El alumnado de la
clase de 2ºB ha escrito un cuento con un tema
muy especial: las matemáticas. Se lo dedicamos
a nuestra aula amiga 4 años B por ayudarnos
en nuestra creación literaria y por ser nuestra
fuente de inspiración y motivación.
Hace mucho tiempo, en
la capital de Rumanía, llamada Bucarest, vivían
unos niños llamados Anabel, Ángel, Raúl,
Sandra y Alejandra. Tenían 6 años, eran
muy aventureros, simpáticos y alegres pero,
sobre todo, les gustaba hacer travesuras.
Un día se les ocurrió
ir al Reino de las Matemáticas. Y así
lo hicieron, fueron al Reino de las Matemáticas
en una alfombra mágica.
Cuando llegaron al reino vieron
a un gigante que estaba pisando números con
mucha rabia, mientras decía:
-¡Fuera tres, siete
ya no existirás, nueve ya no me volverás
loco!
Los niños estaban aterrorizados,
los habitantes corrían asustados y sorprendidos.
El gigante siempre había sido muy bueno.
Los niños, que eran
muy valientes, le preguntaron:
- ¿Por qué estás
destruyendo los números? El gigante dijo con
mucha tristeza:
- Fue sin querer, en verdad lo hago porque me da mucha
rabia no saber lo que son los números, ni contarlos,
ni para qué sirven.
A los niños les dio
mucha pena y pensaron que debían enseñarle
al gigante la importancia de los números. Así
que decidieron buscar al rey de las matemáticas
para que les ayudase.
Cogieron el camino que iba
al palacio y se encontraron con un personaje muy extraño
¡un número grandísimo! que se
hacía llamar Numerón.
Los niños le preguntaron:
-¿Dónde está el rey?
Numerón dijo:
- Subid las escaleras, entrad por la puerta grande
y al fondo estará el rey en su trono
Los niños hicieron lo que les dijo Numerón,
y llegaron hasta el rey.
Le contaron lo sucedido con
el gigante y le dijeron:
- Queremos que enseñes las matemáticas
al gigante. ¿Podrías hacerlo?
El rey se puso a pensar y,
al cabo de un rato, les respondió:
- Sí, le voy a ayudar, pero con una condición:
que se convierta en el guardián de los números
de este Reino
El rey mandó traer al gigante a su palacio,
y allí, con mucha paciencia, le enseñó
números, círculos, cuadrados, las horas
del reloj, etc. El gigante estaba encantado y feliz.
Los niños se pusieron
muy contentos porque habían hecho algo bueno,
pero se tenían que ir otra vez a su casa. Se
despidieron del gigante, del rey, cogieron su alfombra
y regresaron.
Desde aquel día, cuando
están en clase con la profesora de matemáticas
se acuerdan de su visita al Reino de las Matemáticas…
Colorín
colorete
por
la chimenea sale un cohete
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