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Nº 125

OPINIÓN / TEMA DEL MES

Horas de tensa espera

Por Álvaro Gómez, estudiante de Bachillerato del colegio Nuestra Señora de la Paz de Torrelavega.

Le podremos dar muchas vueltas al tema, pero la realidad que estás obviando, continuadamente, es que desde 1714 una parte significativa de la población catalana siente que España les ha arrebatado su libertad y su historia y que desean recuperarla.

Hoy las decisiones de los representantes de la sociedad catalana están de moda, pero las raíces del problema están muy enterradas y las hemos dejado pudrirse a dos palmos de la superficie.

No solo ha sido una semana, en los últimos años pocos han sido los días en los que al ver las noticias las palabras Cataluña, independencia y referéndum no aparecieran en los titulares. Y los demás, y especialmente nuestros representantes, han asistido mudos (o al menos entre susurros) ante el avance de esta comunidad poco a poco hacia lo que antes todos considerábamos una utopía.

El 23 de enero de 2013 el Parlamento de Cataluña aprobaba la declaración de Soberanía en la que se calificaba a Cataluña como un "sujeto político y jurídico soberano" y se le otorgaba al pueblo catalán el derecho de autodeterminación, es decir, el derecho a decidir sus propias formas de gobierno. La votación fue calificada por el presidente de la Generalitat como "histórica". Y los demás protestamos, y dijimos que era ilegal, y que no tenía valor alguno. Pero existía, y hemos pasado de rabieta a una amenaza tangible.

Cierto es que no es oro todo lo que reluce y Mas no ha sido capaz ni de limpiar una gestión deplorable, ni de aunar en torno suyo a una mayoría clara de la sociedad catalana. Pero ni eso, ni sus coqueteos con la más burda e inmoral corrupción han sido un acicate para obligar al gobierno español a dar soluciones más allá de un puñado de amenazas o un par de apelaciones a la melancolía.

Muchos políticos catalanes han denunciado los "delirios independentistas" de Mas, la ilegalidad de los medios que se están utilizando para conseguir la independencia; muchos economistas y miembros de la cultura han avisado sobre las repercusiones para la vida cotidiana de todos los españoles de una decisión de este calibre, de la falta de una mayoría cualificada o de los riesgos para la convivencia.

Los grupos parlamentarios catalanes han criticado la inactividad del gobierno de Mas al no haber habido avance alguno en la consulta de autodeterminación de Cataluña desde la declaración de Soberanía y por no haber tomado prácticamente ninguna medida para solucionar los graves problemas económicos y sociales existentes en Cataluña porque, aunque solo se hable de la independencia, Cataluña también pasa momentos duros al igual que el resto del país. Es por esto que muchos opinan que este tema es una mera cortina de humo para tapar la mala gestión del gobierno. Aun así parece ser que pase lo pase, haga lo que haga Convergencia siempre tendrá el apoyo de los independentistas de izquierda, al menos hasta que les sea útil, aplaudiendo cada decisión.

Es cierto que hay gente con problemas mucho mayores que saber si es español o catalán, como por ejemplo dar de comer a sus hijos o conservar su vivienda. Tanto como que no hemos sido capaces de enfriar un conflicto que crece a cada instante, ante la incapacidad de todas las partes para conseguir algo tan elemental en política como facilitar la convivencia.

Ahora simplemente nos queda esperar para ver si Cataluña alcanza la paz social o el barco se hunde por su propio peso.

 


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Desde el independentismo plantearon estas elecciones como un plebiscito sobre la independencia de Cataluña

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