Nº25. Mayo. 2001.

 

Todos los días los medios de comunicación nos mantienen informados sobre los temas más diversos. Unos nos resultan especialmente interesantes, otros aburridos, muchos incomprensibles, pero todos tiene algo en común: son el reflejo de lo bueno y lo malo que ocurre en nuestro país y en todo el mundo.
En Visto y Leído queremos que nos cuentes las noticias que más te han interesado. Pero no de cualquier manera, sino tal como tu las interpretas.



En esta entrega de Visto y Leído contamos con varias historias creadas por estudiantes de Biología y Geología de 4º de ESO del IES Santa Clara de Santander. Cada una de ellas surge después de la lectura de libros, por lo que los datos que utilizan tienen una base científica. Los relatos se titulan:

Viaje a las Galápagos
Un mundo aparte
La historia de Ostri

El niño que quería ser bombero
Cuando volvamos a ver el sol
Historia
El cerdo Pimpla

Recuperar el lago
Lo que se descubre después de tanto tiempo
Paxton 2208 (una verdadera tortura)
La vida de Pedro
Un verano difícil de olvidar
Los misterios del volcán
Visita a Cabárceno



 

 

 


Viaje a las Galápagos
Por Azara Rey Ainse, basada en el libro 'El viaje de Beagle'

Eran las seis y cuarto de la mañana cuando Christian salió de su casa. Se había dormido y si no se daba prisa perdería el tren que debería coger para llegar a Tumbes. Allí, un par de horas después, saldría en el Beagle II rumbo a las islas Galápagos. Allí tendría mucho que hacer, visitaría cada una de las islas, recogiendo diez ejemplares de cada tipo de tortugas, que luego se llevaría a Perú, donde las vendería por muy buen precio en el mercado negro. Ese era el plan, su plan para ingresar en la clase adinerada peruana.

Así, pensando en su descabellado plan, llegó a la estación. A duros esfuerzos, dado que ésta estaba abarrotada de gente, ya que acababa de llegar el ferrocarril, consiguió entrar en su tren y sentarse. Empezó a avanzar y Christian terminó quedándose dormido. Cuando despertó había pasado una hora y había llegado a su parada, Tumbes; se bajó del tren y se encaminó hacia el puerto, y se subió al barco. El viaje duró varios días.
Cuando llegó a su destino, lo primero que hizo fue alquilar una habitación en un hotel. Se encerró allí, se duchó y durmió profundamente hasta el día siguiente.

Se levantó temprano y se dirigió a trabajar. Encontró cerca de la costa una colonia de tortugas. Se acercó lentamente, para no asustarlas, pero se dio cuenta de que daba lo mismo, pues eran mansísimas. Entonces recordó las historias que había oído en el hall del hotel, leyendas de un guardián del archipiélago, y de todo ser vivo que habitara allí. Se decía que podría ser Charles Darwin, lo cual le pareció mítico y supersticioso.

Iba a disparar cuando se le encañonó la escopeta y, entre forcejeo y forcejeo, el dardo tranquilizante acabo en su pie, cayendo al suelo inconsciente. Pasaba por allí un indígena y, al verle, le recogió y se lo llevó a su casa, que estaba cerca de allí.
Despertó el día siguiente, en una cama postrado, con el pie vendado. Entonces conoció al hombre que le había salvado de morir al subir la marea. Hablaron durante horas y Christian, agradecido, le contó toda la historia de su vida. El hombre, que se llamaba John, le contó que nadie protegía a los animales, sólo el viejo de la leyenda.

Cuando se recuperó, volvió a intentar capturar a las tortugas. Pero se le apareció un perro grande y monstruoso, y al atascársele el arma por segunda vez se vio obligado a correr. Pero lo mejor fue su rostro al ver como el perro se transformaba y le miraba a los ojos. Asustado, el hombre abandonó el árbol al que se había encaramado y se marchó de nuevo a Perú, puede que pobre, pero vivo.Y volvió a su vida normal, a su trabajo y a su vida habitual, había dejado en esas islas sus ansias por subir en la escala social a costa de cualquier cosa.

 


 

 


Un mundo aparte
Por Carla del Olmo Mesones, basada en el libro 'Elogio del insecto'

Soy Emma, una chica de 17 años que ha decidido escribir estas palabras para la gente que, como hasta ahora yo, no daba importancia a lo que nos rodea.
Aunque fuera pequeña, era egoísta y sólo me importaba yo y el resto como si no existiera. La culpa de todo la tuvo mi padre, que desde que nací me consentía todo. Mi madre murió al darme a luz y mi padre, un hombre de negocios, parecía preocuparse por mí, pero en realidad sólo le importaba dar esa imagen de buen padre, para así mantener su buena reputación.

Me crié en una gran ciudad rodeada de todo cuanto quería, en fin era una niña pija y consentida, egoísta e impaciente. Quizás me saque tantos defectos porque me he dado cuenta del error que mi padre cometió al no dejar que me fuera a vivir con mis abuelos maternos al pueblo, soy su única nieta y harían lo que fuera por verme feliz.

Cuando cumplí diez años mi padre murió en un accidente de coche y me llevaron al pueblo con mis abuelos. Es triste y me cuesta decirlo, pero la muerte de mi padre es lo mejor que me podía haber pasado, pues me ha abierto los ojos y me ha hecho darme cuenta de muchas cosas.

Al principio, me costó mucho adaptarme, pero mis abuelos hacían todo lo posible para conseguir que aquella niñita de ciudad consentida, se hiciera una buena chica, agradable y simpática ...¡y creo que lo han conseguido!

Mis primeros meses fueron un desastre, trataba a mis abuelos como a mis criados y en la escuela siempre tenía problemas, pues estaba acostumbrada a que el profesor viniera a mi casa. Mi abuelo insistía en que fuese con él a ordeñar las vacas, a dar paseos por el monte y a conocer eso que llamaba naturaleza, en fin, que lástima que no me di cuenta antes de lo que era; es un mundo magnífico, es un mundo aparte.

Me empecé a interesar por los animales, dirigía la palabra a mis abuelos con respeto y en la escuela empezaba a integrarme en el grupo, era cuestión de tiempo.
Mi abuelo empezó a enseñarme lo que llamaba los "trucos" del campo y juntos aprendimos un montón de cosas. Comencé a sentir curiosidad por saber más sobre las cosas que nos rodean y sobre todo me impresionó el mundo de los insectos, aquellos seres vivos tan insignificantes y despreciados por el hombre, me producen una sensación agradable y junto a mi abuelo aprendí cosas que jamás hubiera imaginado. Pude experimentar distintos tipos de picaduras: arañas, hormigas, mosquitos, abejas, etc.

Vi transformaciones como la del renacuajo a rana o como la de la oruga a mariposa. La verdad es que la madre naturaleza es, sin duda, la más sabia. Tiene el poder de crear a los animales, y me incluyo, con una cantidad de características, adaptaciones y capacidades para sobrevivir que no dejan de sorprenderme.

Yo seguía pasando la mayor parte del tiempo con mi abuelo. Era un hombre muy inteligente, quien no dejaba de enseñarme cosas nuevas. Pude ver todo tipo de insectos: bichos palos, esos insectos que son capaces de hacer creer a cualquiera que en realidad son un palo; la imitación es perfecta y tiene esta capacidad de camuflarse, porque así ,de este modo consigue defenderse y en algunos casos atacar.

También presencié el apareamiento de la mantis religiosa y a continuación vi cómo la hembra devoró al macho. La mantis religiosa también se camufla, lo hace entre la hierba, ¡es increíble!

Por las noches, antes de ir a dormirme, suelo acompañar a mis abuelos a dar una vuelta, quienes acostumbran a ver las estrellas. Veo luciérnagas, que están dotadas de órganos fotógenos y son depositarias del secreto para producir luz fría de elevado rendimiento; lo emite su abdomen, producido por la oxidación de una proteína celular.
También he aprendido que las hormigas obreras, con una acción perfectamente coordinada, sostienen entre las mandíbulas, para emplearlas como lanzaderas, sus larvas productoras de seda, con el fin de coser, uniéndolas , los bordes de las hojas.

He podido comprobar que en el mundo de los grillos, saltamontes y demás es el sonido lo que funciona para atraer a la pareja. Este sonido lo producen con las alas, que no les sirve para volar, sino para hacerlas vibrar y así sonar. Estos sonidos varían en ritmo, frecuencia y modulación.

Bueno, ahora estudio para poder seguir descubriendo este magnífico y misterioso mundo aparte. No sé que más puedo decir de estos seres tan peculiares y fascinantes. Bueno, mejor dicho, podría escribir tantas hojas dedicados a ellos, que prefiero que seáis vosotros los que descubráis los miles de secretos que esconden y que ya veréis, que como yo, acabáis respetando hasta a una hormiga o un escarabajo pues son, otras tantas vidas que como las vuestras y la mía deben respetarse.

 


 

 


La historia de Ostri
Por Cristina Rosewarne Landeras, basándose en el libro 'Granjas en el mar'

En uno de los criaderos situados en la orilla del mar y lleno de palos, leña y viejas conchas, se encontraba Ostri. Este pequeño molusco se había agarrado en uno de los palos que había en su criadero para impedir ser arrastrado por la corriente y para poder fabricar su concha.

Después de unos meses, los criadores seleccionaron a unas cuantas ostras y las separaron de su soporte para llevarlas y esparcirlas en la arena. Con el paso del tiempo, se empezaron a llenar de arena, cangrejos y otros seres indeseados para ellas, pero, pasados dos años, los criadores las recogieron y las limpiaron.

Lo que Ostri no sabía es que iba a ser sacrificada y su carne cortada en tiras. Cada una de las tiras fue puesta en un pequeño trozo de nácar. Su compañera Iruca fue abierta y colocaron en su interior un par de tiras de Ostri y la devolvieron al mar.
Al poco tiempo la volvieron a sacar y, al abrirla, descubrieron en su interior una magnífica perla.

Esta fue llevada a una joyería, donde fue vendida a una joven que la luce en forma de sortija.