Un día en el sur de España, en Granada,
había un pueblo muy pequeño llamado
Ronda que estaba hechizado por una bruja muy malvada.
Los rondeños no podían hacer viajes
porque estaban metidos en una burbuja. Pero el problema
no era que no podían viajar, sino que trabajaban
como esclavos para la bruja Piruja.
Un día los rondeños se hartaron y Piruja
les dijo:
- ¿Qué hacéis? ¡Seguid
trabajando!
Uno de ellos dijo:
- No vamos a seguir trabajando para ti.
La bruja se puso tan enfadada que tiró un
hechizo trueno y ¿a que no saben lo que pasó?
Que deshizo el hechizo y la bruja desapareció.
Aquel día no solo salieron del hechizo sino
que hicieron una fiesta.
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