Los alumnos de 3º
de la ESO tuvimos la oportunidad de recibir una charla
de unos 50 minutos de duración, la cual nos
interesó bastante. Tras el segundo recreo,
mis compañeros y yo tuvimos que esperar en
nuestra aula a la llegada de la señora que,
a continuación, nos impartiría el entretenido
discurso. Tras un breve espacio de tiempo esperando,
por fin apareció.
En primer lugar nos hizo una breve
introducción del tema de la charla, el cual
era la capacidad de desarrollo del talento, ya que
aunque uno mismo crea que no tiene, todos contamos
con el don del talento. El nombre de ella era Cristina
Pardo, y nos contó que durante su vida había
sido muchas cosas, entre ellas miembro del Comité
Olímpico Español y directora de recursos
humanos internacional.
La charla comenzó preguntándonos
que si sabíamos qué era el talento,
y algunos valientes levantaron la mano contestando
cosas como: “Mmm… el talento es algo que
se nos da bien” o cosas como “alguna habilidad
en la que destacamos de los demás”. Ambas
contestaciones estaban bien, el talento principalmente
era eso, una actividad que se nos da mejor que el
resto. Preguntó que quién tenía
talento, y pocas personas levantaron la mano, el resto
no la levantaron por vergüenza. A continuación,
nos preguntó que en qué destacábamos
cada uno, y las respuestas eran variadas: fútbol,
baloncesto, dibujo, ciclismo, etc. Nos contó
que había 8 tipos de talentos diferentes: musical,
físico-deportivo, espacial, etc. Nos concienció
también de que todos tenemos talento, y para
desarrollarlo necesitaríamos esfuerzo y trabajo,
ya que es así como se consiguen las cosas.
Nos puso el ejemplo más cercano posible; su
familia, gente de los valles pasiegos. Sus padres,
de pequeños, no pudieron disfrutar de las cosas
que querían hacer, por lo que a ella y a sus
dos hermanos, les concedieron el poder hacer lo que
deseasen en su vida.
El hermano era muy inteligente, por lo que sus notas
eran muy buenas, aunque no le gustaba estudiar, cosa
que hizo que se metiese a la panadería del
padre, con lo que con el paso de los años,
fabricaron un pan especial que contaba con necesidades
para gente con problemas de glucosa.
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María
Pardo, segunda por la izquierda, con la medalla
de oro del mundial de 1995. |
María, la hermana de Cristina
era más pequeña que ella, por lo que
cuando Cristina acudía diariamente a sus clases
de gimnasia rítmica, ella la acompañaba
y se sentaba las dos horas de entrenamiento a observar
cada movimiento, ya que a ella no la dejaban participar
porque las plazas estaban cubiertas. Unos meses después,
una de las compañeras de gimnasia rítmica
de Cristina dejó las clases, por lo que su
hermana pudo entrar. Se esforzaba muchísimo
cada día, tenía talento. María
llegó a ser campeona del mundo de esta disciplina.
Cristina tenía claro desde
pequeña qué quería ser. Se empezó
a interesar por la desnutrición en el mundo,
por lo que se marchó a un país del tercer
mundo con la idea de permanecer allí durante
unos meses. Finalmente, se estuvo allí durante
7 años, en los cuales reunió a gente
voluntaria como ella y creó diferentes clases
extraescolares, cada una de una modalidad diferente;
fútbol, gimnasia rítmica,… Ella
era la encargada de organizar e impartir las clases
de gimnasia rítmica, y cuando vio la cantidad
de personas que se unieron se quedó impresionada.
Tras quedarse con las mejores, hizo un equipo, el
cual ganó grandes campeonatos a nivel mundial,
con niñas que, hace tiempo, eran simples niñas
desnutridas. Construyeron comedores, hospitales, residencias,
casas, etc.
Al concluir la charla, nos quedamos sorprendidos y
sin palabras, mientras ella nos repartía un
papel sobre una página web. Me gustó
mucho la charla, fue entretenida y muy original.
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