Hay
una frase que dice que tengas cuidado con lo que deseas
porque puede convertirse en realidad. Una niña
llamada Ana quería tener un perro, pero se
dio cuenta de que todo no era tan sencillo.
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Quería
con todas sus fuerzas tener un perro |
Había una vez no hace mucho tiempo y cerca
de aquí una niña llamada Ana a la que
le encantaban los perros y a pesar de que tenía
muchos animales, quería con todas sus fuerzas
tener un perro, y ella lo intentaba en cualquier ocasión:
-Papa mira que cachorros tan bonitos-decía
continuamente-.
Como os he dicho antes, ella tenía muchísimos
animales: pájaros, gatos, conejos, peces…
y a todos les quería mucho, pero aún
así quería perros y repetía cansinamente:
quiero un perro, quiero tener un perro, quiero un
perro…
Un día que Ana iba con su tía por una
calle ancha vio una tienda de animales donde había
montones de perros: alargados, gordos, flacos, grandes,
peludos... y, claro, quiso entrar y dijo:
-Tía, ¿vamos a mirar esos perros?-.
-No tenemos tiempo Ana- respondió su tía-.
- Pero yo quiero un perro- dijo ella-por favor…-.
- Ya te le comprarán tus padres- insistió
su tía-
Así siguió y,
sin que se dieran cuenta, se les pasó la tarde.
Cuando por fin llegaron a casa su tía le dijo
a su padre que se había portado muy mal y dijo
su padre:
- Ana ya no podemos contigo y con tu capricho de querer
tener un perro.-
- Pero papa…- dijo ella-.
Pero el día de su cumpleaños Ana inesperadamente
recibió un regalo especial:
-¡¡¡¡Un perro!!!- chilló-
me han regalado un perro-.
- Si cariño- le dijo su madre-.
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El perro aún era un cachorro, pero era
precioso
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El perro aún era un cachorro, pero era precioso;
tenía el pelo de color marrón canela
y algunas manchas por las patas y la niña le
llamó Canelón.
-¿Cómo le pones ese nombre, Ana?- le
dijo su padre-.
- Porque tiene la piel de color canela-.
Lo que no sabía Ana era que pronto ya no le
gustaría tanto como antes tener un perro, y,
poco a poco, a Ana se le fue complicando la cosa,
pues ella no se imaginaba que todos los días
el perro hiciese sus necesidades, que había
que pasearle…
Entonces ella intentó hablar con sus padres:
- Papá, mamá – dijo ella- hay
algunos problemas con el perro-.
- ¿Le pasa algo?- preguntó extrañada
su madre-.
- No
- Y entonces ¿Por qué nos dices eso?-dijo
su padre-.
- Porque ya no me gusta mi perro-.
- ¿¿¿Cooommmmoooo???-gritaron
sus padres a la vez- con todo el rollo que nos has
metido y ahora nos dices que ya no le quieres.
- Lo siento- dijo Ana– yo no pensaba que tener
un perro sería tan duro y trabajoso pero supongo
que ahora nos tendremos que quedar con él.
Y así Ana supo que tener un perrito no era
nada fácil y aprendió que cuando se
quiere algo de verdad hay que saber hacer lo que dicha
cosa requiere.
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