Gracias a la colaboración intercentros entre los departamentos de Latín de los institutos José María de Pereda (Santander) y La Marina (Bezana), se ha desarrollado una actividad complementaria beneficiosa para todos, y que nos ha dado la oportunidad de profundizar en nuestro aprendizaje y conocer a otros alumnos. Como además el tiempo nos acompañó, el resultado ha sido ¡perfecto!.

En el Palacio Gaudí de Astorga.

El dia 19 de octubre de 2015, 55 alumnos de los institutos José María de Pereda (Santander) y La Marina (Bezana) y sus respectivas profesoras Margot y Norma nos embarcamos en el autobús camino a Astorga. Después de un largo viaje y muchas quejas, llegamos al pueblo de Las Médulas. Allí, tras una comida que nos supo a gloria y aunque el tiempo no acompañaba, iniciamos la visita a las antiguas minas. Fueron explotadas por los romanos entre los siglos III y I a.C. con la única ayuda del agua. A pesar de la lluvia, el paisaje de arenisca rojiza en contraste con los bosques ocres de robles y castaños ofrecía un paisaje precioso.
Finalmente, tras aquel largo día, llegamos al hotel para poder descansar.

Arenisca rojiza en Las Médulas.

La mañana siguiente, 20 de octubre, se presentó por suerte más soleada que la anterior y se ofreció a acompañarnos durante nuestra visita a la ciudad Astorga. Desayunamos para recobrar fuerzas y nos dirigimos a nuestro encuentro con la guía. Paseamos por la antigua muralla que primeramente rodeó el campamento romano. Después, las ruinas conservadas en sótanos bajo la actual ciudad, las termas, el foso, el aula Augusta, el antiguo foro y la columnata que lo rodeaba, el complejo sistema de alcantarillado... También tuvimos la suerte de visitar el museo romano, donde pudimos aprender sobre piezas preciosas de todo tipo.

Cuando termina la visita, algunos damos un paseo hasta la catedral, mezcla de estilos gótico y un pórtico barroco impresionante, junto al palacio de Gaudí, y por el camino aprovechamos para surtirnos de mantecadas, dulces típicos de la región.

Visitamos el museo romano.

En el rato libre aprovechamos para buscar un lugar donde comer antes de recoger nuestras mochilas y volver al autobús que nos llevaría a casa.

Guardaré un recuerdo especial de este viaje, en el que se combinó la proporción justa de diversión y aprendizaje, y sin duda espero que se repita en los años siguientes.