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Nº 116

OPINIÓN / TEMA DEL MES

Una huelga impuesta

Por Maria Fernández, Vanesa Fernández y Carmen del Cerro, estudiantes del colegio Nuestra Señora de la Paz de Torrelavega.

En el año 2011 la ciudad de Torrelavega inició los planes para la puesta en marcha de un servicio de transporte urbano que cumpliera el mandato legal para ciudades de más de 50.000 habitantes y que profundizara en el plan de sostenibilidad municipal. Desde el principio, la polémica marcó el nuevo servicio, el Torrebús.

Torrebús en huelga.

La razón parecía encontrarse en un pliego de condiciones que permitía que las empresas concesionarias pudieran actuar con poco control, según nos explica el concejal de ACPT, Iván Martínez. Pese a los cambios de alcalde, todos los grupos municipales han estado de acuerdo en la idea, aunque con algunos matices en el cómo hacerlo. El servicio fue finalmente concedido a la empresa Transitia, que gestiona el transporte de varias ciudades.

La ciudad compró los vehículos y creó la infraestructura, mientras la empresa se hacía cargo de la gestión laboral y organizativa. Pronto se descubrió que el Torrebus era un negocio a largo plazo. Problemas con el diseño de las paradas, líneas mal planificadas, autobuses vacíos, malas condiciones de mantenimiento de las cocheras, falta de información a los ciudadanos y pocos, muy pocos ingresos para la empresa, además de un déficit municipal de 1.200.000. Pese a que la concesión incluía la grúa municipal, la empresa pronto descubrió su mal negocio. Pero el Ayuntamiento no estaba dispuesto a mejorar el contrato, ni a rescindirle.

La tensión entre ambas partes creció hasta que, a principios de año, el único concejal del partido minoritario descubrió que uno de los autobuses municipales había sido repintado y prestaba servicio en otra ciudad donde esa empresa tenía la concesión, Barakaldo. La empresa se vio beneficiada, probablemente, porque la ciudad se encontraba envuelta en una moción de censura. Cuando el nuevo equipo de gobierno intervino, la situación se encontraba muy viciada entre ambas partes y a la reclamación del regreso del autobús le respondió una petición de rescisión del contrato, a lo que la nueva alcaldesa, Lidia Ruiz Salmón se niega, exigiendo el cumplimiento de la cláusula que obliga a la empresa a pagar 3.000 euros de sanción al mes por "extravío" de autobús.

La situación, lejos de solucionarse, se ha complicado con un nuevo actor, los trabajadores. Según nos cuenta uno de los miembros del comité de empresa, Antonio José Santiago González, del Sindicato Cántabro de Asalariados del Transporte (SCAT), "la empresa desea la rescisión del contrato y nos emplea como elemento de presión". Y todo apunta a que es cierto. Según fuentes sindicales, Transitia ha colocado a los trabajadores en la tesitura de presionar al Ayuntamiento, poniéndose en huelga y paralizando el servicio, o ser despedidos. Durante más de una semana, los 32 trabajadores del Torrebús permanecieron en huelga, concentrados en las cocheras de la empresa y prestando unos servicios mínimos que ellos mismos propusieron al Ayuntamiento ante la falta, según ellos, de una organización adecuada del consistorio.

Más de ocho días con la huelga, aunque ha sido un poco atípica. Lo más normal es que una huelga se haga porque los trabajadores protestan hacia la empresa o hacia la otra entidad; y aquí era al revés, la empresa les obligaba a hacer la huelga porque quería reclamar al Ayuntamiento y amenazaba con despidos si el Ayuntamiento no cedía. Los trabajadores realizaron los servicios mínimos necesarios.

Estos trabajadores se encontraban afectados por un situación de chantaje. Finalmente si el Ayuntamiento no hubiera cedido ante las pretensiones de la empresa adjudicataria del Torrebús los trabajadores hubieran sido despedidos y, aunque hubieran querido volver a trabajar tenían que continuar con la huelga porque su situación no tenía otra salida, no dependía de ellos. Hacía falta que el Ayuntamiento y Transitia llegaran a un acuerdo, pero, ¿quién garantiza que al final no haya despidos?

La misteriosa desaparición del Torrebús hallado en Barakaldo ha levantado ampollas en la sociedad. Hemos hablado con la alcaldesa de Torrelavega, Lidia Ruiz Salmón, para que nos hable sobre este tema de actualidad.

La aparición de este Torrebús en Barakaldo es difícil de explicar, porque se supone que tendría que estar circulando por las calles de Torrelavega, y esto es un incumplimiento de la empresa que presta el servicio. Nos ha confesado que ella no estaba enterada de este hecho hasta que empezó a ser alcaldesa, que se enteró por los trabajadores que iban haciendo comentarios. Cada vez mes que falta el autobús tiene una sanción de 3.000 euros y esto a la empresa le va a salir bastante caro. Aquí se puso un mínimo de autobuses, ya que eran los que coincidían con el número de líneas necesarias porque, aunque un autobús no esté todo el día circulando, si hay alguna avería tiene que estar disponible. La empresa tiene la obligación de traer este Torrebús, porque si no es un incumplimiento; y quieren traerlo lo más pronto posible porque si no la sanción será cada vez mayor. Los autobuses se encuentran en Barreda, el control de los autobuses lo lleva un encargado de la empresa y cualquier novedad se le comunica al Ayuntamiento.

Al principio de su existencia el Torrebús no tuvo la utilización que se esperaba, ya que en Torrelavega nunca había existido un autobús urbano. Pero poco a poco ha ido mejorando y estos van cada vez más llenos. El transporte público no es rentable porque con lo que pagan los viajeros no se cubre el servicio, pero se espera que la gente lo utilice más, e incluso se puedan crear más líneas.

También le preguntamos sobre la huelga en la que se han visto involucrados los trabajadores del Torrebús y nos comentó que ella ha hecho todo lo posible para que no despidan a nadie, intentando llegar a un acuerdo con la empresa. Para que todo esto vuelva a la normalidad el Ayuntamiento está manteniendo reuniones continuas con los trabajadores y la empresa.

Para informarnos desde otro punto de vista hemos hablado con un trabajador del Torrebús y nos cuenta que esta huelga se origina porque una empresa entra a un concurso de la Administración del que bajan el precio y después dice que no gana dinero suficiente. Pretende reducir los costes a base de despedir trabajadores. La intención de los trabajadores es mantener los puestos de trabajo que marca el pliego de condiciones.

La huelga ha consistido en no hacer algunos servicios, es decir, realizar los servicios mínimos que les parecían razonables como la grúa para casos de emergencia, transporte escolar y servicio urbano.

En la última reunión entre los trabajadores y la empresa, con el compromiso de fondo del Ayuntamiento se solucionó, parece, el problema. En la sede del organismo de conciliación ORECLA, la empresa se comprometió a no despedir a ningún trabajador mientras estos reiniciaban su labor y ponían en marcha otra vez todos los servicios. ¿Estamos ante una solución definitiva o ante una salida de compromiso? El tiempo dirá.

 


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Acaba la huelga tras aceptar Transitia mantener la plantilla y el Ayuntamiento mejorar las condiciones de la concesión

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