Ignacio
Rodríguez del Bosque (Oviedo, 1965), es licenciado
en Ciencias Económicas y Empresariales y doctor
Cum Laude en Dirección y Administración
de Empresas. Desde 1997 es catedrático de Comercialización
e Investigación de Mercados en la Universidad
de Cantabria. Su actividad investigadora en los campos
de la distribución comercial, comunicación
comercial e investigación de mercados se ha
desarrollado también en la Universidad de Columbia
en Nueva York.
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Ignacio Rodríguez del Bosque acompañado
por nuestro reportero Jorge.
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Ha escrito
23 libros y 93 artículos en prestigiosas revistas
especializadas nacionales e internacionales. Ha dirigido
siete tesis doctorales, siendo colaborador habitual,
como autor y evaluador, de prestigiosas revistas científicas
como Tourism Management o Journal of Bussines Ethic.
También ha sido director general de la Fundación
Comillas y miembro del Consejo Económico y
Social de Cantabria.
Pregunta.-
¿Cómo
se decidió usted a estudiar Ciencias Económicas
y Empresariales? ¿Lo tuvo muy claro desde un
principio o hubo alguna influencia, por ejemplo, de
algún profesor o alguien cercano que le ayudara
a decidirse?
Respuesta.- Siempre tienes a alguien
en quien fijarte más o menos. Yo, por ejemplo,
tenía a mi padre al que, como empresario, veía
tomar decisiones, estar en contacto con el mundo de
la empresa, y eso, bueno, causó una honda impresión
en mí. Y así, yo creo que desde un principió
me orientó a estudiar la rama de ciencias en
el bachiller, y posteriormente, por influencia de
un profesor, a enfocarme directamente a todo lo que
era ciencias económicas. Ahí ya me encaucé
a lo que es mi orientación profesional.
P.-
La gente de
mi edad oye hablar del plan Bolonia y todos estamos
un poco confundidos sobre la implantación de
este sistema, si va a ser mejor o peor para nosotros.
Me gustaría saber cómo lo ve usted.
R.- Como todo cambio, supone un incentivo
y en consecuencia cabe pensar que va a ser mejor.
En el momento en que las personas están incentivadas
van a orientarse, o a desarrollar su actividad, en
el sentido adecuado. Bolonia lo que motiva, básicamente,
es que para todos sus estudiantes la educación
esté muy enfocada a su desempeño profesional,
de tal manera que nosotros diseñamos con la
colaboración de las empresas, que nos dicen
qué perfil necesitan sus trabajadores, los
nuevos planes de estudio. Eso es lo que hemos recogido.
Y ahora, en la segunda fase, en la que estamos, consiste
en la implementación de esos planes. Y lo que
hacemos es que nuestra docencia sea tremendamente
práctica; es decir, no perdernos en las teorías,
que son necesarias, pero a veces lo que se necesita
es la aplicación de esos conceptos, de esas
teorías.
P.-
¿Usted
cree que el proceso de Bolonia sufrirá algunas
modificaciones en su implantación o todo está
muy claro?
R.- Hombre, como en toda implementación
surgen imprevistos cuando se ejecuta. Hay una gran
crisis económica que ahora estamos intentando
resolver y que, sin duda, va a hacer más difícil
poner en práctica Bolonia. Eso lo que nos va
a obligar es a buscar formas creativas para intentar
que ese plan, con los pocos recursos que hoy en día
tenemos, sea lo más útil posible. Luego,
ya en un segundo plano, estaría el día
a día, buscar que con los recursos que hay
realmente se optimice que los estudiantes salgan formados
y que las empresas realmente reciban gente que sea
útil en su trabajo. Eso es el día a
día de toda implementación, pero, sin
duda, resoluble y fácil de soslayar.
P.-
¿Usted
cree que todo el mundo debería estudiar una
carrera universitaria?
R.- Con independencia de que sea
universitaria o no, lo que sí es verdad y lo
que sí tiene que ser necesario es que todo
el mundo tenga derecho a una formación digna.
No todo el mundo tiene por qué ser universitario,
ni tener un nivel por encima de sus necesidades, lo
que sí tiene que ser igual para todo el mundo
es la posibilidad de formarse, porque a las personas
lo que las diferencia realmente no es lo que son,
ni lo que tienen, ni cómo viven, sino lo que
saben, eso es lo que diferencia a las personas. Hay
mucha gente que en el desempeño de su actividad
no necesita la universidad, ya que con un FP les vale,
o con bachiller o con el título de ESO. Eso
en la vida profesional. En la vida privada cada uno
tendrá unas inquietudes, unos intereses, que
la Universidad tendrá, también que satisfacer.
P.-
¿Sigue
usted vinculado a la Fundación Comillas?
R.- Por supuesto que sí, sigo
dirigiendo cursos, seminarios, diferentes proyectos
de investigación. De hecho, antes de ser el
director de la Fundación Comillas yo era profesor
universitario; la única condición que
puse para dirigir la Fundación fue seguir siendo
profesor universitario, y así fue durante 6
años. Y una vez terminado mi mandato y el diseño
del plan estratégico volví a ser lo
que siempre fui, que es profesor universitario, y
por eso sigo vinculado y siempre seguiré vinculado
a ese proyecto.
P.-
De todas formas,
déjeme que le pregunte si la Fundación
Comillas va a traer muchos beneficios a España
y a Cantabria.
R.- Claro que sí, la Fundación
es uno de los activos más importantes que tiene
nuestra comunidad. Se cifra que las rentas derivadas
del uso del español rozan el 13% del PIB. Esto
quiere decir que, de toda la actividad económica
que se desarrolla durante un año, casi el 13%
de nuestra riqueza está vinculada al idioma
español. La realidad es que tenemos la tercera
lengua más hablada del mundo después
del chino y del inglés. Cada día hay
mas pujanza de lo español, y no sólo
del idioma, sino también de la cultura de las
empresas. El idioma es un signo de identidad que compartimos
todos los hablantes a los que nos une una cultura,
no sólo un idioma sino la lengua y la cultura
hispánicas nos dan unas señas de identidad.
Eso hace que sea más fácil hacer negocio,
nos entendemos con más facilidad, generamos
riqueza con más facilidad y, sin duda, el idioma
es un "facilitador" de los intercambios
de la generación de riqueza. El español
es uno de los activos más valiosos que tenemos
de cara al futuro.
P.-
¿Qué
opina usted de la juventud de ahora?
R.- Hombre, a mí la juventud
me da envidia; o sea, yo, si volviera a tener 15 o
16 años, en plena adolescencia, volvería
a hacer muchas de las cosas que hice, sobre todo esforzarme,
sacrificarme, estudiar, hacerle caso a mis padres,
trabajar todo lo que pude y más, todo eso lo
volvería a hacer sin duda alguna. Pero también
me divertiría más, ahora es mucho más
fácil compaginar las dos cosas ya que hay mucha
más interconectividad en todo el mundo, más
posibilidades, más oferta lúdica, y
un universitario puede perfectamente irse de Erasmus
a estudiar sobre todo, pero también a divertirse
y relacionarse.
P.-
¿Cómo
encuentra usted el nivel académico de sus alumnos?,
¿llegan bien preparados?
R.- Vamos a ver, no es que lleguen
bien o mal, sino que la formación es distinta.
Antes, una persona llegaba a la Universidad más
preparada técnicamente, con conocimientos muy
técnicos, cálculo, matemáticas,
estadística, etc., y eso lo convertíamos
al mundo de la economía en la econometría.
¿Qué es lo que sucede ahora?, que las
personas llegan más preparadas en su nivel
de idiomas, traen mejor preparación en técnicas
de presentación, de internet, de comunicación,
de redes sociales, etc. Entonces, por esto, yo no
diría que los jóvenes de ahora son mejores
o peores, sino que tienen distintas habilidades a
las que había hace años. Eso refleja
lo que va a ser la sociedad del futuro, lo importante
no va a ser la acumulación de cocimiento sino
la capacidad de búsqueda del conocimiento que
necesitamos en cada momento.
P.- Para usted,
¿qué es más gratificante dar
clase o escribir artículos e investigar,es
decir, la parte docente o la investigadora? ¿o
son complementarias?
R.- El profesor es prácticamente
como un alumno, con la pequeña diferencia de
que los alumnos pagan por estudiar y a los profesores
nos pagan por estudiar. Lo que pasa es que cuando
vosotros estudiáis lo que hacéis es
leer y repasar cosas hasta que te las aprendes. Nosotros
le llamamos estudiar a investigar, a aprender cosas
nuevas, y esas cosas nuevas ponerlas en práctica
y explicárselas a los alumnos.
P.-
Finalmente,
¿qué recomendaría a un alumno
de 3º de la ESO que esté pensando en hacer
una carrera universitaria dentro de cuatro años?
R.- Pues que hay que tener claro
que hay que esforzarse, trabajando todos los días
constantemente, y que el éxito está
garantizado en la medida que se tenga el esfuerzo;
se tardará más o menos, pero el éxito
llega, porque habiendo esfuerzo y objetivos todo llega.
A lo que os animaría es a que tengáis
claro lo que queréis y a esforzaros en el intento
porque es lo más gratificante que hay en esta
vida: alcanzar el objetivo planteado.

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