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Red-acción
II Época / Nº52
Marzo
2012
ÉRASE UNA VEZ

Érase una vez un chicle soñador y viajero.....

Por Red-acción.

El Centro Social Bellavista-Julio Blanco ha premiado a María Gerez y a Leyre Crespo, alumnas de 3º y 4º de Primaria, en el concurso 'El Rincón del Escritor' correspondiente a los meses de diciembre/enero. En esta ocasión tenían que escribir un cuento a partir de esta frase: "Érase una vez un chicle soñador y viajero".

Bolas de chicle.

 

EL CHICLE VIAJERO
Por María Gerez

Érase una vez un chicle soñador y viajero. Desgraciadamente, llevaba un tiempo en la boca de un joven y estaba aburrido, quería salir. Por suerte el chico estornudó y salió despedido al suelo.
Por allí pasaba Rita, una azafata que con las prisas de camino al aeropuerto, lo pisó.
Pegado a la suela de su zapato, se fue con Rita en el avión. El avión fue a París. Gum tuvo mucha suerte de pegarse al zapato de Rita, porque Gum quería viajar por el mundo y París era de las ciudades que quería conocer. Rita nunca había estado en París, pero fue con sus amigas Mónica y Jorge, el piloto. Los tres viajaron juntos. Mónica ya había estado en París muchas veces.
Mónica les llevó a su lugar favorito, la Torre Eiffel, se subieron al ascensor hasta arriba. Desde allí se veía toda la ciudad. A Gum le daba vértigo, pero estaba contento de estar allí.
Al día siguiente, los tres amigos fueron a conocer Eurodisney. En Eurodisney se subieron al tren de la mina, ¡eso si que le gustó a Gum!. También se subieron a la atracción de Peter Pan, en la de los Piratas del Caribe y en la Torre del Terror, pero cuando llegaron a la Torre del Terror Gum ya estaba mareado y no le gustó nada.
Al salir de la Torre, Gum se despegó del zapato de Rita. Por allí pasaba un señor que pisó a Gum. ¿Dónde irá Gum ahora?

 

                     

 

 

CHIQUILOBE
Por Leyre Crespo

Érase una vez un chicle soñador y viajero. Chiquilobe es un chicle de sabor fresa que llevaba dos días en la boca de la niña Leyre, esa niña llegó a un aeropuerto y escupió el chicle al suelo. La azafata Lara que pasaba por allí lo pisa. En el pie de la azafata llega al avión donde se queda pegado en el suelo. Otra niña tira a su lado un pañuelo de papel. Éste le dice al chicle:
-¡Hola! ¿Cómo te llamas?
Chiquilobe le contestó:
-Me llamo Chiquilobe, ¿y tú?
El pañuelo de papel respondió:
-Yo, Óscar. ¿Qué te gustaría hacer?
-A mí, viajar ¿Y a ti?
Óscar le contó:
- No sé, pero no te hagas ilusiones de viajar. Es un rollo. Yo también quería antes, pero mi dueña me cogió y no salí del bolsillo en todo el viaje. Hasta hoy, por fin, me ha utilizado. A ti te gastarían enseguida y no verías nada. Eso me pasó a mi.
Chiquilobe se extraña:
-¿Sí? No sabía que no veías nada. Bueno, si tú lo dices, lo sabrás.
Mientras hablan, la limpiadora Grosella les barre y les lleva al cubo de la basura móvil junto con toda la basura. Desde allí oyen voces que hablan en inglés:
-Where are you going?
-I'm going to Australia
-I'm going to America
-Do you think it will be cold?
-I don't know, maybe. Or it may be hot. We can't tell.
-Why not? We could look for it in the Internet news.

Chiquilobe no entiende nada de lo que ha oído, porque él no sabe inglés. Por suerte encuentra a un papel de caramelo de menta que sabe inglés y español, que se lo traduce. Ahora hablan de Estados Unidos en positivo:
- Yo he ido, es un lugar muy bonito.
- Sí; a mí me gustó el clima que había.
- ¿Tú crees que es un buen lugar para viajar?
- Pues, ... depende. Si te pilla lloviendo, a lo mejor no, pero si puedes ir en primavera, cuando no llueve tanto, sí.
- ¿A que sí? Yo fui en primavera hace seis años y he vuelto a ir el año pasado en invierno. ¡No hay comparación!
- Pues yo no puedo decir del clima, pero sí de lo demás, y me gusta.
Al chicle, al oir esto, le entran nuevas ganas de viajar y de conocer países.
De repente, pasa un niño con una maraca que se le cae al cubo de basura y se pega a Chiquilobe. La madre del niño le pide a la limpiadora que le dé la maraca, pero al darle la maraca al niño, también le da el chicle. El niño no se da cuenta y sigue tocando la maraca hasta que llegan al avión y su madre le dice que pare de tocar la maraca. El niño obedece, pero el último golpe se le da muy fuerte y Chiquilobe se cae al suelo del avión, donde queda de nuevo pegado. El avión va rumbo a Madrid y el chicle lo descubre y se pone muy contento porque, por fin, va a poder viajar.
Chiquilobe lo consigue, llega a Madrid, donde, al bajar, Roberto, un niño muy simpático le pisa y se le lleva pegado con él mucho tiempo y a muchos sitios. ¡Por fin se ha cumplido el sueño de Chiquilobe!

 



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