Antes de
entrevistarme con él he hablado con algunos
niños de la catequesis. Críos de nueve
y diez años a los que Alberto acompaña
en los meses anteriores a su primera comunión.
A este religioso de los Sagrados Corazones, curtido
en décadas de misión entre los desfavorecidos
de México y Puerto Rico, los niños,
a sus 77 años, le ven como un hombre joven.
Risueño, sensato, humano, cercano. Esa es la
imagen que desprende un hombre de fe, siempre con
la mirada en Dios y con las manos abiertas a los hombres,
al que tenemos que dar las gracias por estar entre
nosotros y recordarnos cada día con una sonrisa
que ellos se escribe antes que yo.
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Adrián Gómez con el padre Alberto. |
Pregunta.-
¿Cómo
recibió la llamada de Dios?
Respuesta.- Mi vocación estuvo
muy ligada al ambiente religioso que existía
en mi familia. Mi abuelo a su vejez y tras la muerte
de mi abuela fue a vivir a un monasterio como un monje
más. Además, mi hermano y mi tío
también son sacerdotes.
P.- ¿Cuándo
entró en el seminario?
R.- Entré en el seminario
menor a los nueve años de edad y aunque claramente
a esa edad no tenía capacidad para saber lo
que quería ser, el buen ambiente que allí
había hizo que me quedara.
P.- ¿Primeras
impresiones de México?
R.- La primera impresión en
México fue de expectación, porque por
razones diplomáticas yo no podía ir
como sacerdote y en los documentos que tenía
que entregar figuraba que mi ocupación era
la de psicólogo en una de las escuelas de la
congregación, así que me tuvieron en
una sala de espera como una hora mientras revisaban
el papeleo hasta que el padre superior del colegio
vino y tras hablar con las personas encargadas de
la documentación me pude ir. Pero me gustaría
dejar claro que México es un país donde
se respeta mucho a los españoles y son muy
abiertos hacia nosotros.
P.-¿Qué
opina del culto a la sagrada muerte en México?
R.- Si es verdad que allí
se le tiene mucho respeto a la muerte, pero no nos
debe parecer algo tan extraño ya que nosotros
también realizamos ceremonias que tienen que
ver con la muerte. Además, la evangelización
de México fue realizada por los españoles.
P.- ¿Cuándo
fue a Puerto Rico?
R.- Yo fui a Puerto Rico como voluntario
ya que a la vuelta de México me sentía
un poco desubicado aquí. Puerto Rico no tiene
nada que ver con México, aquello es un paraíso
terrenal que además por el turismo se ha enriquecido.
Los campesinos de aquella zona no vivían en
la pobreza sino que tenían un nivel aceptable
de vida.
P.- ¿Alguna
vez se planteó dejar el seminario y formar
una familia?
R.- Sí, alguna vez sufrí
algún altibajo y pensé en irme, pero
el ambiente que había allí me ayudó
a recuperarme.
P.- ¿Cree
que en un futuro no muy lejano se permitirá
casarse a los sacerdotes?
R.- No te puedo responder a este
tema ya que es muy complicado, y aunque tenga mi propia
opinión prefiero reservármela.
P.- ¿Le hubiera
gustado viajar a algún otro sitio?
R.- La verdad es que no, no soy una
persona a la que le guste viajar por viajar. Además
en México había tanta riqueza cultural
que durante mis vacaciones nunca salí del país.
P.- Usted ha vivido
durante mucho tiempo en un país con mucha pobreza
y en el cual hay mucha natalidad. ¿Qué
piensa acerca de los métodos anticonceptivos?
R.-No estoy de acuerdo con todos,
solo con aquellos con los que la iglesia está
a favor.
P.- ¿Cree
que la iglesia utiliza unos cánones un poco
antiguos en lo referente a la acción social?
R.- Quizás se vea así
desde fuera, pero la iglesia está dispuesta
a la apertura, y totalmente entregada al servicio
del hombre. Eso, y el amor a Dios es lo importante.

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