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Red-acción
II Época / Nº52
Marzo
2012

AMIGOS

Proyecto Ríos: la vida fluvial de Cantabria
Parte II: La inspección del río

Por Lara Tejerina, voluntaria del Proyecto Ríos.

¿Alguna vez habéis pensado cómo es la vida de un río? ¿Qué tipo de seres viven en su agua? ¿Cuál es su flora? ¿Si está limpio o si está contaminado? ¿Qué caracteriza a su ribera? En Cantabria podemos responder a estas preguntas gracias al Proyecto Ríos, un programa de voluntariado que recaba información sobre los ríos de nuestra región para conocer su estado de salud y así proponer planes y herramientas para difundir sus riquezas y paliar sus amenazas.

Algunos de los materiales necesarios para la inspección. (FOTO: Proyecto Ríos)

Si en el capítulo anterior vimos en qué consiste el Proyecto Ríos y su voluntariado, en este nuevo episodio nos pondremos las botas de agua para adentrarnos en el río y conocer lo que la naturaleza nos enseña y, a su vez, nos esconde en él. Este trabajo de campo es la inspección. Como ya sabéis, la inspección es una herramienta que nos enseña una metodología para realizar un seguimiento continuado de la evolución del río y nos dice cuál es la situación de algunos de sus signos vitales.

Antes de comenzar una inspección necesitamos contar con una equipación adecuada, los materiales que proporciona el Proyecto Ríos y tener en cuenta algunas normas de seguridad, ya que el río a veces puede resultar peligroso. Una vez estemos preparados y en la ribera del río, el primer paso será comenzar por delimitar con exactitud cuál o cuáles serán los tramos con los que vamos a trabajar en un recorrido de aproximadamente 500 metros. Con la ayuda de un mapa topográfico, señalaremos los diferentes tramos y anotaremos la presencia de referencias como puentes, caminos, señales, etcétera, para realizar un esquema donde situar, de la manera más precisa posible, todos los elementos que caracterizan el tramo, facilitándonos así el trabajo. La localización de cada uno de los tramos es de gran importancia, así como saber de qué río se trata y a qué cuenca hidrográfica pertenece.

Un colector situado en un tramo del río Miera. (FOTO: Proyecto Ríos)


Algunos de los aspectos que más nos deben interesar son, por ejemplo, saber si el río lleva agua o no, comprobar si el flujo es continuo o intermitente, la anchura y la profundidad del caudal, el color y el olor del agua así como su apariencia, y si hay infraestructuras relacionadas con actividades humanas como colectores, lavaderos o molinos. Su interés radica en que, de una manera u otra, afectan al desarrollo del río y condicionan tanto la vida de los animales que viven en él (peces e invertebrados) como la de los que viven de él (aves y mamíferos como nutrias). Por ejemplo, si el flujo del agua es intermitente o el caudal lleva poca agua puede ser debido al régimen de lluvias o puede estar relacionado con actividades humanas como el desvío del caudal por presas o por la sobrexplotación de acuíferos. O si nos fijamos en que la apariciencia del agua es aceitosa, ésta puede ser o bien por descomposición natural de la materia orgánica que aprovechan los seres vivos del río a lo largo de los tramos, o puede ser contaminación por vertidos. Por ello, es importante fijarnos en estos aspectos e investigar las causas de las posibles anomalías.

La flora es fácil de identificar con las fichas de campo. (FOTO: Proyecto Ríos)


El siguiente paso es conocer el ecosistema acuático, tanto desde un punto de vista fisicoquímico como biológico. Aquí tomaremos nota de la anchura, la profundidad y el caudal del río, así como de la sombra que se proyecta sobre él y si su sustrato son limos, arenas, gravas, cantos o bloques. Con la ayuda de los materiales facilitados por el Proyecto Ríos conoceremos las características físicas y químicas del agua. Así con el termómetro tomaremos la temperatura del agua y con las tiras reactivas conoceremos el nivel de PH (o grado de acidez del agua), los nitratos (imprescindibles para el crecimiento de las plantas) y los nitritos o dureza del agua con la que sabemos el grado de sales disueltas en ella. Para terminar de conocer el ecosistema acuático mediremos la transparencia del agua con un disco de Secchi y apuntaremos la flora tanto de la ribera del río como la que habita en él, y de la fauna, es decir, de aves, mamíferos, reptiles, anfibios o peces. Sin embargo, ésta es más complicada de ver, ya que por lo general es esquiva ante la presencia del ser humano pero, a veces, nos dejan pistas de su presencia en forma de huellas, restos de comida o excrementos.

Las huellas de una nutria. (FOTO: Proyecto Ríos)

 

Los macroinvertebrados

El río es un ecosistema muy complejo y de él forman parte muchos y muy variados organismos. Para conocer el estado de salud del río, el Proyecto Ríos emplea un sistema de bioindicadores: los macroinvertebrados acuáticos que viven en el agua. Esto se debe a que en ambientes degradados suele haber una cantidad y variedad menor de organismos debido a que unos resisten más a determinadas condiciones del agua que otros. Así, se estableció una equivalencia entre la presencia de algunos organismos y el estado de salud del ecosistema de manera que dependiendo del tipo de macroinvertebrados se creó una clasificación que va desde el nivel 1, que indica una excelente salud, hasta el nivel 5, que indica un estado de salud muy grave y difícil de recuperar.

El plecóptero indica una calidad buena del agua. (FOTO: Proyecto Ríos)

Los macroinvertebrados se capturan con una red homologada y se encuentran en las zonas que les son más favorables en función de su estilo de vida, como las raíces sumergidas de los árboles, las plantas acuáticas, bajo el sustrato del río o en la hojarasca. Es muy importante que los devolvamos al agua una vez que hayamos terminado nuestro análisis, ya que durante nuestra inspección debemos molestar lo menos posible al río.

Algunos macroinvertebrados que indican buena salud son los efemerópteros, los plecópteros o algunos coleópteros. Mientras que los oligoquetos y los dípteros son señal de una salud grave.

El quironómido indica una calidad mala del agua. (FOTO: Proyecto Ríos)

 

Informe anual

En el pasado mes de febrero se presentó el informe anual 2011 que elabora el equipo del Proyecto Ríos con los datos que recogemos los más de mil voluntarios que participamos en el programa. Según las conclusiones del estudio, el 40 por cierto de los cauces analizados presenta una calidad medioambiental buena o muy buena tanto en la calidad del agua como en el estado de los bosques de ribera, destacando el río Deva. Mientras, los tramos degradados se reparten entre el Asón, el Miera, el Pas, el Saja o el Besaya, que requiere un mayor esfuerzo debido a la presión demográfica e industrial que soporta.

Según la directiva marco de la Unión Europea, para el año 2015 todas las masas de agua tienen que estar en un estado óptimo o muy bueno, por lo que hay que seguir trabajando para conseguir este objetivo que, por ahora, superan los ríos de Cantabria.


Más información:

- Informe Anual 2011

- Cantabria prepara un Plan Hidráulico Regional




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La actividad de más de mil voluntarios permite determinar el estado de salud de los ríos

El 40 por cierto de los cauces analizados en Cantabria presenta una calidad medioambiental buena o muy buena

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