Nº25. Mayo. 2001.

 

Todos los días los medios de comunicación nos mantienen informados sobre los temas más diversos. Unos nos resultan especialmente interesantes, otros aburridos, muchos incomprensibles, pero todos tiene algo en común: son el reflejo de lo bueno y lo malo que ocurre en nuestro país y en todo el mundo.
En Visto y Leído queremos que nos cuentes las noticias que más te han interesado. Pero no de cualquier manera, sino tal como tu las interpretas.



En esta entrega de Visto y Leído contamos con varias historias creadas por estudiantes de Biología y Geología de 4º de ESO del IES Santa Clara de Santander. Cada una de ellas surge después de la lectura de libros, por lo que los datos que utilizan tienen una base científica. Los relatos se titulan:

El cerdo Pimpla
Recuperar el lago
Lo que se descubre después de tanto tiempo
El niño que quería ser bombero

Cuando volvamos a ver el sol
Historia
Viaje a las Galápagos
Un mundo aparte
La historia de Ostri
Paxton 2208 (una verdadera tortura)

La vida de Pedro
Un verano difícil de olvidar
Los misterios del volcán
Visita a Cabárceno

 


 

 

 


El cerdo pimpla
Por Isabel Carrancedo, basándose en 'Tres billetes hacia la eternidad'

Robert Sing era un coleccionista inglés de animales extraños, animales que vivieron en zonas salvajes como el Amazonas, el Congo, etc. Era un hombre muy ambicioso, por lo que en cuanto se le metía algún animal en la cabeza no paraba hasta conseguirlo. Era muy rico y tenía un pequeño zoo particular en su casa, donde trataba bastante bien a sus animales.

Un día hablando con otros coleccionistas amigos suyos, uno de ellos nombró a un animal que vivía en la Guayana Británica, este animal tenía el nombre de Cerdo Pimpla. Era una especie de puerco espín arborícola, no era muy grande y estaba cubierto de largas y puntiagudas espinas blancas y negras. Tenía una cola prensil larga y peluda. Su aspecto era muy cómico, ya que hacía piruetas y tenía un aspecto bastante ridículo. Robert se encaprichó con él, tanto que al mes se había preparado para ir a la Guayana a buscar un ejemplar.

Al llegar ya tenía un campamento base, que había mandado construir a unos amerindios. Fue recibido por un hombre llamado Bill, el cual iba a dirigirle a un poblado donde había un ejemplar. El lugar estaba lleno de canales, así que la forma de transporte era una barca bastante rudimentaria. A la mañana siguiente a su llegada se levantaron para dirigirse al poblado. Tardaron unas dos horas.

Al llegar al poblado, lleno de amerindios, fueron recibidos por el Jefe, quien les llevó hasta un niño que sostenía el animal que buscaban. Robert compró el animal. Lo metieron en una cesta y lo subieron a la barca. Llevaban un cuarto de hora en la canoa cuando el animal dio un brinco y calló al agua. Robert y su compañero intentaron capturarlo, pero el animal se subió a la orilla y fue imposible recuperarlo.

Robert quedó disgustado y decidió no intentar capturar otro, ya que se dio cuenta que el animal debía permanecer en la Guayana, su verdadero hogar.

 


 

 


Recuperar el lago
Por Laura Fernández, basándose en 'El plan de Peter'

En una pequeña aldea pequeña vivía Francisco, un niño al que le encantaba ir al lago a jugar con los peces.Al lado del lago había una fábrica que tiraba las aguas contaminadas.
El lago fue perdiendo peces y Francisco estaba muy triste porque no podía ni acercarse allí, por el mal olor.

En un día de clase fue un representante de una ONG para darles una charla sobre la contaminación. Francisco preguntó a ese señor si por tirar esas aguas contaminadas podía el lago haber perdido peces y oler mal. El señor le respondió que sí.

Francisco cuando acabó las clases se encontró con el señor de la ONG, le dijo lo del lago y lo llevo a verlo. El niño le dijo que qué podían hacer y el señor le dijo que pensaría algo.

Lo primero que harían era denunciar a la fabrica por tirar esas aguas contaminadas y lo segundo introducir en el lago una variedad de pez llamado amur blanco. Este pez engulle algas, hierbas acuáticas y despojos, además no molesta a los demás peces.
Pasado el tiempo el lago volvió a ser como antes y Francisco podía ir allí a jugar.



 

 


Lo que se descubre después de tanto tiempo
Por Lucía Sainz, basándose en 'Los ocho pecados de la humanidad civilizada'.

Un día cualquiera, en el año 2835, Fabiola estaba esperando a que su padre terminara de desayunar para que la llevara al colegio. Salieron de casa y cogieron el coche solar (dependiendo del clima de cada ciudad había coches solares o eólicos). Tardaron un poco en llegar porque había atasco (como casi todos los días).

Era un día normal, como otro cualquiera, pero ese día a Fabiola la iban a contar una cosa muy importante y especial que ella no sabía. A primera hora tenían historia. El profesor les contó que en el siglo XX y en el siglo XXI, la gente vivía demasiado su vida, sin importarles lo que venía a continuación. No reciclaban (sólo unos pocos) y tiraban las basuras al suelo. Había sitios donde había apelotonadas montañas de basura (se llamaban vertederos).

Les contó muchísimas cosas que ella nunca se hubiera imaginado. Antes vivían en el mundo 6000 millones de habitantes comparados con los 48000 millones de ahora. Antes los coches funcionaban con gasolina, que venía del petróleo, algo que ya no existía porque habían agotado todo el petróleo y el carbón que había. Pero sin duda, lo que más la sorprendió fue que antes el ser humano vivía en un planeta llamado Tierra, no se imaginaba otra forma de vida en otro planeta diferente al de Marte.

Les contó que había habido una explosión nuclear en el 2003 y que todo el mundo había tenido que marcharse a otro lugar. Se marcharon todos en una nave espacial o algo por el estilo.
De vuelta a casa, Fabiola no paraba de darle vueltas a la cabeza con ese tema. No se imaginaba cómo la gente de esa época podía haber destruido tanto el medio en el que vivían.
Miró a su alrededor y vio que su ciudad la gustaba y que nunca iba a permitir que destruyeran su planeta como habían hecho con la Tierra.