado con algún pequeño
rastro de aceite de los vehículos, provoca
patinazos y trompos de algunos coches. A la seguridad
tampoco ayuda su trazado, con curvas muy cerradas,
prolongadas pendientes y cortos carriles de aceleración,
en los que sales a cien por hora o te comen los que
van por la autovía.
Además, si por desgracia tienes un accidente
más vale que sea cerca de Torrelavega o de
Santander, porque son los lugares desde los que se
desplazan las emergencias. Con ello queda clara otra
deficiencia, el auxilio en esta carretera es muy habitual,
ya que se produce un accidente cada día y,
de media, uno de cada tres registra heridos, lo que
demuestra la rentabilidad de tener en un tramo intermedio
de la autovía, como Mogro o Boo de Piélagos,
un puesto de primeros auxilios con un vehículo
de rescate y una ambulancia, para una primera atención.
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Estado de dos vehículos tras impactar
en la autovía.
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Tengo que destacar que desde el Gobierno de Cantabria
y desde el Ministerio de Fomento se están proponiendo
soluciones que ya están muy avanzadas, como
la licitación del proyecto de un tercer carril
para cada sentido que incluye la mejora del firme
y la seguridad, el aumento de los carriles de entrada
y de salida y un enlace a la altura del campo de fútbol
de Rinconeda, creando una nueva carretera que va desde
allí hasta un enlace en Sierrapando para evitar
llegar al cuello de botella que se produce a la entrada
de Torrelavega. La ya ejecución de la autovía
Ronda de la Bahía (S-30) que va desde la autovía
de El Sardinero (S-20) hasta Parbayón, evitando
el atasco en el entorno de El Corte Inglés
y la zona de Parayas. También influirá
notablemente la construcción de la autovía
del Cantábrico (A-8) en el tramo de Torrelavega
a Solares que reducirá el uso de la A-67 por
los conductores que vayan hacia Asturias o hacia Vizcaya.
Todas estas inversiones multimillonarias conllevarán
una reducción del tráfico del 40 por
ciento en la A-67 y una notable mejora de la seguridad
en toda la autovía.

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