La inseguridad
puede obedecer a muchas causas: miedo al fracaso,
falta de confianza en uno mismo, indecisión
frente al futuro, entre otra multitud de cosas. Como
no podía ser menos en la era de la informática
y la comunicación, en Internet hay multitud
de vídeos y escritos que intentan darnos consejos
para acabar con esta falta de confianza, pero ninguno
de ellos nos proporciona una fórmula mágica
para vencerla, probablemente porque no la hay.
Todos y cada uno de nosotros tenemos
defectos, rasgos de nuestra personalidad o de nuestro
cuerpo que no nos gustan, pero creo que todos deberíamos
aceptar aquellos fallos que no nos convencen y querernos
tal y como somos. El problema radica en que nuestro
mayor crítico somos nosotros mismos. Seguramente
una persona que tú consideras “perfecta”
también podría sacar mil defectos
de sus rasgos o de su identidad.
Dejando a un lado las causas de
la inseguridad, vamos a analizar sus consecuencias.
En primer lugar está el miedo: miedo a atreverte
a hacer lo que realmente deseas hacer, miedo a hablar
con esa persona que se sienta delante de ti en clase,
miedo a fracasar en lo que te propones, miedo a
la independencia de hacer por tu cuenta lo que tienes
que hacer o miedo a no ponerte la ropa que te gusta
porque crees que no te queda bien.
Por otra parte, en el peor de los
casos, la inseguridad que sentimos también
puede llevarnos a atacar las inseguridades de los
otros para no tener que enfrentarnos a las nuestras.
De ese modo, hay quien intenta reafirmarse a sí
mismo burlándose de los puntos débiles
que muestran los demás y arrojándose
contra ellos como un león hambriento. Muchas
veces los inconvenientes residen en que no medimos
nuestras palabras: siendo conscientes de lo que
decimos, no pensamos en lo que podría suponer
para nuestros receptores. Con una frase podríamos
estar agravando una inseguridad que recae en lo
más hondo de la persona y que poco a poco
construye un cimiento de desconfianza difícil
de destruir. El problema es que ladrillo a ladrillo
levantamos un muro cada vez más alto y fuerte,
que solo podremos superar poco a poco aceptándonos
a nosotros mismos.
Llevará tiempo, pero tengo
la esperanza de que todos nosotros podamos superar
nuestros temores e inseguridades por nosotros mismos
o con la ayuda de otras personas, rodeándonos
de gente que nos hace feliz y que nos quiere como
somos. Si no es así y crees que necesitas
ayuda externa, siempre podrás recurrir a
especialistas sin miedo a que los demás te
consideren un “bicho raro”, porque no
lo eres, solo eres una persona normal como cualquier
otra.
De esta manera, algún día te despertarás
por la mañana y estarás conforme con
cómo te ves en el espejo y orgulloso de lo
que dices o de lo que haces. Y si ya eres muy seguro
de ti mismo, recuerda que puedes ayudar a todas
esas personas con inseguridades recordándoles
cada día que son geniales, porque lo son.