Esta historia
que os voy a contar, puede ser fantasía o realidad.
Resulta que en las verdes praderías del Pas
vivía una niña llamada Carmen que habitaba
en su cabaña junto a su hermano Pedro, su madre,
María, su padre, Jesús, y su hermana
pequeña, Valvanuz.
Un día de principios de verano
Carmen y su familia, como es de costumbre por esa
época, estaban recogiendo sus pertenencias
para "mudarse" a la "cabaña
veraniza", que se situaba en una montaña
cercana al Castro Valnera, una montaña de las
más altas de Cantabria con 1718 m de altitud.
Durante el verano su pueblo, los
pasiegos, se muda a una cabaña llamada "veraniza"
porque se utiliza durante la estación estival.
Pues bueno, ellas (Carmen y su madre)
estaban embalando sus cosas cuando, de repente, Pedro
entró corriendo en la casa y preguntó:
- Madre, ¿usted sabe dónde está
Candelita?
- No hijo, la última vez que la vi fue ayer
cuando estaba paciendo en el prado.
Por si no os lo había contado,
Candelita es la becerra que habían comprado
hace varios días en la feria.
Entonces a Carmen se le ocurrió
algo:
- Pedro, ¿a Candelita no le encantan las hojas
de fresno?
- Sí, ¿pero eso qué tiene que
ver?
- Pues que el fresno desprende un olor especial que
las vacas reconocen muy bien. Entonces, podemos ir
buscándola con unas pocas hojas de fresno,
y seguro que la encontramos.
- Me parece buena idea- dijo la madre- si queréis
podéis ir a buscarla mientras acabo de embalar
las cosas, pero tienes que llamar a Valvanuz.
- Vale madre- dijo Carmen- pero voy a coger el cuévano
porque igual se nos puede extraviar como Candelita.
¿Vale?- dijo Carmen riéndose.
- Sí, Carmen, mejor que cojas el cuévano–
respondió la madre- pero no bromees con esas
cosas.
Y así, los tres hermanos comenzaron
la búsqueda. Recorrieron atusando las hojas
de fresno todo el valle del Pandillo, que es un afluente
del Pas que nace cerca de la casa de la familia.
Entonces oyeron a lo lejos en un
bosque de hayas y fresnos, muy típico de aquella
zona por aquel entonces, un mugido muy familiar pero
muchísimo más fuerte de lo habitual.
- ¡Es Candelita! –pensaron los tres.
Entonces corrieron hasta llegar donde
estaba Candelita, que resulta que se había
quedado atrapada en un agujero escavado para cazar
jabalíes.
- Pedro, ¿crees que puedes sacarla?–
preguntó Carmen a su hermano.
- No lo sé, Carmen. Yo creo que lo mejor es
que vaya a buscar a alguien para que nos ayude. Sí,
iré a buscar a padre.
- Vale, pero date prisa.
- ¡Adiós!, dijeron los tres al unísono.
Al cabo de un rato, Pedro llegó
a casa y le contó a su padre lo sucedido. Éste
cogió lo necesario para rescatar a Candelita.
Transcurrido unos 20 minutos Candelita ya estaba fuera.
Cuando llegaron de vuelta a su casa, su madre y esposa
los estaba esperando con todo listo para marchar,
y pusieron rumbo a la "cabaña veraniza".
Cuando llegaron, los tres niños corrieron con
las últimas fuerzas que les quedaban para tumbarse
en la cómoda cama hecha con paja y una manta
por encima, donde se quedaron dormidos soñando,
eso sí, con Candelita.

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