| Cony 
                            soy yo, un conejo muy alegre y juguetón que 
                            casi siempre estoy sonriendo, excepto una vez en la 
                            que Pat se chivó de una cosa que yo no había 
                            hecho y el profesor me castigó una semana sin 
                            bajar al recreo. Los días que no estaba nadie en clase me iba 
                            a coger un libro a la estantería para leer. 
                            Esos siete días mis padres no se enteraron 
                            de que yo estaba castigado porque no se lo conté. Mi madre, Pacqi, todas las tardes me preguntaba qué 
                            tal me lo había pasado, si había atendido..., 
                            y yo siempre la decía que me lo había 
                            pasado muy bien en el recreo, que habíamos 
                            jugado un pedazo partido de fútbol y que habíamos 
                            ganado contra los de primero de la ESO. Kenki, el profesor, llamó a mis padres la 
                            tarde del martes, y ahí fue donde mis padres 
                            se enteraron de que yo había estado castigado 
                            una semana sin bajar al recreo. Mi madre me preguntó 
                            lo que había estado haciendo mientras duró 
                            el castigo, y la dije la verdad, que había 
                            estado leyendo tres libros que había hecho 
                            mi hermano Penky. Al día siguiente Kenki me cogió de 
                            las orejas y me puso delante de la clase, como si 
                            fuese el profesor, y me pidió que les dijera 
                            a todos mis compañeros lo que había 
                            hecho; él ya lo sabía, pero era para 
                            ver si mentía. Le vi al profesor con cara de que lo sabía 
                            y entonces dije la verdad:- Yo, durante el castigo, me puse a leer los cuentos 
                            de mi hermano Penky.
 Pat al final se enteró de que el que la había 
                            hecho daño no era yo sino su compañero 
                            llamado Juky. Juky le pidió perdón a Cony porque 
                            al final él era el que había dañado 
                            a Pat.    
                             
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