El escritor
Luis Landero impartió el 6 de marzo en La Vidriera
una conferencia para los alumnos de los IES Valle
de Camargo y Ría del Carmen, ambos localizados
en Camargo, programada como un 'Encuentro Literario'
patrocinado por el Ministerio de Cultura, dentro de
sus actividades para el fomento de la lectura entre
los alumnos de Enseñanzas Medias.
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Luis Landero
durante su intervención en La Vidriera. |
"El relato es un estuche
donde guardamos trozos de vida"
Por Jennifer Aguirre Ceballos
y Eva Peláez Crespo. Alumnas de Literatura
Universal B2H
Landero comenzó afirmando
que "un escritor no es el más indicado
para hablar de sus libros" y que una vez publicados
sus trabajos "se olvida de ellos". Por este
motivo, sólo hizo una pequeña referencia
a sus obras, diciendo que el tema fundamental de todas
ellas es la distancia entre la realidad y los deseos,
lo que somos y lo que queremos ser.
Después dedicó todo su tiempo a hablar
del aprendizaje literario y sus “experiencias
fundacionales”. Las experiencias que más
le marcaron, fueron las de su niñez, que nunca
caen en el olvido. En concreto, la anécdota
de la llegada de la Coca-Cola a su pueblo, Alburquerque,
repartida por hombres con caretas de Mickey Mouse
y el pato Donald, que Landero no pudo probar hasta
seis años después puesto que tuvo que
confesarse por haber tenido pensamientos impuros con
Ruth (personaje del "Antiguo Testamento").
En este momento, fue cuando Luis Landero se dio cuenta
de la importancia del “imperio” de Estados
Unidos.
Tras contar esta anécdota, animó a todos
los estudiantes a leer el "Antiguo Testamento"
dejando aparte las creencias. El Antiguo Testamento
y Hollywood eran los referentes de su adolescencia.
También explicó que
la gente, mediante la narración, convierte
su vida en relato y aclaró que "el relato
es un estuche donde guardamos trozos de vida para
contarlos a otras generaciones, para que no se pierdan
en el olvido". Las personas somos narradores
natos que continuamente recreamos lo sucedido, mezclando
la experiencia real con la experiencia imaginaria.
"Somos narradores porque existe el olvido y la
muerte, y cuando recordamos algo, lo volvemos a vivir,
por ello narrar algo nos produce placer y consuelo,
haciendo que siempre modifiquemos a nuestra manera
la experiencia. De esta forma, nos hace vivir dos
veces".
Mas tarde, habló de diversas obras importantes.
La primera, fue Otelo, una tragedia
de Shakespeare. En ella, un personaje bastante feo
enamora a una mujer guapa y joven, Desdémona,
a través de las palabras. También aparece
un personaje muy cruel, Yago, que mediante el poder
de la palabra separa a Otelo y Desdémona.
Con este drama, Luis Landero nos intenta enseñar
el poder de las palabras y "lo importante que
es saber gramática para no ser manipulados."
El escritor piensa que a través de las palabras
se crean patrias y dioses.
"Hay algo de asombro en cada persona; las personas
cultivan el asombro como la primera de las pasiones",
dijo Landero. De este modo, nos describe de manera
breve dos personajes fantásticos: Simbad
el marino y el Quijote;
dos personajes totalmente contrarios. Simbad, el marino,
es un mercader que, tras naufragar siete veces, cuenta
su vida a quien la quiera escuchar, pasando de la
vida al cuento. Don Quijote, pasa de la literatura
a la vida, deja de leer y salta a la acción.
Para concluir, dio un consejo a
todos nosotros, en especial a los alumnos allí
presentes, diciéndonos que toda persona valiosa
debe cultivar el asombro de la vida todos los días
y debe prolongar su infancia, recordando siempre que
“vivimos en un lejano país”.
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'Juegos de la edad tardía'
Luis Landero publicó su primera novela,
Juegos de la edad tardía, a los
42 años, y consiguió llevarse en
1990 el Premio de la Crítica y el Premio
Nacional de Literatura. Se vendieron más
de 250.000 ejemplares y fue traducida a nueve
idiomas.
Otras obras suyas son 'Caballeros de fortuna'
(1994), 'El mágico aprendiz' (1999) y 'El
guitarrista' (2002). |
"Todos nos encontramos capacitados
para escribir"
Por Pablo Muriedas, con la colaboración
de Elva Herrero y Paloma Málaga, alumnos de
B1H.
“Un recorrido por la vida más sencilla,
alejada de cualquier comodidad hasta llegar a la inspiración
literaria”. De esta manera comenzaba el encuentro
literario con el escritor extremeño Luis Landero.
El autor de libros de gran aceptación en el
panorama de la crítica literaria de España,
Juegos de la edad tardía, Caballeros de
fortuna o El guitarrista, supo llevar
de forma amena y entusiasta la charla que ofreció
en La Vidriera.
Cabe destacar que, desde el primer momento, el escritor
no quiso hablar de sus novelas, considerando que él
no era la persona más idónea para opinar
acerca de ellas, sino que debía ser el propio
lector el que estableciese un juicio crítico
acerca de lo expresado. Por ello comenzó realizando
su propia biografía, narrando desde su infancia
y aquello que consideraba “experiencias fundacionales
en una persona”. Gracias a esos momentos, llegó
a descubrir la necesidad de expresar sentimientos
e ideas a través de la escritura, un medio
muy antiguo e imprescindible en la cultura de la humanidad...
Una vez iniciado el relato tuvieron gran interés
para los asistentes determinados episodios de su vida,
como ese momento en el que llegó una conocida
marca de refrescos por primera vez a su pueblo y causó
gran expectación. No poder probar el refresco,
por pecador, fue uno de sus traumas infantiles.
Habló de su universo mítico, compuesto
de Biblia y Hollywood, e invitó a los allí
presentes a escribir todos los días un poco.
Todos, según Landero, nos encontramos capacitados
para escribir, y animó a que lo intentásemos,
expresando sentimientos, y proponiendo la escritura
como el camino más acertado para su concreción,
con dos instrumentos simples como el lápiz
y el papel.
Independientemente de su fama como escritor, Luis
Landero (filólogo) es un gran lector y conocedor
de la literatura universal, y en particular, la tradición
española. Amante de obras universales como
Las mil y una noches y Don
Quijote de La Mancha, se centró en
personajes como Simbad (de la vida al relato) o el
hidalgo manchego (de la literatura a la vida), para
señalar la relación entre vida y literatura,
realidad y ficción en la historia de todos
nosotros.
Los asuntos tratados en su charla fueron de gran interés
para los asistentes y cada uno pudimos sacar aspectos
positivos del encuentro literario, a nivel personal
y subjetivo o solventando dudas acerca de la expresión
del autor en su obra. Muy interesante, aunque nos
extrañó que no quisiera decir más
de la novela El guitarrista, salvo que era
un texto bastante biográfico, que él
trabajó en un taller, hizo vida de barrio,
y se relacionó en un momento con la mundo de
la música flamenca. Señaló: “un
escritor no puede hablar de sí mismo, como
un dedo no puede tocarse a sí mismo, o un cuchillo
cortarse a sí mismo.”
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