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Red-acción
Nº 132
ÉRASE UNA VEZ

La mujer solitaria

Por Luis Manuel Franco, TongshuayAo, Alba Hoyuela y Elihú Cano, estudiantes de 4º de Primaria del CEIP Mata Linares de San Vicente de la Barquera.

Un álbum ilustrado ha servido de base para las creaciones de los escolares. Esta es la historia de Luis Manuel Franco, TongshuayAo, Alba Hoyuela y Elihú Cano.

Grupo 1: Tongshuay, Alba, Elihú y Luis Manuel.

Pepito está enfermo en la cama y Natalia, su mujer, está preocupada y triste. Su gato Bigotitos está feliz como una perdiz. Pepito se murió y Natalia estaba triste y Bigotitos tumbado en la cama, como si nada. Natalia estaba haciendo la colada y pensando en Pepito. Tenía que hacer ella todas las tareas: recoger manzanas, lavar platos, regar plantas… su hijo Jaimito estaba pensando en ella y Natalia se puso a cortar leña para hacer una hoguera. Le tocó encargarse del huerto porque era muy trabajadora. Hizo un guiso con los nabos y el gato Bigotitos se lo comió. Natalia se enfadó mucho. Además casi se quema porque tuvo que hacer otro guiso.

Dibujo de Alba.

Bigotitos encendió una cerilla y casi quema la cocina, menos mal que su dueña con un cubo de agua lo apagó. El gato también se bebió la leche. Pasaron cinco meses y Bigotitos había engordado 150 Kg y tuvieron que operarle.

Natalia cocinó jamón y al intentar comerlo Bigotitos se quemó la cola. Además vieron unos gansos que se comieron sus manzanas, mientras el gato los observaba asombrado detrás de los árboles. Con las manzanas que sobraron hicieron compota.

Dibujo de Elihú.


El gato se durmió en el sofá y Natalia cerró las cortinas.
Al despertar, fue a recoger leña y vio que estaba nublado. Luego cogió guindillas y cambió las ventanas porque empezaba a nevar. Bigotitos empezó a escalar muy feliz. La mujer tuvo que echar aceite en una máquina para que no resbalase por la nieve y el gato cayó en el algodón lleno de aceite. Después, ella encendió la chimenea y el gato se fue a secar. Mientras ella cosía el jersey, Bigotitos lo deshilachaba. Cuando Natalia fue a guardar sus gafas el gato le dio un buen susto. Abrió la puerta y la luz la asustó. Se le cayeron los donuts y Bigotitos se los comió. Natalia, después de ducharse, tenía pelos de bruja, tanto que el gato se asustó mucho y fue a esconderse. Al final, el hijo de Natalia se hizo mayor… ¡y el pobre hombre se convirtió en una aceitera!

Portada del libro en el que se inspiraron.

 


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