Como testigo en primera
línea de la toma de las decisiones más
importantes para el mundo occidental de hoy,
piensa en la burbuja inmobiliaria en la que
España se vio involucrada como "un
grave error". Y afirma que, en menos de
una década, nuestro país "pasó
de ser un ejemplo en Bruselas a uno cuyos índices
de paro dan escalofríos".
Pregunta.-
¿Cómo llegó a Bruselas?
Respuesta.- Estuve 12 años
trabajando para TVE en Bilbao en una de las
etapas más duras de ETA y en 2007 me
propusieron ir a una corresponsalía.
Entre las opciones que me dieron elegí
Bruselas y aquí llevo desde 2008.
P.-
¿Qué ambiente se respira en Bruselas
con la difícil situación que está
viviendo la UE?
R.- Un ambiente de pesimismo.
Cuando llegué, en verano de 2008, cayó
Lehman Brothers y se desató lo peor de
la crisis económica con todas sus derivas
de deuda soberana, países rescatados
y todo lo que hemos ido conociendo a lo largo
de estos años. Es eso lo que me tiene
aquí ocupado, tratando de contarlo y
de descifrarlo para la audiencia española.
En Bruselas creo que hubo un primer momento
de desorientación porque se juntaba la
crisis que se aproximaba con una falta de estructuras
en la zona euro como para dar una respuesta
sólida a la que estaba cayendo. Por ello
han tenido que tapar agujeros como Grecia, Portugal,
Chipre, la banca española... y construir
una serie de estructuras en las que la moneda
común se pueda sustentar. Es una situación
muy difícil, muy compleja, que requiere
de muchísimas reuniones y negociaciones.
Ha habido mucha negatividad y creo que sigue
habiéndola. Aunque se ha dado con una
receta, la receta por la que apostaba Alemania,
la de la austeridad, de momento no está
dando los resultados deseados, ya que no conseguimos
salir de esta crisis. Hay bastante preocupación.
P.-
¿Ha empeorado la imagen de España
en estos últimos meses con los casos
de corrupción o por los famosos escraches,
o se la ve como un país serio que está
cumpliendo con los objetivos de la UE?
R.- La imagen cambia si nos
atenemos a los últimos años o
si nos atenemos a los últimos meses.
España pasó de ser un modelo a
seguir a nivel europeo, con un boom económico
que todo el mundo ojeaba, a meterse en una crisis
tremenda y a tener un sector bancario muy gripado.
Creo que a lo largo de los últimos tiempos
España ha tomado conciencia de la difícil
situación por la que atravesaba, se ha
dado cuenta de la necesidad de llevar a cabo
una serie de medidas correctoras exigidas por
Bruselas y en ese sentido la UE está
razonablemente satisfecha, aunque dependiendo
de las temporadas tienen una evaluación
u otra. Lo que más preocupa es que no
acabe de movilizarse el mercado laboral, porque
España tiene unos índices de paro
que en Bruselas dan escalofríos.
P.-
¿Crees que el famoso rescate y la prima
de riego han afectado mucho en la confianza
de los mercados en España?
R.- Desde el verano pasado
la prima de riego nos ha dado un respiro y desde
entonces las cosas no han ido a peor, pero es
cierto que España, por su deriva económica,
ha ido perdiendo crédito en los mercados
y eso cuesta recuperarlo. También se
debe a la propia deriva del euro, que no genera
credibilidad a los inversores internacionales.
Se ha demostrado que el euro no tiene una estructura
estable detrás que lo soporte y algunos
cifran que esas dudas sobre el euro generan
unos 200 puntos básicos al alza de la
prima de riesgo en países como España
o Italia.
P.-
Tras el rescate de Chipre, ¿se cree que
la UE no es tan estable como parece, que sus
planes están en continuo cambio?
R.- Sí. Chipre ya había
pedido el rescate hace un año. Bruselas
ha esperado a dar la respuesta hasta después
de las elecciones. Una vez más se ha
demostrado que la zona euro está improvisando
respuestas al aluvión de problemas que
se generan. En el caso de Chipre se decide en
la madrugada de un sábado que la respuesta
pasa porque los poseedores de depósitos
en bancos chipriotas también tengan que
asumir pérdida, lo cual es un disparate
para la confianza en el mercado. De hecho la
respuesta que se ha dado no está del
todo clarificada.
P.-
Se ha visto últimamente que no se confía
tanto en la política de austeridad defendida
por Merkel. ¿La postura de la UE también
ha cambiado en ese sentido?
R.- El otro día en Dublín
el ministro de Economía, De Guindos,
decía claramente que la UE debe reflexionar
qué se ha hecho mal para que sea la única
zona que sigue sin crecimiento económico
mientras que otras zonas han visto mejoradas
su economía con otro tipo de medidas
económicas. Creo que la austeridad es
necesaria pero quizás no sea lo mejor.