Todos
conocemos a los Rolling Stones: su famosa
lengua, creada a manos de Andy Warhol, es casi ya
más conocida que algunas señales de
tráfico; Mick Jagger y sus morritos o esa eterna
imagen del grupo a la que algunos asocian directamente
con las drogas o el alcohol. Pero, ¿quién
se acuerda de aquellos ex Stones? ¿Qué
fue de Mick Taylor?¿Dónde fue a parar
el chico de los teclados?
Mick Taylor
es para muchos el genio reconvertido de la banda.
Empezó en un grupo llamado The Juniors,
se incorporó a los Rolling en el 1969,
reemplazando al irremplazable Brian Jones,
cuyo historia merece un capitulo aparte (fue hallado
muerto en su piscina).
El disco en
el que podemos considerar a Mick un nuevo Stone
será dentro del Sticky Fingers (ya
que en Let it bleed sólo asoma su
cabecita en dos canciones) con una polémica
portada censurada en España, diseñada
¡cómo no! por Andy Warhol.
|
Portada de Sticky
Fingers |
El último disco en el
que podemos apreciar los movimientos de nuestro Taylor
es en It's Only Rock'n Roll (1974). Éste
fue su último disco en la banda, ya que Ron
Wood pasaría a ser el nuevo componente que
soportará el ajetreado ritmo hasta hoy en día.
Desde que comenzó
a andar solo ha colaborado con grandes artistas de
la talla de Bob Dylan, y ¡cómo no! con
sus viejos compañeros de juergas y música:
Keith Richards y Ronnie Wood. Pero no se despegó
de los Stones del todo, ya que en 1981 les
acompañaría durante su gira.
William Perks, más conocido como Bill Wyman,
tiene 58 años y fue el último en unirse
a la formación original de los Stones
como bajista.
En enero de 1993, después
de 31 años en la base rítmica de los
"Piedras Rodantes" Wyman decidió
irse. Ni un multimillonario contrato con el sello
Virgin, ni una gira mundial le hicieron cambiar de
opinión. Hoy es el dueño feliz de un
imperio virtual.
Este gran bajista es un punto de
referencia para los fanáticos de los Stones,
ya que pueden visitar la hamburguesería Sticky
Fingers en Kensington en Londres, fundada por
Bill en 1989 y decorada con todo tipo de recuerdos
( instrumentos, fotos..) que harán las delicias
de más de uno.
|
Hamburguesería
Sticky Fingers |
Pero lo que más nos llama
la atención es sin duda su rinconcito virtual
(http://www.billwyman.com/)
en el que cabe la posibilidad de hacerte socio, pero
aquí hablamos de dólares ya. Puedes
elegir la opción de prueba y afiliarte durante
1 mes, pero lo interesante es elegir la opción
de 1 año, en la que por menos de 70 euros podrás
cotillear en El diario de Bill, contemplar
fotos inéditas y hasta fichar nuevos grupos
de su catalogo de nuevas o viejas promesas musicales
infravaloradas (el que algo quiere, algo le cuesta).
Nos colamos por sus foros. La verdad es que pocas
respuestas vemos por aquí, como máximo
tres o cuatro. Aquí cada uno va a su bola y
no sigue el hilo central.
En definitiva, si te interesa el
tema puedes pasarte la tarde entera cotilleando entre
los múltiples mensajes de sus seguidores, aunque
todos te dirán prácticamente lo mismo:
que si uno le conoció en no sé dónde,
que si el concierto de no sé qué, que
si Bill por favor contesta a...
Sus proyectos en solitario son bastante
interesantes, de hecho sigue ofreciendo conciertos
de vez en cuando, aunque esta vez descubrimos que
lo hace en teatros con cierto renombre; aunque claro,
sin olvidar sus orígenes (entre sus fechas
se incluyen también algún antro donde
actuar).
La inspiración por la música
le llegó de nuevo en el 1995, año en
que comenzó de nuevo a ensayar y a raíz
de estos ensayos se publicó el primer cd de
su nueva banda Rhythm kings en octubre del
97. Se pusieron en marcha junto al resto de la banda,
en la que se encontraba Tucky Buzzard, guitarrista
y el mismo al que Bill había producido tres
discos y decidieron empezar a tocar en clubes, poco
a poco de nuevo.
A Bill todos estos nuevos shows le
recordaban los días en que tocaba con los Stones
en los tradicionales cafés de jazz en los años
62 y 63, así que le entró la nostalgia
por el cuerpo y se animó el año siguiente
a lanzar el segundo cd en 1998, que les llevaría
al Norte de Europa y Escandinava y en Inglaterra al
puesto número 5 durante dos semanas. También
sabemos de él, que hace poco se volcó
a la experimentación con instrumentos electrónicos
y máquinas de ritmo y grabó un disco,
Stuff, que sólo fue editado en Japón.
Ian Stewart siempre quiso ser un Rolling Stone
pero sin autógrafos. Era el teclista de la
banda, hasta que en un momento dado montó una
propia, los Rocket 88, en la que hacía
lo que le verdaderamente le gustaba: promocionar a
sus amigos, ayudar a la gente que consideraba buena,
etc.
Stu, así le llamaban sus compañeros,
jugaba el papel de el tipo maduro de la banda, ataviado
siempre con unos vaqueros, un polo y si podía
un palo de golf en la mano.
El teclista lo único que quería
era disfrutar de la música y nunca llegó,
ni intentó amoldarse a ese estilo y pose que
mantenían sus demás compañeros,
tampoco le interesaban las fotos, ni los autógrafos.
En definitiva, su pasión era la música
y no toda esa "parafernalia" que se montaba
a su alrededor.
Su repentina muerte, a finales de
1985, fue como un pelotazo para la banda, y los Stones
siempre le recordarán como un gran tipo, siempre
fiel a su estilo, siempre dispuesto a dar algún
gran consejo musical y lo más importante, como
la persona que consiguió que fuesen coherentes
mientras duró su "estancia" en el
grupo.
SUBIR
|
|