Aine estudia
Publicidad y Relaciones Públicas en Madrid
y desde el mes de marzo ha colaborado con la revista
digital del colegio La Paz de Torrelavega realizando
unas prácticas. Además de escribir una
columna semanal ha ayudado a los reporteros del centro
de Torrelavega en el proceso de crear noticias. 'De
bosques, árboles y mentiras' recoge su visión
sobre la polémica remodelación del eje
Prado-Recoletos y las tensiones surgidas entre la
baronesa Thyssen, Carmen Cervera, y el alcalde de
Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.
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Vista aérea
de la zona del conflicto. |
“Yo no entro en batallas de
barones, marquesas y faraones”. Esta frase tan
lírica de Rafael Simancas define con lucidez
(ha sido casualidad) la situación que vivimos
los madrileños, a cuenta de la remodelación
de eje Prado-Recoletos, un enmarañado bosque
que no permite ver el árbol de la mentira y
la guerra sucia política, del que vivimos colgados
en esta ciudad.
A nadie se le escapa que la obra
de la que estamos hablando, y que afecta a una de
las zonas más turísticas, significativas
y transitadas de Madrid (aledaños de Neptuno,
Carrera de San Jerónimo, Museo del Prado, Palace
, Ritz..), es una obra de calado, que afecta no sólo
a la vida de miles de madrileños, y a la vida
de decenas de árboles, sino al futuro de la
ciudad, que depende en buena medida de sus atractivos
turísticos.
El fondo de la cuestión radica
en que, queramos o no, la larga línea urbana
que desde Colón atraviesa Madrid hasta el final
del Prado, está rancia y vieja. Es un Boulevard
precioso pero, según que horas, inseguro, inapropiado
para personas con dificultades de accesibilidad y
con tendencia a la suciedad y al aspecto cutre. Algo
poco apropiado para la imagen de la capital del reino.
Madrid ya no es el poblachón manchego del siglo
pasado, es una capital europea, lo que implica unos
servicios de calidad para residentes y visitantes.
Por empezar, y aquí tiene razón la baronesa,
no entra en los parámetros de la lógica
que una carretera de tráfico denso pase junto
a un museo. Pero es que en la actualidad pasan dos,
y junto a dos museos, y eso ya lo sabía ella
cuando se decidió instalar la colección
en ese lugar. Para quien no lo conozca, entre el boulevard
del que hablamos y la fachada del Thyssen dos carriles
de alta densidad someten al palacio de Vistahermosa
a un traqueteo insufrible, y a una humareda insana
durante 365 días al año. Eso es así,
y aunque la baronesa y sus acólitos no lo reconozcan,
una mísera acera, sucia, con barandillas y
un muro carcelario separan al museo del torrente de
vehículos.
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La baronesa
Thyssen escoltada tras participar en la protesta. |
Toda la zona, de una belleza espectacular,
sufre desde hace décadas un abandono y una
degradación de la que los madrileños
deberíamos sentirnos avergonzados. Pero, aun
asumiendo que la remodelación es inevitable,
y que los planes de reordenación del tráfico
y reurbanización son inaplazables, lo del alcalde
no tiene nombre. Su tendencia a actuar sin contar
con nadie, a omitir datos, a obrar sin consultas y
sin publicidad, a ejecutar a lo grande sin mirar alternativas
ni mostrar sensibilidad hacia la vida de los madrileños
se ha hecho ya proverbial. La tala de árboles
y el desmantelamiento de zonas verdes en la ciudad
es ya parte de nuestra leyenda. No vamos a recordar
aquí las actuaciones, por llamarlo de alguna
manera, en la casa de Campo, el abandono del Retiro
o la destrucción en el eje de la N-II o en
la Sierra madrileña. Y nadie se ha escandalizado.
Un paseo por la castellana, o por los antiguos depósitos
del canal de Isabel II, donde un magno ¿museo?,
ha convertido la zona de Plaza de Castilla en un rescoldo
verde que corrobora esta afirmación. ¿Qué
tiene de distinto Recoletos?. Tiene que demuestra
claramente que Madrid carece de un plan razonable,
al menos conocido, de ordenación del tráfico
a 30 años vista. De hecho ahora conocemos que
desde hace años hay tres planes para la zona,
entre los cuales se incluye la barbaridad de un túnel
subterráneo junto al Museo.
Demuestra que se sigue soslayando un hecho que Madrid
deberá acometer quiera o no, la semi peatonalización
de su área histórica y turística.
Y tiene, sobre todo, un olor nauseabundo a batalla
política. Falta poco para las elecciones y
la lucha por el poder en el seno del PP no está
aparcada desde que Gallardón se retiró
de la lucha por la ejecutiva a través de su
fiel teniente. De hecho, el que Simancas ejerza de
irónico, pero no intervenga, que deje que la
sangre debilite al rival, es todo un síntoma
de que el PSOE prefiere la ventaja a mojarse por el
bienestar de los ciudadanos.
¿Y que pinta aquí la
baronesa?. Ella descarta que aproveche la situación
para renegociar la custodia de la colección
(recordemos que una parte importante de los fondos
del Thyssen no son del Estado, ni están cedidos,
sino que son de la baronesa). Probablemente tenga
razón. Pero mucho de despecho por el trato
recibido (o por no haber recibido trato, especialmente
de la Casa Real), y de sondeo del mercado electoral
sí que hay. Resulta en cualquier caso triste
comprobar como la vida de varios millones de ciudadanos
vale menos que las rencillas y el juego de ambiciones
entre dos dirigentes políticos. Tampoco sería
tanto pedir que en lugar de contar tantas mentiras
y ocultar tantas verdades, callaran, no hablaran por
nosotros y no se escudaran detrás de unos cientos
de árboles y unos miles de madrileños,
que entre la curiosidad y la buena fé acuden
a los mítines de la aristocracia. No habléis
por nosotros, con que cumpláis el trabajo por
el que cobráis nos conformamos. Y mientras,
la oposición viéndolas venir.
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